En estos días debía comenzar un juicio contra Laura Villalba, enfermera paraguaya, mamá de María Carmen, una de las niñas asesinadas en Paraguay el 2 de septiembre de 2020. Laura es tía de Lilian Mariana, la otra niña asesinada, y de Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, Lichita, desaparecida con 14 años el 30 de noviembre del mismo año. Lichita es hija de Carmen Villalba, presa política que lleva 17 años de prisión, y continúa detenida a pesar de haber cumplido su condena a mediados del año pasado. El ensañamiento del régimen neostronista con la familia Villalba, es de una perversidad inagotable.
Lilian Mariana y María Carmen, junto a algunas de sus primas, habían pedido visitar a sus padres, integrantes del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo). Laura Villalba las acompañó, para que pudieran ejercer su derecho a la identidad. Ella fue detenida ese 23 de diciembre, cuando buscaba desesperadamente a Lichita.
Pasaron tres años. Los días 23 y 24 de agosto Laura tenía que enfrentarse al primero de dos juicios, en la causa por “violación del deber de cuidado y violencia familiar”. El segundo juicio, que se realizaría en septiembre, es por “terrorismo”. Se la acusa de ser enfermera del EPP, aunque hasta el momento en que fueron a Paraguay a visitar a la familia, Laura ejercía como enfermera en Puerto Rico, Misiones (Argentina), donde vivía con sus cinco hijos e hijas y otros familiares que tuvieron que salir de Paraguay por la persecución. No pudieron regresar antes como estaba previsto, debido a que por la pandemia, se cerraron las fronteras y caminos.
El 17 de agosto se realizó una Conferencia de Prensa en el SERPAJ para informar de la situación de Laura. Myrian Villalba, hermana de Laura, que con su familia está ahora bajo refugio en Argentina, inició la Conferencia de Prensa: “Soy mamá de Lilian, tía de María Carmen y de Lichita. Lilian y María Carmen fueron capturadas vivas, torturadas y ejecutadas en la zona de Yby Yaú, por miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta compuesta por policías y militares. Este hecho fue muy festejado por el presidente Mario Abdo Benítez, quien hizo una conferencia de prensa sobre el cuerpo de nuestras niñitas, donde dijo que habían abatido a dos integrantes del EPP. En el momento de su detención, Laura no contaba con orden de captura, no tenía ninguna causa penal, la inventaron después. La trasladaron a un cuartel militar donde la tuvieron incomunicada las 24 horas del día. Gracias a las presiones internacionales fue trasladada a una cárcel civil, el penal de Cerezo, donde la tenían aislada 23 horas por día, vigilada en la celda, incluso en el sanitario, con una cámara controlada desde Asunción. Cuando denunciamos esto, la volvieron a trasladar. Actualmente está en la penitenciaria regional de San Juan Bautista, Misiones, Paraguay. Vimos por esto la necesidad de realizar una delegación humanitaria para visitarla y visibilizar su situación.
El 22 de agosto, la delegación visitó a Laura. A pesar del dolor, porque está impedida de encontrarse con sus cuatro hijos e hijas, y por el duelo de Maria Carmen, Laura muestra una enorme fuerza y dignidad. Borda, teje, hace manualidades para ayudar a la economía familiar y a la campaña contra la impunidad. Continúa Myrian: “Tuvimos que demostrar que las asesinadas no eran guerrilleras, sino dos niñas de 11 años que fueron a conocer a sus papás. Esta situación fue aprovechada por la Inteligencia del Paraguay, y montaron un operativo por el cual capturaron vivas, torturaron y ejecutaron a Lilian y María Carmen. Ese día también hirieron a Lichita en una de las pantorrillas”.
Los crímenes de las niñas siguen impunes
¿Quién está preso, después de tres años, por el crimen de las niñas y por la desaparición de Lichita? Ningún militar, ningún policía. Ni siquiera están acusados. La única detenida es Laura. Su abogado Salvador Sánchez explica: “La situación carcelaria de Laura es de tortura y aislamiento, lo que ha afectado su salud emocional, psicológica y física. Desde la defensa venimos denunciando esto, ante los dos juzgados que están obligados a garantizarle un trato digno y que sea respetada la presunción de inocencia. Entendemos que se han violado las garantías constitucionales de un debido proceso. La causa que soporta Laura no tiene sustentos jurídicos, está sujeta a decisiones políticas. No nos han admitido pruebas de la defensa, que hemos ofrecido en los estadios procesales oportunos como la audiencia preliminar”.
Laura Tafettani, de la Gremial de Abogados y Abogadas, explica: “En la causa de incumplimiento de deberes familiares y violencia familiar, acusan a Laura de que expuso a las nenas. En términos internacionales, incluso en el convenio de Ginebra, está claro que a los hijos e hijas de integrantes de grupos insurgentes, se les debe garantizar espacios de comunicación con sus padres y madres. Esto no existe. Ellos no tienen otro modo que llevar a los chicos a lugares seguros, que son justamente los que el grupo insurgente puede manejar. No los pueden llevar a un McDonald’s. La segunda causa por terrorismo tiene muchos vicios, es grotesca, comenzando porque no tenían orden de detención. Cuando la detuvieron trucharon las fechas en el expediente, dicen que encuentran una mochila con armas al otro día de la detención. No aceptaron las pruebas de la defensa, sólo aceptaron las de la fiscalía, de modo que la defensa va al juicio con las manos atadas.”
Al cierre de esta nota, el Tribunal volvió a postergar por tercera vez el juicio, debido a que las tres personas integrantes de la fiscalía no se presentaron. Una maniobra más del régimen. La causa real por la que mantienen en aislamiento y tortura a Laura, no es ninguna de las que se está juzgando. Quieren destruir su subjetividad, porque es la principal testigo de los crímenes cometidos contra las tres niñas. Quieren quebrarla emocionalmente, y montar la farsa judicial sobre el cuerpo y la vida de Laura como rehén. Así pretenden tapar la impunidad de los crímenes de las niñas.
La misión humanitaria llegó a Concepción, donde tiene que realizarse el juicio, para actuar como veedores y veedoras de esta causa, y para que Laura sepa que no está sola. La suspensión de la causa vuelve a mostrar de que lado está la justicia, garantizando la impunidad y el maltrato hacia Laura Villalba. La posibilidad de revertirlo, está en manos de las organizaciones de derechos humanos, feministas, movimientos populares, para que se pueda levantar una campaña que rompa el montaje mediático y político y se abran posibilidades de terminar con la criminalidad del poder.