Si no hubiese existido la pandemia, seguramente Vince Clarke nunca habría hecho un disco solista. Pero ahí está Songs of Silence, el primer álbum firmado por el cerebro instrumental de Erasure (y antes Yazoo y el primer Depeche Mode). “No soy muy bueno para estar sin hacer nada”, explica esta auténtica leyenda del tecno pop a través de Zoom. “Y fue muy raro cuando tuvimos el aislamiento, porque tengo que estar haciendo algo todo el tiempo”. Lo que hizo Clarke fue ponerse a experimentar con el Eurorack, un sintetizador modular al que no le había prestado demasiada atención hasta el momento. “Realmente no fue mi intención hacer un disco, pero empezaron a salirme tracks. Era algo que hacía por mi propia salud mental, en realidad. Hacer música es mi vida. Y tenía una amplia posibilidad de intentar algo nuevo”, explica.
Lo nuevo en la carrera de Clarke, además de estamparle su nombre a un disco, fue componer piezas instrumentales de ambient sobrias y a veces algo sombrías. Diez tracks que invitan más a un estado contemplativo que a esa pista de baile a la que el músico ha alimentado a lo largo de su carrera. Y todo gracias a un sintetizador surgido a mediados de los ’90 y a esa suerte de limbo que provocó la pandemia. “He tenido módulos de Eurorack durante bastante tiempo, pero nunca había contado con el tiempo para explorarlos y aprender sobre ellos”, explica el músico. “Con el aislamiento, pasé horas y horas mirando videos de YouTube, tutoriales sobre como usar estas cosas y cómo sacarles el jugo. Y adoro eso. Quiero decir, soy un verdadero nerd: prefiero ver un video de YouTube sobre un oscilador que una película o Netflix“.
“Para mí es muy importante seguir aprendiendo cosas mientras envejezco, no tanto para ser más inteligente sino simplemente para usar el cerebro de ese modo”, continúa Clarke. “Descubrir nuevas cosas, nuevos sonidos, formas de hacer música, técnicas, efectos… Eso es realmente importante en mi vida ahora mismo. No podés dormirte en los laureles y escuchar solamente canciones viejas de Erasure, tenés que moverte hacia adelante. Y con el asunto del Eurorack es todo muy loco. He trabajado con sintetizadores modulares durante mucho tiempo y suenan fantástico, pero con esto del Eurorack, las compañías sacan módulos y cosas nuevas todo el tiempo, o alguien descubre nuevas formas de hacer cosas. Cuando me acerco a algún equipamiento, nunca lo hago pensando ‘oh, ya sé cómo usarlo’, porque ¡en realidad no sé! Así que empiezo a buscar tutoriales para buscar cosas nuevas. Ese proceso de aprendizaje es lo que me mantiene vivo. Por ese proceso encuentro más interesante y llamativo hacer música que el resto de las cosas que hacés cuando publicás un disco”.
-¿Hubo un momento en el que te diste cuenta de que podías componer piezas instrumentales con el Eurorack?
-Sí, sí. Bueno, siempre había estado interesado, intrigado y perplejo por el modo en que alguna gente hace música sin voces y sin arreglos tradicionales. Sin estrofas, estribillos y puentes, digamos. Así que cuando empecé, pensé que sería un desafío descubrir cómo se hacía eso de crear una pieza de música sin voces, casi sin melodías, y aún así hacer que sean interesantes y cautivadoras. Así empezó todo. Cada track empezó de un modo muy simple, y luego le agregaba diferentes elementos y sonidos. Es como hacer una suerte de esculturas sonoras, supongo. Pero la idea siempre fue tratar de hacerlo interesante, entonces no intenté hacer tracks de 20 minutos (se ríe). Yo perdería el interés al escuchar algo así.
-Es esa especie de instinto pop que tenés en tu ADN…
-Sí, absolutamente. Durante años y años he trabajado en canciones pop de cuatro minutos. Todavía no he llegado al punto en el que pueda sostener un track durante mucho más tiempo. Pero no para beneficio de los demás sino para el mío (risas). Me gusta la idea de que un track evolucione y que sucedan cosas durante su curso que te lleven a un pico de interés. Y eso puede involucrar un sonido que evolucione o un evento que suceda en determinado momento del track. Esa clase de cosas son las que para mí hacen que esos tracks sigan siendo interesantes.
-La mayor parte de tus canciones las empezás con guitarra acústica o piano. ¿Cómo te resultó tener que cambiar de enfoque en este caso?
-Como dije, empezaron de modo muy simple. Literalmente sacaba un solo tono de uno de los módulos de Eurorack, y luego le encontraba la vuelta a que ese sonido evolucionara y cambiara para no perder interés en lo que pasa con ese sonido. Luego agregaba capas de sonido. Para mí, esas capas eran como las estrofas y los estribillos, se convertían en los puntos de interés. Son los que mantienen interesado al escucha.
-¿Creés que esta forma de hacer tracks permeará hacia el modo en que componés canciones para Erasure?
