El grupo santafesino Canticuénticos, una de las propuestas musicales más interesantes y populares para las infancias, presentará este sábado en el teatro Astros y el domingo en el Teatro Gran Rivadavia, “Para saber que te quiero”, su sexto álbum de canciones propias, con el que se afianza en su búsqueda por reivindicar ritmos argentinos y latinoamericanos, combinando en sus letras el humor, la ternura y el compromiso social.
“Nuestras canciones son hijas de un paisaje, de una idiosincrasia, de una forma de ver en el mundo, y este es un disco que continúa el camino de los anteriores, un disco para jugar, para reflexionar, para bailar”, describió en diálogo con Télam Ruth Hillar, la compositora, cantante, flautista y acordeonista que es una de las fundadoras de la agrupación.
“Estar presentando nuestro sexto disco es una alegría inmensa -destacó-. Significa que hay más de 60 canciones nuevas que se incorporaron al cancionero latinoamericano para las infancias y que a cada una de ellas le pusimos todo nuestro amor”.
En estos espectáculos porteños – el sábado a las 13.30 y a las 15 en el teatro Astros (Av. Corrientes 746) y el domingo a las 15 en el teatro Gran Rivadavia (Rivadavia 8636)- Cantincuénticos recreará, además, sus clásicos infaltables como “La cumbia del monstruo” (que superó las 150 millones de vistas en YouTube), “Quiero para mí”, “El mamboretá”, “Acá Tá” y “Hay secretos” y estrenará temas que integran “Para saber que te quiero” -que se lanzará este jueves 23, en plataformas digitales- como “El pulpo cocinero” que salió como adelanto con video).
A lo largo de 15 años, la banda construyó un propuesta influyente a partir de repertorio propio basado en música popular latinoamericana que también llevó a los libros: en este oportunidad presentan “El lorito Teté”, décimo título de la colección “Canticuénticos en papel”.
El reconocido y multipremiado grupo está formado también por Laura Ibáñez (voz), Cintia Bertolino (voz), Gonzalo Carmelé (bajo y coros), Daniel Bianchi (guitarra, cuatro y coros), Nahuel Ramayo (batería, percusión y coros) y Sebastián Cúneo (producción, iluminación, fotografía y video). También lo integran Javier Escandell (sonido) y Darío Zini (asistencia de escenario, aerófonos, charango y percusión) y Rocío Solís (voz invitada).
– ¿Cómo viven el hecho de tener un gran reconocimiento en todo el país y de que sus canciones sean cantadas por tantas familias y lleguen a las escuelas? ¿Es una responsabilidad o pueden disfrutarlo sin tanta carga?
– Es tan grande el disfrute como la responsabilidad. Sabemos que una enorme cantidad de público está esperando cada nueva canción, libro, video, disco… Y que merece que los contenidos que generemos sean lo mejor que podemos dar. Por eso le ponemos muchísimo respeto y cariño a cada etapa del trabajo: desde la composición, el arreglo, la interpretación, grabación, masterizado, puesta en escena. Una de las cosas que más disfrutamos es cuando las canciones suenan en otras voces, en coros de escuelas, en orquestas barriales, en fogones, encuentros familiares. Y por supuesto, en los conciertos, cuando se juntan las voces en un gran canto colectivo.
– ¿Cuál es el principal desafío del grupo en este presente, luego de 15 años de recorrido? ¿Cuál es el secreto para continuar trabajando juntos a través de los años y siempre manteniendo vigencia y expectativa en el público?
– Nuestro desafío es seguir haciendo música con la misma capacidad de asombro y sencillez de los comienzos, pero poniendo toda la experiencia que ganamos en este tiempo de trabajo. Y algo muy importante, que no es un secreto, porque creo que es importante decirlo, es que para sostener en el tiempo un proyecto así hay algunas cuestiones fundamentales: Ser siempre fieles a las propias convicciones, que lo que cantemos nos resulte absolutamente verdadero.
Buscamos, desde la música y la poesía, abrir una mirada crítica frente a la realidad, tratando de rescatar lo bello y cuestionar lo que duele
Otra cuestión, importantísima también, es aprender a sostener los vínculos personales dentro del grupo y con nuestras familias, con paciencia, cariño, tolerancia y respeto. Es mucho tiempo el que convivimos entre los Canti y mucho tiempo fuera de casa. Se hace absolutamente necesario cuidarnos entre nosotres. Y algo más, no sé si el proyecto hubiera podido continuar de habernos mudado a Buenos Aires. Nuestras canciones son hijas de un paisaje, de una idiosincrasia, de una forma de ver en el mundo.
– ¿Cómo fueron surgiendo las canciones de “Para saber que te quiero”?
– Las composiciones siempre se enraízan en cuestiones identitarias, que tienen que ver con nuestras culturas, nuestras gentes, nuestros paisajes. Buscamos, desde la música y la poesía, abrir una mirada crítica frente a la realidad, tratando de rescatar lo bello y cuestionar lo que duele. Este sexto disco nos llevó bastante más tiempo del que habíamos pensado, porque fue trabajado en medio de muchísima actividad en los escenarios. Además de cantidad de conciertos por nuestro país, incluyendo giras por Cuyo, el Noroeste, Costa Atlántica, viajamos a Chile, Uruguay y México. Y en medio de tanto ir y venir, fueron apareciendo el merengue “El lorito Teté”, la cueca “Para saber que te quiero”, la chacarera “Va a llover”, la chamarrita “¿Cómo le va, Juanito?” y unas cuantas más.
– ¿Qué pueden adelantar de las próximas presentaciones?
– Será una despedida con canciones del disco nuevo y grandes clásicos de nuestros discos anteriores. Va a haber una linda sorpresa, ya que armamos la versión en vivo de una canción que tiene mucha fuerza, especialmente para estas fechas. Pero el 2024 va a empezar pronto y muy intenso. A mediados de enero nos vamos para España, a nuestra primer gira por el viejo continente. Nos da mucho orgullo poder exportar cultura latinoamericana y argentina.