La psiquiatra Marian Rojas Estapé vuelve a poner el foco sobre una de las fuentes más silenciosas pero peligrosas de malestar físico y mental: las personas tóxicas. Según explica, vivir expuestos de forma constante a este tipo de vínculos deteriora nuestra salud en múltiples niveles, tanto física, como psicológicamente, como a nivel de conducta.
“Cuando esas personas tienen la capacidad de ponernos en modo alerta, muchas veces ese modo alerta nos intoxica de cortisol”, señala. Y es precisamente esa “intoxicación de cortisol” la que, según Marian Rojas, “tiene la capacidad de enfermarme a nivel físico, psicológico y de conducta”.
El problema no es solo emocional. La experta subraya que vivir en ese estado de tensión continua debilita el sistema inmune y puede generar enfermedades. “Mi sistema inmune se deteriora, tiendo más a enfermarme”, afirma. Además, esa activación sostenida “puede deteriorar o enfermar a mi microbiota”, lo que impacta directamente en el eje intestino-cerebro, clave en el equilibrio emocional y en la salud general.
Según la psiquiatra, muchas veces normalizamos vivir rodeados de estas dinámicas, sin darnos cuenta del precio que estamos pagando. Por eso insiste en “identificar, ser prudente, discreto, y si es posible, alejarme o poner límites”. Pero también reconoce que no siempre se puede cortar el vínculo. “Hay veces que no puedo porque es gente que vive en un núcleo, o porque trabajo con ellos, o porque es gente de mi entorno más personal”, explica.
En esos casos, la clave está en aprender a gestionar. “Hay veces en la vida que te tocan como son, pero un poco identificar, conocer, proteger, poner límites, perdonar cuando se puede perdonar, y si eso sigue haciéndonos daño, pues que seamos capaces de alejarnos sintiéndonos lo menos culpables posible”. El hecho de elegir bien a las personas que nos rodean no solo es una decisión emocional, es una cuestión de salud.