Tras bendecir a la multitud que lo aclamaba en la plaza San Pedro desde la ventana del tercer piso de sus aposentos en el Palacio Apostólico, el Papa León XIV anunció que este tarde se traslada a la sede veraniega de Castel Gandolfo, a 30 kilómetros del Vaticano. El Papa pasará allí dos semanas.
La sede veraniega del pontífice son 55 hectáreas de ensueño presididas por el Palacio Apostólico construido hace cuatro siglos por el arquitecto Carlo Maderno, el mismo que diseñó la fachada de la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Castel Gandolfo es un poco más grande que las 44 hectáreas del Estado Vaticano en Roma y la llegada del Papa Robert Prevost reanuda una tradición abandonada durante doce años por el Papa argentino Jorge Bergoglio, que nunca veraneaba y casi no fue. Apenas se lo veía en esporádicas visita los jardines y otras bellezas de ensueño que hoy miles de turistas constatan paseando a 500 metros de altura admirando la belleza del lago Albano.
En su reciente visita, el nuevo Papa controló que todo estaba en orden en los trabajos realizados en Castel Gandolfo, especialmente en la villa Barberini, reservada en el pasado al secretario de Estado Vaticano, hoy el cardenal Pietro Parolín, que permanecerá en Roma haciéndose cargo de las cuestiones de ordinaria administración en la Iglesia, en nombre del Papa con quién estará en contacto permanente.
La villa Barberini, ya desde hace semanas fuertemente controlada por los guardias vaticanos y la policía italiana en la zona vecina. El Palacio Pontificio, que es la histórica residencia de los papas, no puede ser utilizado porque por decisión del Papa Francisco es un lugar público. León deberá cambiar con tacto las cosas, devolviendo al Palacio su antigua centralidad y garantizando las visitas de los turistas, restringidas hoy a los domingos.
La población prepara recibimientos jubilosos. “Queremos que todos puedan participar del abrazo que intentamos tributar al Pontífice. El Vaticano forma parte de nuestra identidad, que es un segundo Vaticano gracias a los papas. No se puede imaginar San Pedro sin el Papa y no se puede imaginar Castel Gandolfo sin el Papa”, dijo el intendente de la pequeña ciudad, Alberto De Angelis.
Hoy se supo que en su visita del otro día, el Papa también recibió en homenaje dos vehículos “Papamóviles” para utilizar en Italia y durante sus viajes mundiales. El anuncio fue hecho hoy. Han sido realizados en Italia con todas las modernidades que garantizan la mejor seguridad y posibilidad de comunicaciones con los fieles.
El pontífice tendrá a disposición la piscina, construida en la época de Juan Pablo II, el polaco Karol Wojtyla, a quien los médicos le recomendaron un poco de natación para sus dolores en la espalda. Hubo mucho ruido porque un “paparazzi” lo fotografió y algunos gritaron al escándalo de mostrar a un pontífice en traje de baño.
Hasta hoy se decía que el Papa León había pedido una cancha de pádel, pero al parecer se trata de un campo de tenis, el deporte favorito de Robert Prevost. También no se confirmó que estén por llegar un par de caballos para hacer equitación, otro deporte que practica el Papa al trote y al galope, cuando puede.
Al Papa de 59 años muy bien llevados le gusta mucho caminar y Castel Gandolfo representa una gran oportunidad. Esta lleno de bellísimos lugares, con villas, jardines y las extensas zonas dedicadas a los cultivos agrícolas que todos los días se materializan en los envíos de los productos que se envían por un tren que parte de la exclusiva estación de Castel Gandolfo y lleva los alimentos a la Stazione Termini del Vaticano.
Durante su estadía el Papa pronunciará tres misas. La más novedosa será una ceremonia litúrgica que acaba de incluir el Misal Romano y es una misa “dedicada a la protección de Creado”. Es la primera celebración litúrgica ecológica en la historia de la Iglesia.
El Papa la pronunciará el miércoles 9 en el Borgo “Laudato Si”, que lleva el nombre del proyecto de eco-diversidad lanzado por el Papa Francisco en los jardines del palacio papal.
El 13 esta prevista otra misa y el 20, el día previsto para su regreso a Roma, celebrará la eucaristía en la Catedral de Albano.