Desde Roma
La organización humanitaria multinacional Médicos sin Fronteras (MSF), que recorre el Mediterráneo para rescatar a los inmigrantes en dificultad que tratan de llegar a Europa, en su Informe 2023 denunció a los países europeos por su inmovilidad frente a los cientos de muertos que se producen cada año. En lo que va del 2023, según Médicos sin Fronteras, murieron en el Mediterráneo central al menos unas 2.200 personas. Y muchos están todavía desaparecidos.
Titulado “Nadie vino a rescatarnos”, el informe hace hincapié en denunciar las “prácticas fronterizas violentas y la inactividad deliberada” de los estados europeos, según un comunicado de prensa de MSF. En particular alude a que los estados europeos mediterráneos “ponen conscientemente en peligro la vida de las personas al retrasar o no coordinar eficazmente los rescates” y/o al facilitar “las deportaciones de los rescatados a lugares inseguros”. Como país inseguro alude principalmente a Libia, el país más peligroso porque en una serie de cárceles clandestinas, los migrantes son explotados y abusados en espera de poder partir hacia Europa -principalmente hacia Italia, el país más cercano– en barcazas organizadas por traficantes de seres humanos asociados con corruptos miembros de la Guardia Costera.
En este sentido hay que recordar el acuerdo firmado por Italia y Libia en 2017 (por el gobierno de centroizquierda de Paolo Gentiloni) y renovado en 2022 (por el gobierno de la derechista Giorgia Meloni). El objetivo del pacto fue contener el arribo migrantes a Europa. Si la Guardia Costera libia detectaba a migrantes en aguas internacionales o territoriales libias, debía llevárselos de vuelta al país, y terminaban en esos centros clandestinos. Y para eso Libia recibió entre 2017 y 2020 unos 784 millones de euros de Italia además de equipos para el patrullaje. Desde 2017, 120.000 personas fueron interceptadas en el mar y devueltas a Libia.
Recientemente se firmaron otros acuerdos con Túnez y Albania. El acuerdo de la Unión Europea con Túnez se firmó en julio de este año por un valor inicial de 105 millones de euros y el objetivo es, entre otros puntos, reforzar las gestión de las fronteras y acelerar el retorno de los solicitantes de asilo cuyas solicitudes sean rechazadas. El acuerdo con Albania, firmado por Meloni y el presidente albanés Bajram Begaj en noviembre, prevé que migrantes rescatados en el mar por las autoridades italianas desembarquen en Shëngjin, una localidad de la costa albanesa donde se construirán dos centros a expensas de Roma. La fecha de entrada en vigor se ha fijado para la primavera de 2024, pero todavía hay muchas dudas legales porque se acusa al acuerdo de violar las leyes europeas.
A principios de 2023, el gobierno italiano adoptó nuevas normas que obstaculizan las actividades de salvataje de las organizaciones humanitarias en el mar. En los nueve primeros meses de 2023, las autoridades italianas detuvieron a seis buques de rescate de entes humanitarios, entre ellos el Geo Barents de MSF. Las naves fueron paralizadas por 160 días, tiempo en el que no pudieron realizar rescates ni salvar vidas.
“A bordo del Geo Barents MSF fue testigo de flagrantes violaciones de derechos porque tanto Italia como la isla de Malta no coordinaron los rescates ni garantizaron la asistencia a las personas en riesgo” en el mar, dijo el comunicado. Entre enero y setiembre de 2023, MSF realizó 33 rescates dentro de la región maltesa de búsqueda y rescate. Ninguno de esos fue coordinado por las autoridades responsables, añadió el comunicado.
El coordinador y responsable de MSF en el Mediterráneo
El Informe de MSF está basado en datos médicos y operativos recogidos por miembros de la organización a bordo de la nave Geo Barents. El coordinador y responsable de las operaciones de búsqueda y rescate de migrantes en el Mediterráneo es el argentino Juan Matías Gil, nacido y crecido en el Tigre, provincia de Buenos Aires y que estudió economía en la Universidad de Buenos Aires. Luego hizo un Master en Derechos Humanos y Gestión de Conflictos en Italia. Desde 2009 trabaja para Médicos sin Fronteras.
En una entrevista concedida a PáginaI12, Gil hizo una análisis de la situación actual de los flujos migratorios y de lo que habría que hacer para evitar los miles de muertos anuales.
–El tema migrantes ha perdido espacio en la prensa internacional sustituido por las guerras en Ucrania y entre Israel y Palestina. Pero el fenómeno de los flujos migratorios por mar sigue existiendo ¿Aumentará a causa de las guerras según usted?
