El drama romántico “Vidas pasadas”, ópera prima de la surcoreana Celine Song que se estrena este jueves en cines, sigue la nostálgica historia de amor platónico de dos compañeros de la escuela que, emigraciones de por medio, se separan pero mantienen contacto virtual a lo largo de dos décadas y fantasean con algún día reencontrarse.
Con desempeño anterior en la dramaturgia del Off-Broadway, Song emigró con sus padres de Corea del Sur a Canadá cuando tenía 12 años y tras graduarse de la universidad se mudó a Nueva York para estudiar una segunda carrera relativa a las letras, algo que volcó a su protagonista de “Vidas pasadas”, que tuvo el mismo recorrido.
“Es un filme sobre las revelaciones que tiene esta mujer a lo largo de su vida. Se sintió muy especial para mí porque también tuve mi propia revelación: ‘Soy una cineasta’, lo cual no sabía hasta que empecé a hacer esta película”Celine Song
Compartiendo el factor común con su colega francesa Justine Triet de ser mujeres no estadounidenses que con su ópera prima llegan a estar nominadas en el rubro de Mejor película de los próximos premios Oscar, ambas realizadoras compiten, a su vez, por quedarse con el galardón al Mejor guion original en la gala de la Academia de Hollywood del próximo 10 de marzo.
Si bien para el premio mayor no son favoritas ni “Vidas pasadas” ni “Anatomía de una caída”, sí lo son ambas en la categoría de guion, en la que compiten con “Los que se quedan”, “Maestro” y “Secretos de un escándalo”, ya que, además de ser muy buenos guiones, sus contendientes son dos varones y una estadounidense, lo que aportaría también al “tokenismo” al que suele aferrarse la Academia de Hollywood.
La nostálgica cinta retrata la historia de vida que muchos inmigrantes coreanos transcurrieron en Estados Unidos, que actualmente suman 2 millones de personas en el país y representa una de las principales minorías de esa población, y toca temas como el desarraigo, especificidades culturales de Corea del Sur, cuestiones de adaptación y sobre la pérdida de identidad social por vivir en el exterior.
Otro de los tópicos centrales de la película, que se extiende durante 106 minutos, es la reflexión sobre lo especulativo de lo que no fue y pudo haber sido de haber tomado otro camino alternativo al elegido. Algo que Song introduce en el filme a través del concepto de “In-Yun”, definido como la forma del universo de hacer reencontrar y unir almas que compartieron una conexión en vidas pasadas.
Esa conjunción entre experiencia biográfica de la cineasta y factor común entre millones de coreanos lleva a la historia hacia las disyuntivas que emergen respecto de reencontrarse con su “vida pasada”, su “In-Yun”, y la colisión con su vida concreta y actual, en la que se está en pareja con otra persona.
Ya desde la primera imagen de la película, la historia muestra el momento cúlmine del largometraje: Nora, interpretada por Greta Lee, sentada en un bar entre medio de sus dos amores: su esposo Arthur y su “In-Yun” Hae Sung, encarnados por John Magaro y Teo Yoo, respectivamente.
La secuencia integra cierta tensión matizada con respeto y una particular camaradería, siendo que Nora trata de ponerse al día con su compatriota y abarcar el elefante rosa en la habitación, su romance pasado que no fue, pero hablando en coreano, ya que Hae Sung no habla inglés y su marido aprendió apenas algo de ese idioma para acercarse más a Nora, quien murmura cosas en coreano cuando sueña.
El esperado momento, que empieza como una poco fluida e incómoda interacción con Nora traduciendo a ambos hombres, termina en una charla intimista entre los coreanos que deja afuera al esposo estadounidense, que, respetuosamente y sin celos, bebe su trago mientras las vidas pasadas se reúnen después de dos décadas.
La película se divide en tres partes: Nora y Hae Sung a los doce años comenzando con timidez su vínculo y la emigración de ella; a los 24 de la protagonista, ya asentada en Estados Unidos desarrollando su vocación de escritora y él haciendo el servicio militar obligatorio en Corea del Sur, y por último, otros doce años más tarde con Nora casada y Hae Sung finalmente rumbo a Nueva York para cumplir su ansiada promesa de visitarla.
“Es un filme sobre las revelaciones que tiene esta mujer a lo largo de su vida. Se sintió muy especial para mí porque también tuve mi propia revelación: ‘Soy una cineasta’, lo cual no sabía hasta que empecé a hacer esta película”, dijo Song sobre su proceso en un podcast del medio especializado de Hollywood Variety.
La aproximación íntima, sensible, humana y parsimoniosa de la cinta la convierte en una de las mejores nominadas a los próximos Oscar con independencia de los próximos resultados de la gala del próximo 10 de marzo, lo que también contrasta con la última ganadora principal, la también con orígenes asiáticos “Todo en todas partes al mismo tiempo”, que plantea universos paralelos mucho más enroscados que el propuesto por esta sencilla historia, que esboza un solo camino alternativo pero más efectivo y cercano.