-Creo que no. Cuando compongo canciones con Andy es un enfoque completamente diferente. Para empezar, tenemos un objetivo en mente: nos juntamos a escribir y queremos tener una canción lista al final de la sesión. Y la escribimos porque sabemos que habrá un disco que publicaremos, así que necesitamos 10 o 12 canciones. En este caso no había nada de eso. No tenía nada en mente cuando lo hacía; ningún objetivo, ningún final. Fue sólo por el disfrute de crear estos tracks y estos sonidos, así que tendí a grabar demasiado en cada track. Pero cuando la compañía discográfica sugirió que podría interesarle publicarlo, empecé a pensar en cómo recortar cosas y hacer que los track fuesen más cohesivos, tuvieran más sentido.
-¿Escuchás música ambient?
-Para ser honesto, es un género bastante nuevo para mí. Hace unos años hice un programa radial sobre electrónica con un amigo, Reed Hays. Lo hicimos durante un par de años. Y al hacerlo, como tratábamos de poner música nueva todo el tiempo, tuve la oportunidad de escuchar mucha música ambient nueva. Mi amigo, que toca el cello en uno de los tracks del disco (“The Lamentations of Jeremiah”), conoce mucho más del género que yo, incluso de la música electrónica experimental del pasado, hasta de los años ’40 o algo así. Así que cuando hacíamos el programa juntos pude descubrir este género. Eso fue lo que despertó mi interés en ese mundo.
-Qué loco, uno imaginaría que eras un experto porque sos un icono del pop electrónico.
-Es que hay tanta música… A mucha gente no le gusta Spotify y puedo entender sus razones. Pero, al mismo tiempo, es un modo fantástico para descubrir música nueva. En general, escucho un track que me interesa y allí aparecen un montón de otros tracks que tienen alguna clase de relación con ese, y de artistas que nunca escuché antes. Así que me meto en esa madriguera. Cuando sos más joven, por lo general un amigo te dice “escuchá a tal banda” o “escuchá esta música”. Con Spotify, eso no tiene límites.
-Dejaste pasar la mención a que sos un icono del pop electrónico. ¿No te sentís así?
-Cuando tenés 63 años, no te ves como un icono de nada, sólo como un viejo.
-Ya que mencionás la edad, ¿tuvo eso algo que ver con que exploraras costados más oscuros en estos tracks que en la mayor parte de tu carrera? Porque generalmente se te asocia con música bailable y alegre.
-No creo que tenga que ver con la edad, en realidad. Obviamente, con lo del Covid hubo muchas cosas tristes que me pasaron durante ese período, como seguramente le sucedió muchísima gente. Y eso estaba destinado a quedar reflejado en la música que estaba creando. Si estás de buen humor, creás música de buen humor; pero si no te sentís tan bien, entonces sale música más triste.
-“Passage” y “Blackleg” son los dos tracks del disco que incluyen voces. ¿Cómo sabés cuando tenés que usar voces humanas sí o sí?
-Bueno, “Passage” estaba terminada y sonaba muy distinta a como suena ahora. Y pensé que estaba bien. Pero en algún rincón de mi cabeza podía escuchar este tono operístico, que no estaba seguro de cómo funcionaría. Sabia que no podría hacerlo bien sintéticamente, así que decidí buscar a una cantante de ópera. Y había escuchado mucho un aria de Puccini con una melodía muy interesante, así que pensé “amo esa melodía, me la voy a robar”. No creo que Puccini vaya a enojarse (risas). Le cambié algunas notas de lugar y traje a Caroline Joy a cantar esa melodía. Pero no era realmente canto, era más una textura. Así era como la había imaginado y creo que así suena.
-¿Y “Blackleg”?
-Martin Gore (de Depeche Mode) me había dado una grabación acapella de esa canción hace muchos, muchos años. En ese momento, ambos trabajábamos juntos en la música para una instalación y necesitábamos varias piezas. Me la dio y me dijo preguntó si podíamos hacer aglo con eso. Pasé años tratando de convertir esa grabación en un track. Y de repente, tenía la canción y encajaba en este disco. Honestamente, no cambié nada, no la afiné, sencillamente encajó perfectamente. Es hermoso cuando pasan cosas así, cuando algo simplemente tiene que ser.
-¿”Blackleg” es el componente político del álbum?
-Bueno, es una canción muy violenta. Hice un poco de investigación hasta dar con la historia de la canción y su significado. Más que política, es una canción social. El cantante no habla del gobierno sino de varios traidores de su comunidad, gente que no era de su sindicato. La canción fue escrita en tiempos desesperados, al inicio de todo el movimiento sindical. Esta gente, estos mineros de piernas negras, podrían haber destruido el movimiento sindical. Obviamente, yo estoy a favor de los sindicatos, pero no intento hacer una declaración política, sólo quería pintar la desesperación de esos tiempos. Es más una declaración histórica, supongo.
-Ya que mencionaste tiempos desesperados, cuando sacaron World Be Gone con Erasure dijiste que el clima político los había influido porque el mundo se había vuelto loco. ¿Cómo sería ese disco si lo compusieran ahora?
-Sería un disco muy triste, sin dudas.