-La guerra en Ucrania no ha producido un aumento significativo de los flujos migratorios marítimos y lo que está pasando en Palestina hasta ahora tampoco. Es cierto que desde 2015 nosotros hemos rescatado mucha gente proveniente de Palestina pero no eran la mayoría de los salvados. Ha habido un flujo permanente de palestinos, sobre todo de jóvenes que querían salir del país para ayudar a sus familias. La gente va a seguir eligiendo la ruta marítima al no tener otros canales legales para hacerlo desde sus países. Libia sigue siendo un estado que facilita este tipo de negocios, de tráfico de seres humanos. Los países europeos están tratando de hacer acuerdos con otros países para frenar las partidas. Pero ya vimos lo que pasó con Libia, a quien se le dio una enorme cantidad de millones para bloquear a los migrantes pero de sus puertos siguen partiendo naves porque los que participan del tráfico de seres humanos allí forman parte también de la Guardia Costera. Por lo cual Libia tiene una doble ganancia: de los migrantes que pagan para salir y de los países europeos, como Italia, que le pagó varios millones. Pero este año Túnez ha adquirido una importancia mayor, duplicando las salidas desde sus tierras en comparación con las de Libia. Aunque la prensa no se ocupe, la gente sigue partiendo.
-¿Que efectos podría tener para el rescate de migrantes el reciente acuerdo Italia-Albania?
-Todavía hay que esperar porque hay muchas dudas legales sobre este acuerdo a nivel de derechos humanos y de la política de asilo europea. Esperemos que la implementación del acuerdo no se lleve nunca a cabo porque es una aberración a los derechos de las personas.
– El Informe de MSF habla de las heridas que se han podido comprobar en los rescatados. Pero en Túnez ¿sucede lo mismo que pasaba (o pasa) en las cárceles de Libia?
-En Libia los migrantes que parten o que vuelven son encerrados en centros de detención, algunos oficiales del Directorio de Inmigración Ilegal y otros que van a centros de detención ilegales controlados por las milicias. Para salir de estos centros el migrante tiene dos maneras: escapar o pagar por su libertad. El que tiene dinero paga. El que no tiene, paga de otra manera, como por las extorsiones que reciben sus familias diciendo que si no pagan lo matarán, por abusos, torturas, violaciones. En Túnez no es así, los migrantes subsaharianos incluso participaban en su economía, en la vida social y laboral del país. Pero a partir de febrero, con una declaración racista del presidente Kais Saied, se desencadenó una agresiva violencia contra todos los migrantes. Gente que vivía en Túnez, que trabajaba allí desde hace años, venía agredida, en sus casas, en los lugares de trabajo, eran detenidos, les robaban sus pertenencias. Y los deportan a las fronteras con Argelia y Libia. Y para escapar de esto, intentan tomar algún barco de traficantes hacia Europa. La violencia es distinta a la de Libia pero está claro que los migrantes subsaharianos en Túnez no tienen ninguna seguridad. Por eso nosotros decimos que Túnez no es un país seguro donde se puede desembarcar a los solicitantes de asilo.
-¿Cual ha sido la experiencia más difícil que le ha tocado vivir a MSF en el Mediterráneo?
-Ha habido distintos rescates críticos. A fines de 2021 llegamos a un barco. Logramos rescatar entorno a 90 personas y ellos nos dijeron que había gente en la cubierta inferior y así encontramos a 10 muertos. El año pasado tuvimos otra experiencia dura. Fue un alerta que recibimos tarde y cuando llegamos, el gomón ya se había desintegrado. Logramos rescatar a unas 70 personas pero ellos contaron que otras 30 habían estado en la barca pero habían desaparecido. Pudimos reanimar a un menor pero una mujer ya estaba muerta, no pudimos reanimarla. Las nuevas leyes italianas indican que hay que ir a un puerto luego de un rescate aún cuando hay alertas en mar irresueltas. Se nos presenta un dilema humano entre obedecer y seguir teniendo nuestro barco operativo para salvar más gente, o desobedecer y asistir a quienes lo necesitan en este momento, pero nuestro barco será detenido una vez en puerto. Ir a los puertos lejanos asignados además, significa extender innecesariamente el sufrimiento de los sobrevivientes y minimizar nuestra presencia en mar.
-¿Según usted qué debería hacer y no hacer Italia y la UE en este campo?
-Seguramente crear corredores humanitarios para ayudar a los migrantes, hacer canales legales y seguros para que la gente pueda aplicar a visas y protección internacional en sus lugares de origen o de tránsito, así se evitarían todas estas tragedias en el mar. No es la sociedad civil la que debe poner recursos para evitar la muertes en el mar sino que lo tienen que hacer los estados. Abogamos por un mecanismo de búsqueda y de rescate con recursos estatales. No podemos permitir desembarcos ni apoyo financiero o logístico a organismos como la Guardia Costera líbica. Estas son las políticas europeas, es decir, alejar el problema migrantes lo más posible sin respetar los derechos de las personas . Y para esto obviamente organismos como la ONU deberían expresarse claramente porque nadie debería ser desembarcado en Libia ni en Túnez y los tratados que se intentan hacer, como el de Albania, no deben ser considerados como una solución porque los derechos de las personas no se respetan.
En el Mediterráneo hay unas 10 naves de organizaciones no gubernamentales de solidaridad pero la Geo Barents de MSF este año ha rescatado poco más de un tercio del total de los salvados. Desde el lanzamiento del Geo Barents, en mayo de 2021, y hasta noviembre de 2023, MSF ha rescatado a 9.762 personas (4.011 de ellas en 2023). “Podemos decir que este año hemos sido el actor principal en el mar”, concluyó Juan Matías Gil.