Tres oficiales de la Policía bonaerense fueron condenados a prisión perpetua luego de nueve años por las torturas seguidas de muerte de Michel Alberto Suárez (20), un joven que usaba muletas para trasladarse y que en diciembre de 2014 golpearon de forma sistemática luego de ser aprehendido en la localidad de Quequén, donde terminó por ahorcarse con los cordones de sus zapatillas en la comisaría.

El fallo fue unánime. El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Necochea declaró culpables a los efectivos Héctor Daniel Allamanla (36), Martín Germán Larrea (33) y Fernando Pérez Zenatti (43), que seguidamente fueron detenidos tras llegar al día del juicio oral en libertad.

Hubo, además, una cuarta condenada, la policía Yanina Paola Mohana (30), apresada por el delito de “incumplimientos de los deberes de funcionario público”, establecido por los jueces Luciana Yrigoyen Testa, Aldo Rau y Carlos Herrera.

El TOC 1 coincidió con el fiscal Horacio Sirimarco y la abogada Rosario Fernández, representante de la familia de la víctima, quienes en su alegato solicitaron la pena máxima para los tres oficiales.

El hecho ocurrió el 5 de diciembre de 2014, cuando Pérez Zenatti, Larrea y un tercer policía aprehendieron a Suárez, conocido como “Noa”, tras ser interpelado por la rotura de una vidriera en un local partidario.

“Al momento de su traslado, ingresó y en el interior del sector de locutorio de la Comisaría Segunda de Quequén, junto al efectivo policial Allamanla, quien se desempeñaba como Oficial de Servicio, en forma sistematizada y continuada, le propinaron golpes en distintos sectores del cuerpo al mencionado joven, manteniéndolo en soledad y en la oscuridad del calabozo, sin asistencia, negándole sus muletas, las que utilizaba para ejercer su movilidad“, señaló el Tribunal.

De esa forma se ocasionó “un maltrato con sufrimientos físicos y psíquicos degradando y rompiendo la resistencia física y moral de la joven víctima, ocasionando con ese marco que se ahorcara con un trenzado de cordones de sus zapatillas y malla, produciéndose de esta manera su muerte”.

Estos fueron los argumentos para demostrar que Suárez “fue víctima de una imposición dolosa por parte de Larrea, Pérez Zanetti y Allamanla de un grave sufrimiento físico y psíquico en el marco de una privación legal de la libertad”, afirmó el juez Rou al momento de dar su voto, que fue sostenido por sus colegas.

En cuanto a la aprehensión, el magistrado expuso que la misma “se realizó sin atender a los protocolos de actuación profesional inherentes a la condición de sus cargos, excediendo en especial las atribuciones sobre el uso de la fuerza mínima, al golpearlo y sujetarlo con violencia desproporcionada, máxime el número de policías intervinientes (tres y todos de joven condición) y la menguada salud de la víctima que tenía una pierna lesionada, desplazándose con muletas.

Por otro lado, el juez puso en valor los resultados de la autopsia que confirmaron “las afirmaciones sobre reiteradas golpizas desde su ingreso a comisaría declaradas por las personas entonces detenidas según pudieron percibir con sus sentidos” y “la concreta existencia de ‘múltiples lesiones’ externas e internas que presentaba el cuerpo de la víctima”.

El tribunal concluyó en considerar que el grave cuadro de la víctima fue el que derivó “en ponerle trágico fin quitándose la vida” mediante el uso de los cordones de sus zapatillas y el elástico de su malla, que además “de modo harto irresponsable se omitió retirarle, cuestión que cabe significarle consecuencias a la ayudante de guardia Mohana como fuera requerido por la acusación“.

Según Reglamento de Detenidos de la Provincia de Buenos Aires, la funcionaria debió retirarle las pertenencias a Suárez al momento de ingresar a la celda. Al omitirlo, se la condena por “incumplimiento de los deberes”, descartando, por pedido de fiscalía, la figura de “homicidio culposo”.

Con la condena firme luego de casi 10 años de ocurrido el delito, los jueces ordenaron, además, que se investigue a los efectivos Germán Herold y Guillermo Farías y al comisario Gastón Elía por la aprehensión y seguida muerte del joven.



Fuente-Página/12