Este sábado 10 de mayo de 2025 las naciones productoras de todo el mundo celebraron el “Día Mundial del Pollo”, una fecha instituida para rendir homenaje a uno de los alimentos más consumidos, accesibles y estratégicos para la seguridad alimentaria global: la carne de pollo. En este sector, *América Latina desempeña un papel de liderazgo mundial*, según *el Instituto Latinoamericano del Pollo (ILP), órgano vinculado a la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA)*.

En 2024, la producción mundial de carne de pollo superó los 103 millones de toneladas, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). De ese total, *casi el 30 % proviene de América Latina*, según estimaciones del ILP/ALA. En total, *29,9 millones de toneladas* fueron producidas por países de la región.

América Latina también se destaca como “gran exportadora global”. De los 13,5 millones de toneladas exportadas en todo el mundo, 5,7 millones de toneladas tienen origen en países latinoamericanos.

El impacto de la avicultura en América Latina va mucho más allá de los volúmenes productivos. Con una población estimada de 663,7 millones de personas (datos de la CEPAL), la región no solo presenta un alto consumo de esta proteína —con un promedio de *39,6 kg por habitante, uno de los más elevados del planeta*—, sino que *depende del sector como motor de desarrollo económico y social*.

Se estima que la cadena avícola latinoamericana genera millones de empleos directos e indirectos, especialmente en zonas rurales y ciudades intermedias, donde la producción de carne de pollo representa *acceso al ingreso, inclusión productiva y dinamización de cadenas industriales locales*.

Además de impulsar las economías locales, la producción avícola en América Latina se caracteriza por altos estándares sanitarios y sostenibilidad ambiental, destacándose por el uso eficiente de recursos naturales y bajas emisiones de carbono por kilo producido, en comparación con otras proteínas.

“Celebrar esta fecha es fundamental, no solo para reconocer el valioso trabajo de nuestras cadenas productivas, sino también para reafirmar el compromiso que tenemos, como grandes productores, con la seguridad alimentaria de nuestras naciones y del mundo. La carne de pollo es mucho más que una fuente de nutrición: es una herramienta de desarrollo, inclusión y sostenibilidad”, afirma María del Rosario Penedo de Falla, presidenta de la ALA._*

De acuerdo con el *CINCAP (Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo de Argentina), 150 gramos de pechuga de pollo sin piel aportan:

• 32 g de proteínas de alto valor biológico, que contienen todos los aminoácidos esenciales.

• Bajo contenido de grasas saturadas.

• Niacina (vitamina B3) , fundamental para el metabolismo energético, la prevención de enfermedades neurológicas y la salud de la piel.

•Triptófano, aminoácido precursor de la serotonina, que contribuye a la regulación del estado de ánimo y del sueño.

“Por ser ligera, digestiva y versátil, la carne de pollo es ideal para todas las etapas de la vida —desde la alimentación complementaria en bebés hasta adultos mayores—, así como para deportistas y personas en procesos de recuperación nutricional”, cerró el comunicado.



Fuente Clarin.com

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