Se suele decir que en Argentina hay más de 40 millones de técnicos de fútbol. Todos opinan sobre cómo debería jugar la Selección o el equipo de sus amores. En nutrición pasa algo parecido: todos hablan de comida y muchos se creen “especialistas” en alimentación.

Te habrás cruzado con estos ejemplares en el trabajo, en un asado familiar, en tu grupo de amigos, los habrás escuchado en redes sociales intentando influenciarte. Y entre tanto ruido no sabés a quién creerle. Es que, como decía el filósofo italiano Umberto Eco, la información mata a la información.

Porque, como si fuera poco, lo que dice tu amiga quizás se contrapone a lo que dice la influencer de turno o con aquello que te aseguró tu compañero del gimnasio. Una te dice que dejes las harinas, otro que elimines las frutas porque los azúcares son veneno, el otro que comas solo grasas como si fueras un animal salvaje. Y vos, en el medio, sin saber para dónde disparar. O qué poner en tu plato. Por eso hoy quiero darte un solo consejo: si alguien te dice “no comas esto”, salí de ahí.

Seis grupos de alimentos

Los humanos no necesitamos alimentos. Bueno, casi. En realidad, lo que necesitamos a diario para que nuestra maquinaria funcione correctamente son los más de 60 nutrientes que están dentro de ellos.

Esos nutrientes se dividen en diferentes grupos. Seguro alguna vez viste la gráfica de las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) del Ministerio de Salud, que simula ser un plato.

El mayor porcentaje lo ocupan las frutas y las verduras. Aportan vitaminas, minerales, antioxidantes. Todas comida tiene que ser acompañadas por frutas y/o verduras, desde el desayuno hasta la cena. Lo ideal es ser vegetariano a tiempo parcial.

El otro grupo importante son las proteínas, que son el hormigón de nuestro cuerpo, nos dan estructura. Pueden ser animales (carne, huevo), que mejoran la absorción de hierro, o vegetales (legumbres, por ejemplo).

Los cereales conforman otro grupo. Es clave que sean integrales: pan, arroz. También una buena pasta de trigo candeal.

Y también está el grupo de los lácteos, cuyo consumo ha bajado mucho en Argentina, integrado por la leche, pero también por los que están “fermentados” como los yogures y los quesos.

Se le suman las “buenas” grasas, es decir, aceites como el de oliva o el de girasol alto oleico; pescados como la caballa, el atún, el salmón; y los frutos secos como las nueces, las almendras, el maní, las avellanas. Y, por supuesto, la palta. Todas esas grasas son buenas para el corazón y el cerebro y protegen contra enfermedades cardiovasculares.

Por último, pero no menos importante, está el placer aportado por esos alimentos que no son imprescindibles para el organismo, pero sí para el alma, eso que te resulta irresistible: un snack salado, una golosina. Siempre comprar la cantidad justa, no almacenar de más porque recuerden que siempre podremos comerlo sin culpa otra vez si vale la pena.

Guías Alimentarias para la Población Argentina. Imagen Ministerio de Salud.Guías Alimentarias para la Población Argentina. Imagen Ministerio de Salud.

Características de la alimentación saludable

En suma, esos grupos de alimentos te aportan los mas de 60 nutrientes que necesitás a diario para llevar una alimentación saludable.

¿Te preguntaste alguna vez cuáles son las características de una alimentación saludable? Te las cuento.

Tiene que ser completa. Es decir, incluir a todos los grupos de alimentos. Pero con eso no alcanza. Además, debe ser variada. Si de vegetales solo comés tomate, no es suficiente.

Además, tiene que ser equilibrada, balanceada. Si comés mucha fruta y verdura, pero nada de proteínas o lácteos, te van a faltar nutrientes como el calcio y la vitamina D.

Y tiene que ser placentera (si la comida se transformó en un ejercicio intelectual, estás en problemas) y compartida (no deberíamos comer solos, somos seres sociales).

Debe ser sostenible en el tiempo. Si hacés una dieta estricta que no vas a poder soportar en el largo plazo, no te sirve.

Y, por último, tiene que ser sustentable para el planeta. Las legumbres son un gran ejemplo: son buenas para tu salud y además dejan la tierra en muy buenas condiciones para rotar cultivos.

Así que insisto en mi consejo: si la tribu alimentaria o el grupo social o virtual al que pertenecés te exhorta a que dejes algún grupo completo de alimentos o te instiga o alerta que algún grupo de alimentos es peligroso: salí de ahí y consultá al menos a un experto en nutrición o a tu médico de confianza, que siempre va a ser quien tenga la última palabra.

Acordate que si no comés, te comés.

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Fuente-Clarin