En poco menos de un mes, el presidente Javier Milei ha generado con sus posiciones y su diatriba política, alineada muchas veces con Donald Trump, un número impensado de opiniones críticas entre sus propios votantes. Incluso, pese a los logros en materia económica, en particular de inflación, que puede ostentar.
El criptogate podría erigirse como su primer tropiezo categórico. En casos anteriores, supo salir cubierto bajo el manto de la polémica y de la duda, redoblando su ataque contra la casta y el kirchnerismo a través de sus ejércitos digitales. Esta vez, parece haber perdido la batalla en el escenario que más lo ha favorecido y en el que más cómodo se sentía: el de las redes sociales y de las inversiones financieras.
Un informe de Monitor Digital asegura que entre el 14 y 16 de febrero, las cuatro palabras más usadas en las redes sociales fue “estafa”, criptomoneda”, “Libra” y “Gobierno”, en ese orden, con un crecimiento de la negatividad en los mensajes que aludían al Presidente.
“Soy especialista en crecimiento económico, con y sin dinero”, se presentaba Milei en el debate presidencial del 2023.
Que el kirchnerismo sea el principal impulsor de un juicio político al mandatario por promocionar una cripto que en pocas horas llegó a un tope de 5 dólares y se derrumbó, dejando un tendal de inversores perdedores y un tufillo a rug pull, es un alivio para la Casa Rosada. Como era de esperar, Mauricio Macri -en un comunicado del PRO- se declaró en contra de esa posibilidad, ratificando su acompañamiento.
No obstante, el daño esta hecho. Y la sospecha de que con su tuit pudo haber buscado beneficiar con millones e dólares a unos pocos que se deshicieron de sus criptos $LIBRA cuando alcanzó su pico de cotización o que incluso siendo Presidente persiguió un beneficio propio, convivirá con Milei, al menos, durante los cuatro años de mandato.

No es un dato menor que muchos de los jóvenes entre 15 y 29 años que vienen demostrando su idolatría por el libertario, y que representan unos 10 millones de votantes, son los más activos en operaciones financieras con criptos, acciones o en el uso billeteras virtuales. Más allá de su comprensión de lo ocurrido, ¿habrá en ellos algunos damnificados?
Siguiendo con el vínculo libertario con los jóvenes, que a veces parece descuidar, es difícil de comprender cuál es el beneficio de confrontar con la cantante María Becerra porque objetó el nivel de la ayuda de la Nación en los incendios en Chubut. En lugar de darle una explicación contundente, si la hay, Milei expuso en X que ella “debe ser como Ladri Depósito que habla según quien le llena el bolsillo”, en alusión a Lali Espósito, con quien mantiene desde el año pasado una dura confrontación. Una más en la lista.
Becerra cuenta con 12,5 millones de seguidores en Tik Tok y 14,7 millones en Instagram y es parte de una generación de artistas locales que triunfan en el mundo y que, entre otros, integran el productor musical Bizarrap, Duki, Trueno, Emilia Mernes, Wos, Milo J, Catriel o Paco Amoroso, la mayoría de excelente relación entre ellos. Que la estrategia libertaria contra algunos artistas sea una réplica de la adoptada por Trump que cuestionó a Taylor Swift por no apoyarlo y pese a ello, ganó la elección, no significa que ese esquema se pueda transpolar a la Argentina.
Algo de efectos similares ocurrió cuando en el Foro de Davos, ante el mundo, vinculó a los homosexuales con la pedofilia. La comunidad LGTB en Argentina, según una encuesta global de Ipsos del año pasado, representa más de 4 millones de personas. ¿Qué sentido tiene esa disputa contra un segmento social que está acostumbrado a abroquelarse para defenderse y que, en general, desconoce a los activistas que se enrolaron en el kirchnerismo detrás de una falsa política de género?
Un funcionario describe -o ambiciona- que ni la pelea con el LGTB ni el escándalo cripto alcanza para afectar la intención de voto sobre Milei. Probablemente sea así, sí se mantiene en auge la economía; quedará dilucidado en octubre. Mientras, la lista de “enemigos” que confecciona el propio Presidente, sigue creciendo.

¿Alguien capitaliza los errores de Milei? Por el momento, no. En el páramo del anti mileísmo solo se observa en el horizonte a Cristina Kirchner, una figura que no tracciona opositores que no sean K sino que más bien los ahuyenta.
La madre de todas las batallas en las próximas elecciones -para el kirchnerismo, no para Milei-, es la provincia de Buenos Aires, que alimenta una particular interna entre la ex vicepresidenta y el gobernador Axel Kicillof. Particular, porque disputan poder; pero cuando esa pelea esté saldada, se presume estarán del mismo lado.
Por momentos parece inevitable para Kicillof desdoblar la elección provincial de la nacional, y erigirse como un referente opositor más allá de Cristina. Pero a la opinión de los duros que rodean al mandatario, comienza a aparecer otras más cautas que manifiestan su preocupación por las consecuencias. “La Cámpora es capaz de apoyar a Milei como lo hizo en las PASO 2023, para que Kicillof pierda y terminar con su pretensión presidencial”, asegura un avezado dirigente peronista. Traducido, si hay desdoblamiento, el cristinismo podría llamar a votar por otra opción.
Un debate parecido se da en la Ciudad, con los comicios desdoblados por Jorge Macri, que podrían realizarse en mayo si se suspenden o eliminan las PASO en el distrito. La jornada de afiliación que este domingo protagonizaron Karina Milei y Luis Toto Caputo en Palermo, ratifican la declaración de guerra de violetas versus amarillos.
Un resultado favorable al PRO en los comicios locales podría consolidar la idea que merodea cerca del ex presidente, para que Mauricio Macri sea candidato a senador, secundado por Hernán Lombardi como suplente, pero con chances de asumir en algún momento. Sin embargo, un traspié en el bastión macrista podría ser un golpe letal para el PRO, que correría un serio riesgo de extinción.
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