Con la llegada del verano, las altas temperaturas se vuelven difíciles de soportar, tanto en la calle como en el hogar, y para muchas personas, la mejor solución es recurrir al aire acondicionado.
Este electrodoméstico permite refrescar los espacios y hacer más llevaderos los días calurosos. Sin embargo, su uso frecuente también implica un aumento en el consumo de electricidad, lo que puede generar inquietud entre los usuarios debido al impacto en la factura de luz.
Ante esta situación, surge una duda común: ¿es más eficiente mantenerlo encendido constantemente o apagarlo y prenderlo según sea necesario?
Apagar el aire acondicionado tras enfriar el ambiente puede parecer una de las opciones más eficientes para reducir el consumo de energía. Sin embargo, mientras está apagado, la temperatura vuelve a subir.
Por lo que al encenderlo nuevamente, el equipo debe trabajar a máxima potencia para enfriar otra vez el espacio y alcanzar la temperatura deseada, lo que aumenta el gasto energético.
Por eso, lo ideal es mantenerlo encendido a baja potencia mientras se permanezca en la habitación. Esto permitirá una temperatura estable sin que el sistema tenga que reiniciar el proceso de enfriamiento desde cero y enfriar nuevamente un ambiente que ya acumuló calor.
En cuanto a su uso durante la ausencia en el hogar, si la salida es breve, mantenerlo en un nivel bajo puede ser más eficiente. En cambio, si el ambiente permanecerá desocupado por un tiempo prolongado, lo mejor es apagarlo y utilizar temporizadores o programadores automáticos para enfriar el ambiente antes del regreso para optimizar el consumo de energía y al mismo tiempo estar en un espacio fresco.
Además, aconseja que “para optimizar el funcionamiento del equipo” es necesario limpiar los filtros cada seis meses.