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La llegada del invierno a Ucrania prevé nuevos ataques rusos contra la infraestructura energética, como ocurrió en las últimas horas en Kiev tras una ofensiva con drones que fue calificada como la más grande desde el inicio de la invasión, pero además abre interrogantes sobre cómo el frío va a afectar el ritmo de los combates en el este y sur del país.

Ucrania afirmó este sábado que derribó 74 de los 75 drones rusos lanzados durante la noche del viernes y las primeras horas del sábado, en lo que calificó como el peor ataque con estos aparatos no tripulados contra la capital y la región que la abarca desde que comenzó la guerra en febrero de 2022.

Cinco personas resultaron heridas, entre ellas un niño de 11 años, y decenas de edificios quedaron sin electricidad en Kiev, donde las temperaturas cayeron por debajo de los 0 ºC, señalaron las autoridades ucranianas.

“¡El enemigo lanzó una cifra récord de drones de ataque contra Ucrania! El principal destino del ataque es Kiev”, declaró el comandante de las Fuerzas Aéreas, el general Mykola Oleschuk, citado por la agencia de noticias AFP.

La alerta aérea en la ciudad duró seis horas, y los restos de drones caídos causaron incendios y dañaron edificios en distintos puntos de la capital, indicó el alcalde, Vitali Klitschko.

El ataque, que coincide con la conmemoración en Ucrania del “Holodomor”, la hambruna y muerte de millones de personas en el país en la década de 1930 a causa de la política del líder soviético Joseph Stalin, provocó cortes de suministro eléctrico a gran escala en la capital, indicó el Ministerio de Energía ucraniano.

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En el pasado invierno boreal, millones de ucranianos se quedaron sin calefacción y sin electricidad a causa de los bombardeos rusos.

En este contexto y con el inicio de las nevadas en gran parte del país, Ucrania anticipa una nueva campaña de ataques contra su red energética, aunque, por otro lado, cuenta con armamento más potente que el que tenía hace un año para protegerla.

“Ucrania tiene una mayor capacidad de defensa aérea después del invierno pasado. Han recibido un gran apoyo de la comunidad internacional con sistemas de defensa antiaérea. Pero (el presidente ucraniano Volodimir) Zelenski dice que se necesita más, así que creo que se anticipa una segunda Guerra de Invierno”, explicó a Télam Scott Lucas, profesor de Política Internacional del Instituto Clinton (Irlanda).

“Creo que las defensas aéreas están en mejor posición para asegurarse de que no haya tanto daño a la red eléctrica como el año pasado, cuando la mitad quedó fuera de servicio, pero aunque se golpee el 15% o 25% de la red eléctrica sigue siendo un inconveniente significativo”, añadió.

La semana pasada, Zelenski dijo en una entrevista con varios medios que Rusia está haciendo acopio de misiles para atacar infraestructuras ucranianas.

“Creo que estamos mejor preparados para el invierno que antes”, consideró Zelenski. “Pero no creo que Rusia utilice menos armas”, añadió y anticipó que “será un invierno difícil”.

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La llegada del frío intenso podría afectar además los combates en el terreno en los frentes en el sur y este del país, en el marco de una contraofensiva ucraniana que avanza a un ritmo más lento que el previsto originalmente.

En el sur, en los últimos días las fuerzas ucranianas anunciaron que ganaron terreno en la orilla oriental del río Dniéper, una zona ocupada por los rusos, que por su parte aseguraron haber repelido las “operaciones de desembarco” de Kiev.

“Ucrania está avanzando gradualmente, y subrayo lo de gradualmente, en el sur. Ahora están al este del río Dnipro, en la región de Jerson, y si continúan ese avance ejercerán más presión sobre la Crimea ocupada por Rusia”, indicó Lucas en referencia a la península que el Kremlin anexó en 2014.

El especialista en conflictos internacionales describió que en el frente este “los rusos han estado intentando desesperadamente tomar Avdiivka, cerca de la ciudad de Donetsk (que es su principal posición en la zona ocupada), pero todavía no lo han logrado”, mientras que Ucrania todavía tiene fuerzas en esa región que “podrían seguir avanzando con sus ataques”.

Lucas, también profesor emérito de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), indicó que las condiciones climáticas actuales hacen que el terreno sea más húmedo y difícil para avanzar, pero a medida que transcurra el invierno el suelo se pondrá más duro.

“Suelo más duro significa que, incluso si está congelado, se pueden mover blindados pesados, así como las tropas, por lo que creo que veremos ataques continuos por ambas partes”, manifestó.

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“Pero lo fundamental es esto: si Ucrania sigue recibiendo apoyo internacional, no sólo con equipos terrestres, sino aéreos, como los aviones de combate, obviamente quedará en una posición preferible en el campo de batalla sobre Rusia”, concluyó.

No obstante, la compra de artillería por parte de Israel, en medio de su guerra con el movimiento islamista palestino Hamas, que desde ayer está en una tregua temporal, dificultan a Ucrania su aprovisionamiento militar.

En ese contexto, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, estuvo esta semana en Kiev y anunció una nueva ayuda para intentar dar garantías de que las potencias occidentales seguirán apoyando a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa.

Garantías que tomaron otro valor no solo por la atención puesta ahora en Medio Oriente, sino por resistencia política que surgió en Washington a un año de las elecciones presidenciales: Joe Biden trata de que el Congreso apruebe una solicitud de fondos “de emergencia” por 61.000 millones de dólares para Ucrania, pero por ahora encuentra el bloqueo de los republicanos que tienen mayoría en la Cámara de Representantes.

En este contexto, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, también estuvo esta semana en la capital ucraniana para reafirmar el apoyo de su país y reveló una nueva ayuda militar de 100 millones de dólares.

Estados Unidos es por gran diferencia el mayor donante de ayuda militar, pero el Pentágono reconoció que en el actual contexto tuvo que dosificar su respaldo.





Fuente Telam