En la Argentina, celebrar una boda a pleno campo es una muy buena opción, ya que cerca de las grandes ciudades hay estancias que ofrecen todos los servicios necesarios para una fiesta inolvidable.

Claro que, si el presupuesto es más acotado, también se puede hacer la boda en una quinta o en un jardín de amplias dimensiones. Todo dependerá, también, de la cantidad de invitados.

El acceso al lugar elegido es un elemento fundamental. Si son sitios alejados, deben estar bien comunicados por carretera. Para los que no cuentan con auto propio, una buena idea es alquilar un micro o una combi para llevarlos y traerlos de regreso.

Una boda campestre plantea distintos interrogantes, que abarcan el catering, la ambientación y, por supuesto, el dress code, el código de vestimenta más adecuado.

El sitio Casamientos.com afirma que “de por sí, una boda en el campo se categoriza dentro de los casamientos rústicos en materia de decoración, pero también pueden sumar alguna otra temática que les interese, como el estilo vintage, toques bohemios y románticos”. Lo más importante es aprovechar al máximo el entorno natural.

La comida a las brasas o a la parrilla son habituales en los casamientos campestres, siempre menos estructurados y con mayor libertad para los invitados. Por ejemplo, en este caso, es posible prescindir de mesas y, en su lugar, colocar sillones para aprovechar el espacio.

El outfit, en este caso, suele plantear dudas porque, en general, la boda se realiza durante el día, aunque luego la fiesta pueda durar hasta el atardecer o hasta la noche.

Ya sea en verano o en invierno, la idea es lucir atuendos menos formales y vestidos de fiesta más sencillos, y de colores o floreados. Y en el caso de los hombres, trajes claros.

Los vestidos cortos son los ideales. Si hay un cóctel de día un vestido corto o midi, o una pollera con blusa o top, estará bien visto. Un vestido más largo de estilo romántico también resulta perfecto para un casamiento en el campo.

Los colores que las invitadas deben evitar son el blanco, el nude u otros demasiado claros, blanquecinos, para evitar situaciones incómodas con la novia (la única que va vestida de blanco en todas las bodas).

Lo más frecuente para el día son los colores vivos, frescos y luminosos que representen la alegría y la inspiración. Como los eventos de día son más relajados permiten un abanico de tonos más divertidos. Si el color del vestido es neutro, se puede jugar con los accesorios más llamativos y poner el acento en su protagonismo, y viceversa, para un vestido estampado, los mejores accesorios serán los más discretos.

En cuanto a los zapatos, lo recomendable es buscar el equilibrio y la comodidad con tacos anchos, y descartar el taco aguja o stiletto. Tener en cuenta que habrá que caminar sobre el pasto o sobre la tierra.

Entre las opciones de peinados, deben ser naturales, de pelo suelto. Para el maquillaje se recomiendan los tonos pasteles si el evento es diurno.

Hay que evitar siempre los brillos, las lentejuelas y los bordados de piedra. Porque esos vestidos, aunque sean muy lindos, están reservados para los eventos de noche. Tampoco es recomendable usar metalizados, escotes muy pronunciados o aberturas excesivas en las polleras, estilos muy pomposos o accesorios enormes.

Un detalle importante que siempre se reitera cuando se habla de dress code es que no hay que mostrar mucho, por lo que hombros descubiertos, profundos escotes o minivestidos no están bien vistos y quitan elegancia.

Los hombres pueden ir con un traje claro sin corbata o pantalón de vestir y camisa. Si se trata de un cóctel diurno, el estilo más adecuado es traje con o sin corbata. Para una boda formal de día, traje más oscuro con corbata. Para algo campestre o vintage al aire libre, se permiten accesorios más divertidos como moño y tiradores.



Fuente Clarin.com

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