La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió este jueves que la situación sanitaria en la Franja de Gaza está llegando al límite debido a la ofensiva militar y al bloqueo impuesto en todo el territorio por parte de Israel tras el ataque de Hamas del 7 de octubre desde el enclave palestino.
“Gran parte del personal médico se ha visto obligado a huir al sur, ya que los ataques israelíes son implacables. El personal restante tiene que hacer frente a un acceso restringido a la electricidad y el agua, en un contexto de asedio”, informó este jueves a través de un comunicado la coordinadora médica de MSF para los Territorios Palestinos, Guillemette Thomas.
Thomas advirtió que la orden de evacuación lanzada la semana pasada por Israel para que los habitantes de la Franja se movilizaran hacia el sur del enclave significó para el personal sanitario elegir entre “abandonar a sus pacientes a una muerte casi segura” o “quedarse y arriesgar sus propias vidas”.
El documento apuntó a su vez que el colapso de todo el sistema sanitario es “inminente” y que “es cuestión de tiempo” para que los generadores de electricidad dejen de funcionar por falta de combustible.
El personal de MSF que trabaja sobre el terreno confirmó el fallecimiento de trabajadores sanitarios desde el inicio de un conflicto que deja ya solo en Gaza casi 3.800 muertos.
Asimismo, indicó que el hospital de Al Shifa, el mayor de Gaza, cuya capacidad máxima es de 700 camas, acoge actualmente a más de 3.000 heridos, en su mayoría mujeres y niños.
El hospital alberga además a miles de desplazados, ente otras razones porque es uno de los pocos lugares de Gaza que tiene electricidad.
Sin embargo, aseguró que el combustible se agotará en 24 horas y, “sin electricidad, muchos pacientes morirán, sobre todo los que están en cuidados intensivos, neonatología y con máquinas de respiración asistida”.
El director regional para Medio Oriente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Fabrizio Carboni, ya había alertado en un comunicado la semana pasada que “sin electricidad, los hospitales pueden convertirse en morgues”, porque “pone en peligro a los recién nacidos en incubadoras y los adultos mayores que son pacientes de riesgo y son oxígeno-dependientes; las diálisis de riñones se interrumpen y las radiografías no pueden hacerse.
El bloqueo israelí también afectó el suministro de agua. “Hemos llegado a un punto en el que el agua es nuestra principal prioridad”, indicó el documento de MSF.
“En la actualidad, se calcula que el 60% de los habitantes de Gaza, más de un millón de personas, viven a la intemperie, sin acceso a agua ni atención sanitaria. No hay asistencia sanitaria básica porque las clínicas están cerradas, y las condiciones higiénicas son muy deficientes. Además de los heridos graves, corremos el riesgo de asistir a una oleada de enfermedades relacionadas con las malas condiciones de vida: enfermedades como la diarrea, las infecciones respiratorias y cutáneas y la deshidratación pueden desarrollarse rápidamente y poner en grave peligro a los más vulnerables, entre ellos mujeres y niños”, insistió Thomas.
En Gaza el 96% del agua no es potable incluso desde antes de la ofensiva del 7 de octubre. El enclave dependía de Israel para el ingreso de agua, y de que la potencia le vendiera electricidad.
Cada día, hasta mil personas pueden resultar heridas, si bien esta cifra solo incluye a quienes son capaces de llegar a un hospital.
Desplazarse a un centro sanitario no solo es “extremadamente peligroso”, en palabras de Thomas, sino también complicado logísticamente, por la falta de combustible.
Hoy, la mitad de la población de Gaza tiene menos de 18 años y “no queda ningún sistema sanitario para atenderlos”, se lamentó.