Argentina, otra decepción. Un golpe más a la ilusión. Este fin de semana el conjunto nacional sufrió su tercera derrota al hilo en los playoffs de la Billie Jean King Cup, la ex Fed Cup, el torneo más importante del tenis femenino por equipos: cayó 3-1 ante Eslovaquia en Bratislava, en una superficie dura pero sorprendentemente lenta, y volvió a bajar a la Zona Americana.
Al igual que ante Kazajistán en Córdoba, en 2021, y frente a Brasil en Tucumán, el año pasado, el equipo de la capitana Mercedes Paz se quedó a las puertas del ascenso a los Qualifiers del Grupo Mundial. En Bratislava sucedió lo que ya había acontecido en aquellas dos series: Nadia Podoroska, la líder deportiva del plantel, volvió a defraudar.
Actual 78ª del ranking WTA (ex 36ª) y semifinalista de Roland Garros 2020, la rosarina había perdido los tres puntos contra las kazajas, había fallado ante las brasileñas y, ahora, protagonizó la gran desazón en Eslovaquia: favorita por ranking, perdió el primer día con Viktoria Hruncakova, 117ª y número dos local, y sufrió un golpazo contra la junior Renata Jamrichova, de apenas 16 años y 610ª profesional (número tres del mundo en ITF).
El equipo eslovaco emergía como candidato a ganar la eliminatoria, pero apenas Argentina pisó suelo europeo supo que había grandes posibilidades: la superficie era lenta, “jugable” según las propias tenistas, muy disímil de aquellas “canchas de hielo” de otros tiempos.
Ya en el desarrollo incluso hubo un guiño a favor. Karolina Schmiedlova (71ª), la número uno local, estuvo muy lejos de gravitar: cayó el primer día ante una muy buena versión de Julia Riera (158ª) y, lesionada, debió ser reemplazada por la pequeña Jamrichova, quien arrolló a Podoroska por 6-1 y 6-4. Después la pergaminense, de aceptable papel el fin de semana, no pudo sostener la ventaja y perdió 3-6, 6-4 y 6-4 con Hruncakova, resultado que consumó la caída 3-1 del equipo que también integraron Martina Capurro (196ª) y Guillermina Naya (404ª, el mejor ranking de su carrera).
Argentina, entonces, volvió a quedar en deuda. En mayor grado la responsabilidad pesó sobre dos piezas clave del plantel: Podoroska y Paz. El análisis de la número uno argentina no llega a reflejar la realidad de su presente: “Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para estar en el mejor nivel. El primer partido lo jugué bien y en el segundo quizá me superó la situación, la circunstancia; fallé muchas bolas simples. Ella jugó suelta; no estoy nada contenta. No creo que haya una diferencia entre mi nivel en el circuito y en la Billie Jean King Cup”.
Los hechos, no obstante, están lejos de apoyar su postura: Podoroska, de 26 años, lleva casi cuatro temporadas sin ganar un solo partido por la copa. Acumula nada menos que seis caídas consecutivas: cinco en singles y una en dobles. La última vez que festejó fue en febrero de 2020, en una victoria ante la colombiana Emiliana Arango, por la Zona Americana. Para dimensionar: aquella vez ni siquiera había irrumpido en la plana mayor con su explosiva actuación en Roland Garros, que sería ocho meses después.
A partir de aquel momento actuó sólo en series de playoffs y desestimó dos paradas de la Zona Americana: 2022 y 2023. En el mapa continental el incentivo suele ser simbólico, casi únicamente deportivo. Acaso Podoroska, aun lejos de su nivel y todavía más lejos de dar la talla en compromisos de mayor categoría en la copa, sí tenga otro tipo de estímulo para disputar este tipo de series. Córdoba, Tucumán y Bratislava tuvieron un denominador común: hubo premio incluso por participar y por partido jugado. A partir de este punto, de manera concomitante, entra a jugar la segunda porción de la responsabilidad: las decisiones de Mercedes Paz.
La capitana, de evidentes fallas en la conducción el año pasado en Tucumán cuando tuvo lugar el contrapeso interno entre Podoroska y Paula Ormaechea, la otra figura del team. Armó un equipo inicial de cuatro jugadoras por orden de ranking, con la rosarina como as de espadas aunque le pesa jugar por el país, y sin Solana Sierra (212ª; 5ª argentina en el ranking WTA), pero sufrió la baja de último momento de Lourdes Carlé (153ª; 2ª argentina).
Imposibilitada de sumar sobre la hora a Sierra, completó el plantel con Naya, la novia de Podoroska. Suspicacias aparte -la convocatoria de Naya está justificada por su presente-, conformaron el 50 por ciento de la nómina y, pese a la relevancia de la serie, grabaron notas con respuestas de pareja como quién cocina, quién limpia o quién elige las películas. Tal vez la rosarina pueda tener cierto peso propio -bien ganado, por cierto- para escoger las series en torno al incentivo, pero la decisión de incluirla pasa por la capitana. A las claras quedó expuesto, una vez más, que le cuesta representar a la Argentina en una competición en la que repercute el rubro emocional.
Mercedes Paz ya completó su cuarta temporada desde que fuera elegida como capitana en noviembre de 2018. Lleva más de cinco años al frente del equipo más allá de la regla no escrita de los ciclos de tres años como máximo que solía respetarse en la Asociación Argentina de Tenis (AAT). Hasta hubo descontento de otras capitanas que debieron irse al cumplir los tres años incluso luego de tener mejores resultados que la ex 28ª del mundo.
Existió un dato aparte, fuera del plano deportivo, que podría sumar al dibujo general: durante la serie Paz exhibió en su camiseta un parche publicitario de la reconocida cadena de hamburguesas de la que, casualmente, es dueña de varias franquicias en Tucumán. Las jugadoras, por caso, no lo llevaron. “Somos tenistas: no nos gusta perder. Veníamos con la ilusión de hacer una ‘argentinada’. Las chicas dejaron todo: me encantó la buena onda. Perdimos pero aprendimos. Estoy convencida de que vamos por el buen camino”, dijo la capitana, con cierta visión de futuro.
Cuatro aspectos, sin embargo, debieran presionar para un cambio de rumbo: los tres años sin triunfos de Podoroska, el lustro de Paz en la silla sin grandes gestas, la acumulación de golpes en busca del ascenso y el material a futuro que configuran jugadoras como Riera (21 años) y Sierra (19). ¿No habrá llegado la hora del recambio?
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