El secretario general de la ONU, António Guterres, reclamó el fin de la violencia y el restablecimiento democrático en Myanmar, en el tercer aniversario del golpe militar en el país asiático que instaló una junta militar que reprimió, encarceló, torturó y asesinó a miles de militantes políticos.
“En este sombrío aniversario, el secretario general destaca la urgencia de forjar un camino hacia la transición democrática con el regreso al mando civil”, dijo el portavoz de Guterres, Stephane Dujarric, en un comunicado replicado por la agencia de noticias AFP.
Más de 4.400 personas murieron en la represión militar contra la disidencia y 25.000 fueron detenidas
La mañana del 1 de febrero de 2021, las fuerzas armadas detuvieron a la entonces gobernante Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, y legisladores de su Liga Nacional por la Democracia (LND).
Los militares alegaron que se habían cometido fraude en las elecciones celebradas semanas antes, cuando la LND derrotó a un rival apoyado por los militares en unos comicios que observadores calificaron como libres y justas.
Grandes marchas celebradas a lo largo del país fueron brutalmente reprimidas. Más de 4.400 personas murieron en la represión militar contra la disidencia y 25.000 fueron detenidas, según un grupo local de monitoreo.
Estado de emergencia
La junta militar anunció el miércoles una nueva prórroga de seis meses del estado de emergencia que se mantiene desde el golpe de Estado.
La medida fue anunciada tras una reunión del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional en la capital Naipyidó, dijo un portavoz del Consejo de Administración Estatal, el principal organismo de la junta.
Hace tres años el Ejército lucha contra decenas de milicias conformadas por jóvenes militantes prodemocracia
El Ejército se enfrenta actualmente a uno de los mayores desafíos por parte de los grupos armados rebeldes desde la asonada militar y está previsto que la prórroga se mantenga, en principio, hasta el próximo 31 de julio, consignó la agencia de noticias Europa Press.
Hace tres años el Ejército lucha contra decenas de milicias conformadas por jóvenes militantes prodemocracia, que tomaron las armas en distintas regiones del país, principalmente el norte.
Las hostilidades cobraron impulso a fines de octubre en el estado de Shan, en el norte, con la “operación 1027”, lanzada por una alianza de grupos armados conformados por diversas etnias.
El Ejército de Arakan (AA), la Alianza Democrática Nacional de Birmania (MNDAA) y el Ejército de Liberación Nacional Taang (TNLA) decidieron entonces aprovechar la debilidad de las fuerzas regulares para relanzar una vieja guerra por el control de territorios y de recursos naturales.
El enfrentamiento
Equipados de bombas rudimentarias, lanzadas desde drones civiles, sus combatientes sumaron victoria tras victoria y se hicieron con numerosas bases militares y hasta con rutas estratégicas en el comercio con la vecina China.
El éxito de la “operación 1027” generó desacuerdos en la junta militar y deserciones masivas en las fuerzas armadas. Miles de soldados huyeron a India y China, e incluso hubo críticas públicas inéditas entre simpatizantes notorios del Ejército.
Un monje budista se dirigió a la multitud en Pyin Oo Lwin, una ciudad que alberga una academia militar de élite, y exhortó al jefe de la junta Min Aung Hlaing a dimitir
La decisión sobre la extensión del estado de emergencia retrasa además las elecciones prometidas por los militares desde que tomaron el poder.
A inicios de este mes, un monje budista se dirigió a la multitud en Pyin Oo Lwin, una ciudad que alberga una academia militar de élite, y exhortó al jefe de la junta Min Aung Hlaing a dimitir, un mensaje que fue muy compartido en redes sociales.
Pese a esto, los analistas estiman que es prematuro predecir una caída de la junta militar, o un cambio de dirigentes.
Pero las importantes pérdidas en el campo de batalla podrían empujar a los generales a profundizar sus acciones caracterizadas por la represión, la tortura, el saqueo y el incendio de pueblos.