En lo que ha sido llamado como el “Día de la liberación”, el presidente Donald Trump se dispone a anunciar este miércoles desde la Casa Blanca un masivo paquete global de aranceles a productos que ingresan a Estados Unidos cuyos detalles son inciertos pero que tiene al mundo en vilo por el profundo impacto que tendría en el comercio planetario. Los socios comerciales de la primera potencia se preparaban este martes para enfrentar esta nueva y polémica andanada impositiva que promete generar un caos arancelario sin precedentes.
En una ceremonia en el Jardín de las Rosas de la mansión de la avenida Pennsylvania, Trump dará a conocer su plan de “aranceles recíprocos” con el que propone imponer el mismo nivel de tarifas de los productos que importa y los que exporta a cada país. El presidente asegura que el mundo le impone a Estados Unidos aranceles mucho más altos a los productos estadounidenses y propone equilibrar la balanza.
“El presidente anunciará un plan arancelario que revertirá las prácticas comerciales desleales que han estado estafando a este país durante décadas. Está haciendo esto en el mejor interés del trabajador estadounidense”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, a los periodistas el lunes y describió al miércoles como “el Día de la Liberación”.
Hay una enorme incertidumbre y todas las miradas estarán puestas en lo que Trump ha decidido finalmente: si aplicar un arancel universal, de hasta el 20%, a todas las importaciones, a prácticamente todos los socios comerciales de Estados Unidos, o imponer tasas arancelarias individuales para todos los países que podrían ser objeto de negociación, el llamado enfoque arancelario recíproco.
Trump no dio pistas firmes. “Empezaríamos con todos los países y veremos que sucede”, dijo Trump el domingo a los periodistas. Pero el lunes señaló: “Se han aprovechado de nosotros y vamos a ser muy amables, en comparación con lo que ellos nos han hecho”, lo que parecería atenuar la amenaza de aranceles estrictamente “recíprocos”, que harían que Estados Unidos igualara dólar por dólar los gravámenes impuestos a los bienes estadounidenses en el extranjero.
“La tasa universal estaría más en consonancia con el intento de reequilibrar la cuestión del déficit comercial mundial… incluso dar un guiño al uso [de aranceles] para obtener ingresos”, dijo a The Wall Street Journal , Everett Eissenstat exsubdirector del Consejo Económico Nacional en el primer mandato de Trump. Pero agregó que el enfoque recíproco “estaría más alineado con tratar de aliviar las prácticas comerciales desleales país por país”.

En los últimos días, algunos asesores pensaron que se inclinaba por la opción universal, y habían discutido un plan este fin de semana con una tasa general del 20%. Pero otro asesor de alto rango dijo el lunes por la tarde que tuvo una reunión con su equipo y pidió más información de distintos países.
Incertidumbre en los mercados
Este nivel de incertidumbre tiene en alerta a los mercados, que acusan el golpe con caídas bursátiles globales, y al mundo político que se prepara para dar respuestas.
“No queremos necesariamente tomar medidas de represalia” pero “tenemos un plan sólido para hacerlo si es necesario”, advirtió la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En Taiwán, el ministro de Asuntos Económicos Kuo Jyh-huei dijo que “nuestras contramedidas han sido evaluadas y analizadas: por ejemplo, cómo reaccionaríamos a un arancel del 10%” o “del 25%”.
“Nadie sabe qué va a pasar” por lo que es “difícil elaborar un plan concreto”, dice Carrie McEachran, directora de la cámara de comercio de Sarnia Lambton, en la frontera entre Canadá y Estados Unidos.
Algunos confían en obtener exenciones, como Vietnam, que ofreció reducir sus aranceles aduaneros sobre una serie de productos. Japón anunció la creación de 1.000 “ventanillas de consulta” para ayudar a las empresas y espera conseguir un trato indulgente. El Reino Unido busca “un acuerdo económico”, declaró el martes el primer ministro británico, Keir Starmer.
Los ataques de Washington al libre comercio empujan a países a acercamientos estratégicos. Durante el fin de semana, China, Japón y Corea del Sur anunciaron su intención de “acelerar” sus negociaciones para un acuerdo de libre comercio. Y altos cargos europeos pidieron fortalecer los lazos entre la Unión Europea (UE) y Canadá.
El de mañana es el paso más extremo de la guerra arancelaria de Trump. Desde que el 20 de enero regresó a la Casa Blanca, ha aumentado las tarifas en un 20% a productos de China, una 25% a parte de los de México y Canadá, un 25% sobre el acero y el aluminio a nivel global y ahora lanza los aranceles recíprocos.
Pero la ofensiva no termina. Se anunció también que entrará el jueves en vigor un arancel adicional del 25% a los automóviles y componentes fabricados en el extranjero.
Teóricamente habrá una excepción: los vehículos ensamblados en México o Canadá estarán sujetos a un impuesto del 25% sólo sobre la parte de piezas sueltas que no procedan de Estados Unidos.
Todas estas nuevas reglamentaciones generan un ambiente de caos que ya comenzó a afectar el consumo y los economistas encienden las señales de alarma. Predicen que la suba de tarifas va a generar inflación en Estados Unidos y un posible freno al crecimiento.
La jefa del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Gerogieva, dijo el lunes en una entrevista con Reuters que el crecimiento de EE.UU., si bien seguirá siendo robusto comparado con otras potencias, se ralentizará por la incertidumbre arancelaria. Además, la Reserva Federal ha decidido frenar la política de descenso de tasas de interés iniciada el año pasado porque observa que el panorama tarifario puede incentivar la subida de precios.
El impacto de una medida drástica, como aranceles globales del 20% global, sería dramático en la economía internacional. “Es probable que el plan envíe ondas de choque a través del mercado de valores y la economía global. Suponiendo que los aranceles permanentes entraran en vigor en el trimestre actual y desencadenaran fuertes represalias por parte de los socios comerciales de Estados Unidos, la economía caería casi de inmediato en una recesión que duraría más de un año, enviando la tasa de desempleo por encima del 7 por ciento”, según Mark Zandi, economista jefe de Moody’s, quien describió los resultados como el peor de los casos.
Los funcionarios de la Casa Blanca se han burlado de las advertencias de los economistas, argumentando que pronósticos pesimistas similares resultaron erróneos cuando Trump impuso aranceles más modestos durante su primer mandato.
Sin embargo, habrá que ver cómo reaccionan los estadounidenses cuando el precio de los automóviles y otros productos básicos escalen y las tasas de interés permanezcan altas para frenar la inflación. Las encuestas indican que, si bien el presidente tiene un alto nivel de aceptación por su política migratoria, un 53% de los habitantes desaprueba el manejo de la economía por parte de Trump.