Una vez al año, los corales de la Gran Barrera de Coral de Australia protagonizan una orgía tan enorme que puede verse desde el espacio. Calentados por el agua, arrastrados por las mareas y provocados por la luna llena, los pólipos de coral liberan óvulos y espermatozoides en una vasta nube. Los haces flotantes de gametos suben a la superficie, formando enormes manchas moldeadas por las corrientes oceánicas.

De adultos, los diminutos animales que construyen y componen los arrecifes de coral están inmóviles, atrapados en sus magníficos esqueletos. Se reproducen asexualmente durante todo el año, clonándose en colonias en expansión.

Pero como no pueden nadar para encontrarse, deben lograr la reorganización genética que surge de la reproducción sexual de una manera diferente. La mayoría utiliza una señal que es a la vez confiable y romántica: la luna llena.

Los pólipos detectan el estado de la luna con criptocromos, un tipo de receptor que puede detectar la luz azul. Las diferentes especies esperan distintos períodos de tiempo después de la luna llena para soltarse, generalmente entre tres y cinco días. “Están muy sincronizados”, dice Muhammad Abdul Wahab, ecólogo bentónico del Instituto Australiano de Ciencias Marinas. Algunas especies retienen pacientemente sus gametos hasta el momento adecuado y luego los sueltan. Otros vomitan sin previo aviso, como los volcanes. Los corales tipo hongo, que son pólipos enormes y solitarios, se vuelven visiblemente regordetes y luego, unos 30 minutos antes del atardecer, expulsan sus huevos. Si buceas alrededor del arrecife en el momento adecuado, verás y sentirás una ráfaga de paquetes reproductivos de coral en tonos rojos, naranjas y amarillos.

Una vez que los haces llegan a la superficie, la acción de las olas los rompe y se produce la fertilización. En 24 horas, se desarrollan diminutos embriones de coral. Las larvas resultantes, la mayoría no más grandes que semillas de sésamo, flotan de aquí para allá.

Después de cuatro o cinco días de movilidad (el único momento en que estos animales experimentarán movimiento), las larvas se hunden en el fondo marino y deciden dónde asentarse. Deben encontrar un lugar poblado por las algas simbióticas de las que dependen, evitando al mismo tiempo ser devorados por un pez pastando o arrasados ​​por un caracol. Dondequiera que terminen, explica Wahab, “tienen que estar contentos por el resto de sus vidas”.

A medida que los pólipos de coral comienzan a construir sus esqueletos de carbonato de calcio, están reconstruyendo la Gran Barrera de Coral, que ha sido gravemente dañada por el calentamiento y la acidificación de las aguas del océano. Si sobreviven y crecen, ellos también tendrán la oportunidad de participar en el rito a la luz de la luna que regenera esta estructura viva.

  • Rango: 1.400 millas (2.250 km) de arrecife en el Mar del Coral, frente a la costa de Queensland
  • Especies: La Gran Barrera de Coral está formada por cientos de especies de coral, muchas de las cuales participan en eventos de desove en luna llena.
  • como verlos: El buceo es la mejor manera de vivir este evento por ti mismo. Consulta con las tiendas de buceo locales para coordinar tu visita, porque el tiempo lo es todo. Los corales de la Gran Barrera de Coral suelen desovar durante la primera semana de luna llena en octubre o noviembre.

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Fuente atlasobscura.com