Si después de correr, subir o bajar escaleras o estar sentado mucho tiempo, o en cuclillas, sientes dolor en la parte frontal de la rodilla es probable que tengas síndrome de fricción patelofemoral.

También conocido como “rodilla de corredor” porque está asociado con la práctica del atletismo (en especial correr o saltar), es un dolor moderado que, en la mayoría de los casos, pasa en unos días.

El reposo y la aplicación de hielo suelen ser suficientes para calmar el dolor y solucionar el trastorno. Sin embargo, a veces necesita de fisioterapia.

Además de la práctica de determinados deportes, el trastorno tiene otras causas que conviene conocer para poder tomar precauciones y evitarlo.

La “rodilla de corredor” es un dolor que se siente alrededor de la rótula, el hueso que forma la articulación de la rodilla. La Clínica Mayo, de Estados Unidos, enumera varias causas de esta afección.

Entre ellas figuran “los deportes que implican correr o saltar y que aplican una presión repetida en la articulación de la rodilla, lo que puede causar irritación debajo de la rótula”.

También puede producirse “cuando los músculos alrededor de la cadera y la rodilla no mantienen alineada la rótula. Mover las rodillas hacia adentro en una sentadilla está vinculado con el dolor patelofemoral”.

Por otra parte, las lesiones en la rótula, cuando esta se disloca o se fractura, y la reparación del ligamento cruzado anterior usando el propio tendón rotuliano como injerto en una cirugía son otras de las causas frecuentes.

En cuanto a la edad, este dolor afecta, más que nada a adolescentes y adultos jóvenes, porque en las personas mayores, los problemas de rodilla están relacionados con la artritis. Como las mujeres tienen la pelvis más ancha tienen el doble de probabilidades de padecer el síndrome.

Como dijimos, el tratamiento comienza con algunas medidas simples, como descansar la rodilla y evitar actividades que puedan intensificar el dolor (subir escaleras, arrodillarse o ponerse en cuclillas). Un analgésico de venta libre, como el ibuprofeno, es aconsejable.

En términos de fisioterapia existen ejercicios que fortalecen los músculos de la rodilla y mantienen alineadas las partes de la pierna. “El objetivo principal es evitar que la rodilla se mueva para adentro mientras nos ponemos en cuclillas”, explica el centro de salud.

También puede recurrirse a dispositivos de inmovilización, como tablillas, y practicar deportes en los que la rodilla no tenga tanto trabajo, como ciclismo y natación.

Si los tratamientos anteriores no funcionan, es probable que haya que realizar una artroscopia, durante la cual el cirujano introduce un dispositivo delgado como un lápiz en la rodilla a través de un corte diminuto en la piel. El artroscopio permite introducir instrumentos para reparar el problema mediante otros cortes pequeños.

En casos más graves, habrá que realizar una operación de rodilla para corregir el ángulo de la rótula o aliviar la presión sobre el cartílago.

Para prevenir el trastorno hay que fortalecer los músculos de la pierna y de la cadera; evitar las sentadillas profundas durante el entrenamiento con mancuernas; evitar el sobrepeso y, antes de correr, realizar ejercicios de precalentamiento durante cinco minutos.



Fuente Clarin.com

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