-En Erasure, Andy generalmente le pone título a las canciones en mitad del proceso. ¿Cómo los elegiste en este caso, en el que ni siquiera tenías letras para guiarte?
-Como no pensaba en publicar un disco, no tenía otros títulos más que “Drone 1”, “Drone 2” y así. Pero cuando la compañía dijo que quería sacarlo, empecé a buscar títulos. Andy es muy bueno con los títulos de canciones, pero esta vez no estaba… Igual, no sé por qué pero me resultó fácil encontrar títulos que representaran los sentimientos de estos tracks. Esa fue una parte. La otra fue que estuve bastante inspirado por ver películas de ciencia ficción y prestar atención a sus bandas sonoras. Los títulos no suelen ser mi punto de inicio para hacer un track. Escucho algo… Bueno, en realidad, lo que empezó todo fue cuando vi Blade Runner 2 (en realidad, el film dirigido por Dennis Villenueve se llama Blade Runner 2049). Hice un track pensando, no sé, quizá pueda ser para Blade Runner 3 (se ríe). El tema es “Lamentations of Jeremiah”, que empezó como un soundtrack para sci-fi. Después le pedí a mi amigo Reed que tocara el cello en el track y entonces se convirtió en algo muy poco futurista y muy humano. De inmediato, quise usar la palabra “Lamentation” (“lamento”) porque es muy evocativa y muy poderosa. Podés conjurar una imagen que parece encajar con el track. Y pasó algo similar con el resto de los tracks: esos títulos se me ocurrieron casi de inmediato, no tuve que pensarlo demasiado.
-Mencionaste las bandas sonoras de películas de ciencia ficción. ¿Tenés algún plan para el disco más allá de publicarlo? Quizás haya aspectos visuales que podrías desarrollar.
-Bueno, justamente estamos en eso. Estamos planeando un evento en Londres para el lanzamiento del disco. No será un concierto sino un evento visual con música, que no es lo mismo que musica con visuales. Durante los últimos dos meses estuve trabajando en ideas visuales para expresar los tracks. Y ha sido fascinante porque es algo que siempre quise hacer. Es muy interesante porque se te ocurre una idea visual para un track y de repente toma un significado completamente diferente. Las ideas visuales más simples hacen que los tracks suene mucho más importantes, les dan más forma. Así que sí, la idea de este show será básicamente de proyecciones, diapositivas y películas. Y vamos a tocar el disco detrás. Siempre quise hacer algo así. Es un evento muy chico. Vamos a testearlo en Londres y ver cómo funciona. Si sale bien, quizás hagamos uno en Nueva York y en otros lados, pero hay que ver si funciona técnicamente. No es salir de gira ni nada parecido, ¿eh? Pero me gusta la idea de hacer eventos que no sean como teatro sino más bien una experiencia tipo galería de arte, con cosas alrededor tuyo, algo más inmersivo que simplemente mirar a alguien sobre un escenario tocando la guitarra o el bajo. Eso no encajaría con esta música.
Sintetizadores
Electrónica interminable
Vince Clarke cree que es imposible sacarle todo el jugo al Eurorack, el sintetizador con el que hizo Songs of Silence. “Es interminable”, asegura. “Pero eso se puede decir en general de la música electrónica, porque obviamente estás lidiando con algo que nunca se ha hecho antes. Cuando sucedió la revolución de la música electrónica en términos comerciales, a fines de los ’70 y principios de los ’80, de repente había toda una nueva paleta de colores que no existían antes. No era que tomabas una guitarra y la pasabas por un efecto y un amplificador distintos. Es como si fueras escritor y de repente alguien descubriera 26 letras más para el alfabeto. Para mí es algo fantástico, porque cambia y evoluciona todo el tiempo, la gente sigue descubriendo cosas nuevas y formas nuevas de hacer cosas. Así que nunca se pierde el interés”.
-¿Estás experimentando con otros instrumentos nuevos?
-Sí. Tengo mi estudio principal en Brooklyn, pero me armé una especie de estudio a escala donde vivo ahora. En este momento es un quilombo, pero estoy tratando de mejorarlo. Y está bueno porque no suelo comprar módulos porque sí, sólo reemplazo lo que no estoy usando demasiado porque ya no me interesa. No es que acumulo más y más equipos, sencillamente cambio las cosas.
Nuevas canciones
Los planes de Erasure
Erasure no toca en vivo desde el 18 de octubre de 2021, porque en pleno The Neon Tour Vince Clarke se contagió Covid. “Hubo que cortar la gira, así que volví a Nueva York y de inmediato me puse a escribir canciones para Erasure”, recuerda el músico. “Creo que ya tengo escrita mi parte del próximo disco, así que estoy esperando que venga Andy. Con suerte, nos reuniremos aquí hacia fin de año y empezaremos a llenar los huecos. Tengo estas ideas básicas y me gustaría trabajarlas con Andy, no puedo hacerlo solo. Necesito que él esté en esta habitación conmigo para convertir estas ideas en canciones. Hace mucho que no veo a Andy y adoro trabajar con él, que él esté aquí. No podemos hacer cosas online, no se siente bien”.