La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que la región crecerá este año 1,7 por ciento, en promedio, y para el 2024 se proyecta una leve desaceleración, por lo que ascenderá 1,5% en un contexto internacional “negativo y muy complejo”, donde el impacto del cambio climático se sentirá con fuerza. En ese contexto, la perspectiva para Argentina se puso aún más en terreno negativo: el trabajo del organismo reflejó que, en el marco de naciones con proyecciones dispares, Argentina tendría un crecimiento negativo de -3 por ciento del PBI para 2023 -donde aquí primó el impacto de la sequía-, al tiempo que se espera una leve recuperación para 2024 que le permitiría reducir la merma a -1,6 por ciento. 

Los datos surgen del informe de la Cepal intitulado Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2023, en el que se aborda la cuestión de “El financiamiento de una transición sostenible: inversión para crecer y enfrentar el cambio climático”. Enj el trabajo  se prevé que “las economías de la región mantendrán este año y el próximo bajos niveles de crecimiento, afectadas por un panorama económico mundial negativo y regional muy complejo”.

De acuerdo con el organismo regional de las Naciones Unidas, la dinámica de la economía mundial se mantiene en una senda de bajo crecimiento económico y del comercio global.

“A pesar de las caídas en la tasa de inflación probablemente los países desarrollados seguirán con sus políticas monetarias contractivas, por lo que no cabe esperar una baja significativa en las tasas de interés externas durante este año, y los costos de financiamiento para nuestros países seguirán altos”, de acuerdo con un comunicado difundido hoy por la entidad..

“El bajo crecimiento de América Latina y el Caribe se puede ver agravado por los efectos negativos de una agudización de los choques climáticos, si no se realizan las inversiones en adaptación y mitigación al cambio climático que requieren los países”, señaló el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs.

En este contexto, la Cepal advirtió que los impactos macroeconómicos del cambio climático podrían ser muy significativos para los países de la región.

“Las estimaciones que se presentan en el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023 indican que, en 2050, el PIB de un grupo de seis países podría ser entre un 9% y un 12% menor que el correspondiente a un escenario de crecimiento tendencial, si no se hacen las inversiones para compensar los choques climáticos”, señala el informe.

En consecuencia, “el volumen de inversión adicional requerido es excepcionalmente grande, entre 5,3% y el 10,9% del PIB por año, lo que representaría un aumento significativo en comparación con los niveles actuales de inversión”.

Sin embargo, la capacidad de invertir dependerá tanto del acceso al financiamiento como del costo de éste. “Se requiere aumentar considerablemente el financiamiento concesional que permita sostener las trayectorias de la inversión en el tiempo. Estos esfuerzos deben acompañarse de políticas macroeconómicas internas que favorezcan la movilización de recursos”, afirmó Salazar-Xirinachs, quien planteó así la necesidad de créditos más favorables para los países de la región.

En la línea de Argentina, Chile es otro de los países que decrecerá en su economía un -0,3% en 2023, y subiría 1,8%, en 2024, según las estimaciones del organismo.

En tanto, para Brasil se estima un crecimiento de 2,5% para el período en curso y de 1,4% para el próximo año, mientras que para Uruguay se espera una suba de apenas 1% para 2023 y de 2,6% para 2024.

A nivel subregional se perfila con mejor desempeño Centroamérica y México , ya que crecerán un 3% en 2023 y el Caribe (sin incluir Guyana) un 4,2%, aunque se observa una desaceleración respecto de 2022.

Las proyecciones para 2024 indican que se mantendría el bajo dinamismo económico en la región, y se prevé que el contexto internacional continúe siendo poco favorable, con un crecimiento del PIB y el comercio mundiales muy por debajo de los promedios históricos.

Por último, “la deuda pública de los países de la región, si bien ha bajado, permanece en niveles elevados respecto al PIB, lo que, junto al aumento de las tasas de interés externas e internas y a una caída esperada de los ingresos tributarios producto del menor crecimiento, lleva a un limitado espacio fiscal para el conjunto de la región”, concluyó el informe.



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