Belustegui Keller y su cmara Foto prensa
Beláustegui Keller y su cámara. /Foto: prensa.

“Mi vida estuvo signada por un silencio que hablaba”, asegura la cineasta Marina Beláustegui Keller y a continuación presenta dos argumentos irrefutables: sus tres hermanos mayores por parte de su padre, José, Valeria y Martín, fueron desaparecidos por la dictadura militar junto con los bebés que esperaba Valeria y la compañera de Martín, quien tambien fue secuestrada. Nada se sabe de ellos a pesar de los esfuerzos de la familia y, especialmente, de la madre de ellos, Matilde Herrera, quien fue Abuela de Plaza de Mayo. Pero además, su abuelo materno, Iván, aparecía y desaparecía de su vida sin que pudiese decirle siquiera el nombre de sus propios padres. “Cuando le preguntaba a mi mamá de dónde era, me argumentaba que en ese entonces ‘las fronteras se movían’”, recuerda la realizadora que se dedicó durante muchos años a la publicidad y llegó a tener una productora propia hasta que un preinfarto la llevó a replantearse el vértigo en el que vivía.

Fue inevitable entonces que se plantease mitigar esos silencios y comenzó a escribir una historia de ficción sobre sus hermanos. Mientras se debatía en la dificultad de dirigir a alguien que representase a una persona tan querido para ella, su madre se enfermó y recrudecieron las dudas sobre su abuelo Iván. entonces llegó un dato: un cartón de inmigración de Brasil, a donde el hombre habia viajado desde Argentina. Ahí constaba que había nacido en Transilvania y no en Alemania, como hasta entonces creía la familia.

La cineasta comenz en el mbito de la publicidad Foto prensa
La cineasta comenzó en el ámbito de la publicidad. /Foto: prensa.

“Así que seguí investigando y le escribí al intendente del pueblo donde él supuestamente había nacido. Me contestó que efectivamente había nacido ahí y que tenía un hermano, fallecido en 1990. Así que me puse a buscar a los parientes de allá y dí con mi tía Caty, que sería prima de mi mamá. Ella fue quien me contó que mi abuelo era judio y que su familia había sido llevada a Auschwitz”.

Así que, de modo fortuito, su preocupación pasó a ser aquella historia de la que en la familia no se hablaba. Y enfocó su cámara en ella. “Trabajé con la cámara de un celular filmando mis conversaciones telefónicas con mi tía desde que me confirmó que era la hija del hermano de mi abuelo hasta que me contó que él era judío”, recuerda la realizadora, quien luego optó por cámaras más sofisticadas para rodar en el bosque cercano al pueblo donde nació su abuelo. 

Porque después de aquel llamado, lo que siguió fue una road movie. Un viaje a Transilvania, en Rumania, para conocer a esa parte de la familia, pero también la búsqueda de parientes en Nueva York, Miami y París. En esa recorrida, Beláustegui tuvo una compañía muy particular: las cenizas de su madre.

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Foto: prensa.

“Aunque lo que cuento es dramático, le doy un tono diferente y hasta me permito cierto humor. Nadie puede tomarlo a mal porque estoy contando mi propia historia. Ésta soy yo”, cuenta Beláustegui, capaz de transformar en un recorrido festivo su peregrinación con la urna que contiene los restos de su madre, por distintos aeropuertos, el pueblo y el bosque cercano al pueblo natal de su abuelo, donde decidió dispersarlas en un ritual que tuvo mucho de baile.

El resultado de ese viaje y esos registros es “Las fronteras se movían”, un documental que se estrena este miércoles 4 de octubre a las 19.30 en el marco del Festival Internacional de Documentales de Buenos Aires, que se lleva a cabo del 2 al 8 de este mes. Será en una función con entrada libre y gratuita en la sala 1 del Cine Gaumont, Avenida Rivadavia 1635.

La artista junto a su familia rumana Foto prensa
La artista junto a su familia rumana. /Foto: prensa.

“La verdad sana”, define la directora sobre su ópera prima, a la cual describe como “una road movie en primera persona sobre el silencio familiar”. “Gracias a este curioso deseo de verdad, hoy puedo honrar a mis ancestros y llevar luz a casi 100 años de oscuridad y silencio, compartiendo que aún de las tragedias más oscuras podemos llevar luz con la verdad, en mi caso, reafirmando una vez más, que la verdad sana. Ese es mi mayor deseo con este documental: afirmar la verdad en las redes familiares”, sintetiza, y avisa que esa búsqueda la lleva en el presente a retomar la historia de sus tres hermanos desaparecidos para convertirla en un documental sobre el silencio y la falta de respuestas de lo que ocurrió durante la dictadura militar. Su próximo proyecto tiene un título tentativo: 99,9%, y trataría sobre sus sobrinos apropiados ya que tanto su hermana Valeria como la compañera de su hermano Martín estaban embarazadas.

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Foto: prensa.

Los hermanos de Marina

Marina Beláustegui Keller es hermana por parte de padre de José, Valeria y Martín Beláustegui, militantes del ERP desaparecidos durante la última dictadura. La madre de ellos, Matilde Herrera, fue Abuela de Plaza de Mayo y murió reclamando noticias de sus hijos y de sus nietos. La familia logró obtener unos pocos datos, como que José estuvo detenido en el Atlético.

A partir del documental sobre su abuelo, Beláustegui Keller logró conectarse por Instagram con Mariana Herrera, prima segunda de sus hermanos y directora del Banco Nacional de Datos Genéticos. La genetista la invitó a abrir la caja que cada abuela va armando sobre la investigación para que le sea entregada a sus nietos cuando sean identificados. En el caso de Matilde, aquel tesoro aún espera.

El documento de migracin de su abuelo con el que empez la bsqueda Foto prensa
El documento de migración de su abuelo con el que empezó la búsqueda. /Foto: prensa.





Fuente Telam