Los pantanos nublados y arrastrándose Los arroyos que cubren vastas extensiones de América del Sur albergan algunos de los animales salvajes más espeluznantes del planeta: ranas venenosas, anguilas eléctricas, mosquitos mortales y caimanes sonrientes son sólo algunos de ellos. El Amazonas no es un lugar para alguien que se asusta por cosas viscosas, escamosas o escondidas bajo agua turbia con solo ojos y fosas nasales amenazantes visibles. Y, sin embargo, eso es exactamente lo que Jesús Rivas ha buscado cuando ha caminado por los humedales de América del Sur durante los últimos 32 años.
Rivas, profesora de biología en la Universidad Highlands de Nuevo México, es una experta en anaconda. En sus décadas de investigación, ha recolectado cientos de muestras de sangre y tejidos para ampliar nuestra comprensión colectiva de la serpiente más grande del mundo y, en última instancia, protegerla contra amenazas como el impacto humano y el cambio climático. Con un equipo de investigadores compuesto tanto por académicos como por pueblos indígenas amazónicos, ha descubierto una importante divergencia en la anaconda verde, una de las cuatro especies históricas de anaconda.
Las anacondas verdes son las serpientes más pesadas del planeta y las segundas más largas, después de las pitones reticuladas. Se encuentran en los trópicos húmedos de América del Sur, al este de los Andes, desde el norte de Venezuela hasta el sur de Brasil. Hasta hace poco, se pensaba que la anaconda verde era sólo una especie, Eunectos del ratón, pero un estudio recién publicado encabezado por Rivas descubrió que en realidad hay dos. La investigación describe las principales diferencias genéticas entre las anacondas verdes de la mitad norte y la mitad sur de su área de distribución.
“Recibimos los primeros indicios de que [the northern] La especie era diferente a la del sur en 2007”, dice Rivas. “Luego comenzamos el arduo proceso de recolectar muestras de toda Sudamérica”. Aunque las dos serpientes parecen idénticas, el muestreo de ADN muestra una diferencia genética drástica de aproximadamente el 5,5 por ciento. Esa es una diferencia mayor que la que existe entre humanos y chimpancés. Cuando dos o más especies se clasifican como una sola porque son morfológicamente indistinguibles, se denominan “especies crípticas”. Este es el caso de la anaconda verde, cuyas poblaciones del norte y del sur son prácticamente idénticas en su enorme tamaño (alcanzan una longitud de 30 pies y pesan hasta 550 libras) y coloración (verde oliva con manchas oscuras a lo largo de la espalda y los costados).
Bryan Fry, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Queensland en Australia, dice que la diferencia clave entre las dos poblaciones es el rango geográfico. Años de trabajo de campo y muestreo revelaron que los especímenes estudiados en la parte norte de la distribución de la anaconda verde eran en realidad de un clado hermano de E. murinusque los investigadores han denominado E. akaima. Mientras E. murinus (la anaconda verde del sur) se puede encontrar en Venezuela, Trinidad, Guyana, Surinam y presumiblemente Colombia, la segunda especie E. akaima (la anaconda verde del norte) habita en Perú, Bolivia y Brasil. Las especies se mantienen en zonas separadas excepto en la Guayana Francesa, y el estudio sugiere que ese país “podría ser una zona de contacto para estos dos grupos”.
En 2022, Rivas, Fry, un líder indígena local, el actor Will Smith y el equipo de la serie “Pole to Pole” de National Geographic se embarcaron en el territorio Waorani de Ecuador y encontraron evidencia de que la anaconda verde del norte también está presente allí. Ese líder indígena, Penti Baihua, y su hijo, Marcelo Tepeña Baihua, figuran como coautores del estudio, y Will Smith se menciona en los agradecimientos.
“Un factor clave que nos permitió realizar la publicación ahora son los nuevos avances en nuestra comprensión de la historia de América del Sur”, dice Rivas. Aclara que las dos especies no siempre fueron tan diferentes. Probablemente divergieron hace millones de años como resultado de una cresta que se elevó y separó geográficamente el norte y el sur. Ahora que hay datos que respaldan que la anaconda verde se compone de dos claves, los investigadores pueden comenzar a determinar las necesidades únicas de cada una para que estas enormes serpientes puedan continuar deslizándose y dominando la jungla.
“El descubrimiento de una nueva especie siempre es importante”, dice Rivas, “ya que nos informa mejor sobre la diversidad que tenemos y podemos perder”.