A 48 horas de la decisión presidencial de echar a la embajadora argentina ante la Organización de Estados Americanos, Sonia Cavallo, a raíz de las declaraciones de su padre sobre el nivel del tipo de cambio y el cepo los operadores financieros no terminan de asimilar el impacto y las consecuencias.

El Presidente Javier Milei calificó de “impresentable” a Domingo Cavallo. Fue luego de que el ex ministro de Economía opinara en su blog personal que el peso está sobrevaluado y que el gobierno tendría que anticipar la unificación cambiaria y la salida del cepo.

El Presidente, que fijó su posición en la semana en una nota técnica publicada en La Nación de la que pudieron extraerse, por lo menos, dos conclusiones categóricas: el tipo de cambio no está atrasado (el dólar de convertibilidad sería de $700) y no habrá una devaluación en 2025.

Para Mieli, además, el nivel actual del dólar, aunque muchos economistas lo consideran retrasado frente a la inflación y a otras monedas de la región, está sustentado en que el gobierno logró mantener un superávit fiscal y, por tanto, eliminó la emisión de pesos para financiar al Tesoro.

La nueva era cambiaria, además, se sustenta en que el balance energético pasó de déficit a superávit y que el nivel de exportaciones, que hoy ronda los US$ 80.000 millones, pasaría en poco tiempo a US$ 110.000 millones según los cálculos del titular de la consultora ABECEB, Dante Sica.

Un resultado que se sostiene de manera cíclica es que cuando a la Argentina la va bien porque ingresan capitales, el tipo de cambio tiende a atrasarse y, en este caso el proceso es acelerado.

Dos caras de la moneda de la valorización del peso fueron el resultado del blanqueo(los depósitos privados subieron en US$ 16.000 millones , según Outlier) y la caída desde julio de los dólares libres.

La baja de 25/ 30% del blue y el CCL cambiaron todas las valuaciones medidas en términos de dólares en muy poco tiempo.

Polémicas aparte, y en otro plano, fueron muchos los argentinos que veranearon en Chile y Brasil y volvieron destacando lo barato que les resultó comprar electrónicos, ropa, zapatillas y comida. El peso aparece poderoso frente a las monedas de los vecinos.

El infundir temor sobre empresarios y economistas a la hora de opinar sobre temas sensibles, en este caso la apreciación del peso como resultado del aumento de la demanda de dinero, forma parte para Sica del “cambio en el eje de la política pública” que podría sintetizarse en que para el gobierno toda decisión se toma bajo el paraguas de la estabilidad cambiaria para bajar la inflación con la mirada puesta en las elecciones de octubre.

En ese sentido los empresarios, todos (campo, industria, servicios, comercio) orientan sus pedidos para mejorar la competitividad no en el tipo de cambio sino en la baja de impuestos para no caer en la mira oficial que puedan considerados “devaluacionistas”.

Mientras tanto, los operadores del mercado se mantienen a la espera de los dólares que puedan venir del nuevo acuerdo con el FMI y del nuevo escenario internacional, marcado por el arranque de la política del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El 4 de marzo entrará en vigencia en EE.UU. el aumento de 10% a 25% de los aranceles sobre el acero y el aluminio y la eliminación de todas las excepciones por países y acuerdos de cuotas, así como las exclusiones arancelarias específicas para algunos productos elaborados.

En la opinión de un experto en comercio internacional como es Marcelo Elizondo, para la Argentina ahora comienza una nueva etapa de negociación en la que el Presidente Milei cuenta con la ventaja de su afinidad con Trump.

Pero, mientras esa negociación avanza, los mercados ya tomaron nota y están actuando en consecuencia al aumento cruzado de aranceles entre EE.UU Y China (15% al carbón y gas licuado de EE:UU. y 10% al petróleo de ese país) y a sus posibles consecuencias.

La Fundación Capital en su último informe sostiene que ” esta dinámica (suba de aranceles en EE.UU. aunque después queden en suspenso como fue para los casos de Canadá y México) incrementa el riesgo de inflación norteamericana lo que podría derivar en una tasa más elevada de la Reserva Federal y un dólar más fortalecido a nivel global”.

Un dólar más fuerte tiende a deprimir los precios de las materias primas y, sumado a una suba de aranceles, genera presión sobre las monedas de los países emergentes.

Frente a esa posibilidad, el Presidente Milei ya adelantó su política contraria basada en que no habrá una devaluación y el tipo de cambio oficial continuará creciendo al 1% mensual.

Ese esquema, por ahora se mantiene con vigencia del dólar blend (20% de las exportaciones se liquidan en el contado con liquidación con el objetivo de mantener a raya la brecha con el oficial) y con el aliciente de la baja temporal de retenciones para las liquidaciones de granos y cereales.

La compra de dólares de los exportadores por parte del Banco Central continuará siendo el dato que cobrará relevancia para cambiar de signo un resultado sensible: las reservas “netas” del Central se mantienen en el terreno negativo desde los tiempos de Sergio Massa ministro de Economía.



Fuente Clarin.com

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