Los médicos y fisioterapeutas hace mucho tiempo que incorporaron el ejercicio aeróbico a los programas de tratamiento del dolor lumbar. El movimiento puede aliviar el dolor y, al mismo tiempo, fortalecer los músculos que sostienen la espalda. Aun así, muchas personas con dolor de espalda pueden ser reacias a hacer ejercicio.

Un nuevo estudio, publicado en The Lancet, ofrece más pruebas del poder del movimiento. Según el estudio, caminar con regularidad puede ser muy eficaz para prevenir la reaparición del dolor de espalda. El estudio se centró en adultos con antecedentes de lumbalgia; los que caminaban con regularidad pasaban casi el doble de tiempo sin que les volviera el dolor de espalda, en comparación con el grupo de control.

Los hallazgos están en línea con un gran cuerpo de investigación existente que estableció una asociación entre la actividad física y mejores resultados para el dolor de espalda. Una revisión sistemática de 2019 descubrió que la actividad física disminuía la prevalencia del dolor de espalda. Y un estudio de 2017 encontró que el yoga funcionaba tan bien como la terapia física para aliviar el dolor de espalda.

Una intervención accesible

El nuevo estudio se basa en esta investigación mediante el seguimiento de pacientes fuera de un entorno clínico estrictamente controlado. Mark Hancock, profesor de fisioterapia en la Universidad Macquarie de Australia y autor principal del estudio, trató de evaluar la eficacia de una intervención menos costosa que podría ser de más fácil acceso para muchas personas que el tratamiento en la clínica.

Hancock y un equipo de investigadores se centraron en un grupo de muestra relativamente sedentario. Los investigadores recogieron datos de 701 adultos que se habían recuperado recientemente de un episodio de lumbalgia. Se dividieron aleatoriamente en dos grupos: un grupo recibió un programa individualizado de caminata y educación, facilitado por un fisioterapeuta a lo largo de seis sesiones en un período de seis meses. El otro grupo no recibió ninguna intervención. Los investigadores hicieron un seguimiento de ambos grupos durante los tres años siguientes.

El objetivo de cada persona del grupo de caminar era hacerlo cinco veces por semana durante al menos 30 minutos diarios, pero el programa se personalizó en función de la edad, el índice de masa corporal, el nivel de actividad actual, las limitaciones de tiempo y los objetivos personales.

Los participantes en el grupo de marcha también recibieron un programa educativo para ayudarles a comprender mejor su dolor y responder a él. Cuando los pacientes tenían un repunte del dolor lumbar, los animaban a seguir caminando, pero ajustando la velocidad y la distancia según la necesidad. Hancock señaló que muchas personas cuando experimentan aumento del dolor, a menudo se sienten especialmente protectoras con su espalda y evitan el movimiento.

“La educación cambió su forma de pensar al respecto y consiguió que fueran más activos, y que siguieran activos cuando tenían algún dolor de espalda”, dijo Hancock.

Ejercicio como medicina

Los nuevos resultados también se hacen eco de las conclusiones de un metaanálisis de 2020 de 25 estudios sobre la prevención del dolor lumbar, del que Hancock fue coautor. En el metaanálisis, los investigadores hallaron que el ejercicio regular, combinado con la educación física, era la forma más eficaz de prevenir la recurrencia del dolor lumbar.

Aunque hay muchas causas diferentes de dolor lumbar, a menudo la causa fundamental es tener una “base de apoyo débil”, dijo Hamza Khalid, médico del Centro para la Salud de la Columna de la Clínica Cleveland. Caminar puede ayudar a fortalecer los grupos musculares que ayudan a estabilizar la columna vertebral, principalmente los músculos centrales. La debilidad de los músculos centrales puede provocar fatiga, desalineación de la columna y dolor.

Según la investigación de Hancock, casi 7 de cada 10 personas que se recuperan de un episodio de dolor lumbar vuelven a sufrirlo al año siguiente.

“El ejercicio es como una medicina”, dijo Khalid, aunque también recalcó que “no es una píldora mágica”. Si tu dolor de espalda es crónico o complejo, tu médico o fisioterapeuta pueden ayudarte a adaptar un programa de ejercicios a tus necesidades específicas.

Aun así, es probable que mover el cuerpo te ayude. En este punto, según Hancock, “las pruebas son bastante abrumadoras”.

Traducción: Patricia Sar

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