Foto archivo
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Un peligroso preso que cumple una pena de prisión perpetua por haber asesinado y prendido fuego en 2009 a una joven de 19 años en San Luis y por el doble femicidio de una chica de 18 años y su hija de 2, cometido cinco años después en la provincia de Córdoba, mató en las últimas horas a puñaladas a otro recluso en una celda del Complejo Penitenciario puntano de Pampa de las Salinas, informaron fuentes policiales.

Se trata de Juan José Murúa, un triple femicida que, según los voceros del Ministerio de Seguridad de San Luis consultados, apuñaló cuatro veces y mató al interno Jonathan Aguirre (28) tras ingresar a su celda.

Fuentes del Departamento de Relaciones Policiales de la policía provincial informaron que el hecho sucedió cerca de las 21.15 del lunes, cuando Murúa irrumpió en la celda de Aguirre y lo atacó a puñaladas.

La víctima era oriunda de San Martín, Mendoza, y había sido condenada en mayo de 2019 a 7 años de prisión por “homicidio doblemente calificado en grado de tentativa” de su expareja, a quien apuñaló.

El ataque contra Aguirre se produjo en el módulo “A” del complejo carcelario, donde el preso sufrió graves lesiones provocadas con un elemento cortopunzante, agregaron los informantes.

Al percatarse de la pelea, el personal penitenciario irrumpió en el lugar y trasladó al herido al área de sanidad de la prisión, donde, pese a recibir atención médica de urgencia, falleció a los seis minutos de ingresar.

En la causa iniciada por el hecho interviene la fiscal de Instrucción Nº 4 de San Luis, Antonella Romagnoli, quien encomendó la investigación a la División de Homicidios de la policía provincial y dispuso que de inmediato se inicien las tareas de rigor.

Los crímenes de Juan José Murúa

El señalado autor del crimen, Murúa, es un peligroso preso condenado a prisión perpetua por tres femicidios, violencia de género e intento de abuso sexual.

El primero de los hechos por el que fue condenado fue el crimen de Brenda Arias, una joven de 19 años que el 27 de julio de 2009 fue hallada asesinada de un tiro y luego quemada en un campo de la localidad sanluiseña de Villa del Carmen, a 147 kilómetros de la capital provincial.

En el inicio de la investigación todas las sospechas recayeron sobre el novio de Brenda, con quien la joven decidió finalizar la relación la tarde del 11 de julio, el mismo día de su desaparición, aunque en 2017 la causa dio un giro rotundo cuando entró en escena como nuevo sospechoso Murúa, quien en aquel entonces era pareja de una amiga de la víctima.

Finalmente, con el correr de la pesquisa se llegó a Murúa como autor del femicidio, por el que en 2018 fue condenado a la pena única de 38 años y dos meses de prisión por la Cámara de Apelaciones de Concarán, que tuvo en cuenta que sobre el hombre pesaban otras dos condenas previas en Córdoba, una por violencia de género y otra por el intento de abuso sexual de una joven.

En tanto, en abril pasado, Murúa recibió una condena a prisión perpetua -que unifica todas las anteriores- tras un juicio por jurados al que fue sometido por el doble femicidio de Marisol Reartes (18) y su hija de 2 años, cometido en febrero de 2014 en la localidad cordobesa de Los Pozos, en el Valle de Traslasierra.

Al cabo de nueve jornadas de audiencias, el femicida fue hallado culpable del “homicidio calificado por el vínculo y por mediar violencia de género” en el caso de Marisol, con quien mantenía una relación sentimental, y del “homicidio simple” de la niña que ella había tenido con otro hombre.

En el juicio se dio por acreditado que Murúa cometió los asesinatos cuando la joven le planteó su intención de terminar esa relación.

El doble femicidio ocurrió el 3 de febrero de 2014 cuando Marisol salió de la casa de su madre para llevar a su beba a una plaza y lo último que se supo de ellas fue que la vieron transitar por la ruta provincial 14, por donde también fue visto pasar en su auto Murúa.

De acuerdo a la acusación fiscal, el hombre asesinó a Marisol y a su hija y arrojó sus cuerpos al Dique de La Villa, cercano a Mina Clavero, en el departamento San Alberto.

Recién cuatro años después, en 2018, fue encontrado el cráneo de Marisol, mientras que los restos de la beba nunca se hallaron.

Ahora, con el homicidio del preso Aguirre, Murúa suma un nuevo asesinato a su lista de crímenes, esta vez en una cárcel de máxima seguridad, que ocupa un predio tiene 42 hectáreas con capacidad para albergar 236 internos y está ubicada a 30 kilómetros del límite con La Rioja, en el Departamento Ayacucho.

De esa misma prisión, Murúa logró huir en diciembre de 2020 tras burlar la seguridad, aunque fue recapturado dos días después en la estancia “El Baldecito”, un campo ubicado a 20 kilómetros de la prisión, sobre la ruta provincial 46, donde estaba escondido en un corral.





Fuente Telam