Los tripulantes de la Fragata Libertad tuvieron este sábado una calurosa y emotiva bienvenida por parte de sus familiares en el puerto de Buenos Aires tras más de cinco meses de expedición por el continente americano y las autoridades de la embarcación resaltaron que el objetivo de formar nuevos oficiales “se cumplió con creces”, según manifestaron a Télam, que acompañó el último tramo del viaje desde la localidad bonaerense de Ensenada hasta Puerto Madero.
Con pancartas que decían “son un orgullo” y “bienvenidos a casa”, cientos de personas recibieron este sábado al mediodía a los 270 tripulantes, de los cuales 48 eran mujeres, luego de que el buque escuela completó su 51 viaje de instrucción por el mundo, donde recorrió más de 19.737 millas náuticas durante cinco meses.
“Estamos muy contentos de regresar, fueron 5 meses intensos, el objetivo es formar a los guardiamarinas para que se conviertan en oficiales y ese objetivo se cumplió con creces, uno pudo ver su evolución desde que partimos el 27 de mayo”, dijo el comandante de la embarcación, capitán de navío Gonzalo Horacio Nieto, que completó su tercer viaje en este buque.
Nieto sostuvo que los tripulantes volvieron “todos sanos y felices” y destacó que “hemos representado muy bien a la Argentina en todos los lugares que hemos ido”.
Durante el viaje, el buque estuvo en los puertos de Salvador de Bahía (Brasil), Puerto España (Trinidad y Tobago), Baltimore (Estados Unidos), Cartagena (Colombia), Veracruz (México), Limón (Costa Rica), Balboa (Panamá), Guayaquil (Ecuador), Callao (Perú), Valparaíso (Chile), Ushuaia, Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn hasta arribar a su apostadero natural en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
“En Comodoro Rivadavia amarramos por primera vez, es un puerto chico y muy ventoso, pero se dieron las condiciones ideales y pudimos, fue un hito de este viaje”, contó Nieto y comentó que a cada uno de los 51 guardamarinas en comisión se les dio un mapa con una estampilla postal de cada país de recuerdo.
Los protagonistas
Al llegar al Apostadero Naval de Buenos Aires pasado el mediodía, el primero en descender del buque tras la ceremonia de recibida encabezada por el jefe del Estado Mayor General de la Armada, almirante Julio Horacio Guardia, fue el cabo segundo Maximiliano Miranda, oriundo de Salta, que no había podido conocer a su hija Greta, quien nació cuando él estaba en la travesía.
“Me fui cuando mi mujer tenía tres meses de embarazo y se le empezaba a notar la panza. Traté de llevar la distancia lo más tranquilo posible. Los días que no teníamos tanta comunicación eran los más difíciles”, relató el joven, que al llegar se fundió en un abrazo y rompió en llanto con su hija en brazos.
Sergio Ríos, de Mar del Plata, fue a buscar a su hijo Cristian, que es cabo segundo en la embarcación, con su nieto Valentino en andas.
“Es el hijo de él, se fue cuando tenía tres meses. Se lo extrañó mucho, le mostrábamos fotos al bebé”, aseguró y contó que van a preparar un asado para la bienvenida de su hijo.
La llegada de la Fragata Libertad a Buenos Aires tuvo además el acompañamiento de decenas de botes y lanchas particulares que se acercaron a ver de cerca al buque insignia, que tiene 104 metros de eslora, 3635 toneladas de desplazamiento a carga completa y una altura máxima en su palo mayor de 50 metros.
Un viaje de cinco meses
Durante este itinerario, que inició el 27 de mayo y tuvo una duración de cinco meses, la fragata recorrió un total de 19.737 millas náuticas, lo que equivale a 145 días de viaje, de los cuales navegó durante 99 días y permaneció 46 en puertos extranjeros y cuatro en puertos nacionales.
“Fue una experiencia gratificante, desde que uno empieza en la escuela naval espera hacer este viaje con la Fragata y conocer puertos internacionales. Que estén compañeros de Armadas de otros países y nos reciban con tanto cariño se sintió muy bien”, contó Sofía Palacios, guardamarina en comisión infante de marina, que tiene 25 años y es oriunda de San Rafael, Mendoza.
“Hoy a la noche viajo para mi provincia a ver a la familia. Todos estaban muy contentos de que me forme como militar”, aseguró con una sonrisa.
Si bien pasaron tormentas en el Caribe, los tripulantes contaron que uno de los peores tramos del viaje fue la llegada a Buenos Aires, donde las lluvias que azotaron la zona centro del país en los últimos días hizo tambalear la embarcación, aunque sin ponerla en peligro.
“Hubo tormentas fuertes pero nunca hubo miedo, alguno se sentía más cansado de lo normal, pero nada más. Acá uno está aprendiendo constantemente, estamos todo el tiempo en formación”, dijo Facundo Aguirre, guardiamarina en comisión de San Miguel Tucumán que tiene 25 años, y agregó que “este viaje sirvió para poner en práctica todo lo que aprendimos en la escuela naval y muchas cosas nuevas”.
“Al principio no caía pero luego te llena de orgullo, cuando vas tocando otros puertos de otros países y te van a recibir argentinos que nos van a saludar, uno ve todo lo que representa la Fragata Libertad para la Argentina”, destacó el joven, quien confesó que se anotó en la Armada porque desde chico le gustaba “el mar y la aventura”.
El Poder Ejecutivo Nacional, mediante Decreto Nº 727 del 30 de mayo del 2001, nombró a la fragata nave embajadora de la República Argentina.
“Este tipo de buques son muy seductores, al verlos llegar atrae a la gente de manera natural. Nos encanta mostrar lo que se hace a bordo, nuestra idea cuando llegamos a un puerto es mostrarle a la gente cómo es por dentro y cómo trabajamos, hay un gran ida y vuelta con la comunidad”, concluyó Nieto.