Las naciones que avanzan y reducen la pobreza, mejorando la equidad en la distribución del ingreso, lo hacen fortaleciendo la acumulación de capital. Pero en una visión integral del proceso de desarrollo, el capital es más importante que la mera acumulación de bienes materiales. Hay otra forma de capital en este siglo XXI que es más importante que este capital físico: el capital humano acumulado por la población gracias a la educación.
El siglo XIX fue el siglo de la escuela primaria, el pasado el de la escuela secundaria y este será el siglo de la Universidad; en la sociedad del conocimiento prosperarán aquellas naciones capaces de asegurar un alto nivel de calificación a sus recursos humanos; el capital humano de una nación es hoy más importante que la existencia de recursos naturales.
En esta fase histórica de la globalización es crucial la capacidad de las personas para adquirir, procesar y aplicar los conocimientos en un mundo laboral con acelerada transformación de las destrezas requeridas. Este veloz desarrollo de nuevos procesos y productos más intensivos en conocimientos modifica las destrezas requeridas, de manera tal que las nuevas destrezas generan la obsolescencia de actuales conocimientos.
El régimen de ingreso a la Universidad en nuestro país es diferente a la de la gran mayoría de las naciones, donde el Estado implementa un examen general para la habilitación al pase de la escuela secundaria a la universitaria.
Nuestro país es una excepción, ya que el artículo 7” de la Ley 27204 aprobado en el año 2015 rechaza imperativamente este tipo de examen al expresar: “Todas las personas que aprueben la escuela secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza de grado en el nivel de educacion superior”. Por esta razón, Argentina presenta mayor cantidad proporcional de estudiantes universitarios que muchos países como Brasil, sin embargo, ocurre lo contrario cuando se observa la cantidad de graduados.
Además, no es posible conocer en nuestro país el nivel de conocimiento de los graduados universitarios debido a la inexistencia de mecanismos para obtener esta información. Esto no ocurre en todos los países latinoamericanos, ya que existen naciones en las cuales se aplican diferentes sistemas de evaluación al finalizar la carrera universitaria.
Por ejemplo en Brasil comenzaron con las evaluaciones universitarias en el año 1993. Actualmente se aplica el Exame Nacional de Desempenho dos Estudantes (ENADE), el cual desde el año 2017 es de carácter censal hacia todos los graduados pero con la particularidad de que no se evalúan todas las carreras universitarias el mismo año sino que las carreras se agrupan en “áreas”, y éstas se evalúan cada tres años, esto da como resultado que todos los años se evalúa alrededor de un tercio del total de graduados.
El ENADE constituye un componente curricular obligatorio, lo que implica que aquellos estudiantes que deben rendir el examen y no se presenten no podrán recibir su diploma. Recordemos que no es obligatorio aprobar el examen sino presentarse a rendirlo.
Las pruebas se componen de una parte de Formación General, con 10 preguntas comunes a las enseñanzas de todas las áreas, y una parte de Componente Específico, con 30 preguntas propias de cada área de evaluación.
En la edición del año 2024 se ha sumado una evaluación en las carreras de formación docente denominada Avaliação da Prática (AP), la misma consiste en medir los conocimientos, habilidades y capacidades prácticas desarrolladas por los estudiantes y aplicadas durante las prácticas obligatorias cuando el estudiante de pregrado asume el rol de profesor de clase, bajo la supervisión del profesor de educación básica.
Además de la evaluación de conocimientos, todos los participantes deben completar el Cuestionario de Estudiantes, el cual tiene como objetivo recabar información que permita caracterizar el perfil de los estudiantes y el contexto de sus procesos educativos.
Los resultados de desempeño individual del ENADE se entregan exclusivamente a cada egresado. Los resultados generales de los cursos, instituciones de educación superior y áreas de evaluación se ponen a disposición pública.
Los informes del ENADE proporcionan evidencias para que las autoridades correspondientes reflexionen sobre sus proyectos pedagógicos y desarrollen acciones en búsqueda de mejoras. Además, facilitan el fortalecimiento de la educacion universitaria estimulando la calidad de la enseñanza.
En Argentina, al no existir ningún sistema de medición de los conocimientos de nuestros graduados, no sólo se pierde la posibilidad de monitorear dicho nivel de conocimientos sino que también se deja pasar la oportunidad de contar con una herramienta para evaluar a las instituciones educativas, los planes de estudio y de generar indicadores, entre otros beneficios.