Hace poco más de un año, la cantante Midnerely Acevedo y su pareja, el músico Sergio Rotman, recibieron a PáginaI12 en Vicente López para hablar de su último disco de estudio, Alma adentro (2022), en el que los géneros jamaiquinos que le dieron vida a su historia musical como banda entraron en diálogo con el soul, la psicodelia e incluso el rockabilly. O más bien con su apropiación de estos estilos. Y es que ni siquiera el reggae que inaugura ese repertorio, “Hoy el sol brilla a destiempo”, llegaba a sonar al típico reggae. Con lo que Mimi Maura demostró que podía sortear la obviedad, al mismo tiempo que sacaba a relucir su veta más experimental. Si bien no era la primera vez que sucedía, nunca habían hecho un álbum entero bajo esa consigna. Y para ello contaron con la complicidad de varios músicos amigos, al igual que de otros artistas que en esta ocasión pusieron sus canciones al servicio de este proyecto.
La pandemia puso en suspenso la mudanza del dúo a Ingeniero Maschwitz (localidad ubicada en la zona norte del Gran Buenos Aires), por lo que durante varios meses tuvieron que vivir de prestado en la casa que le legaron a su hijo, Leroy, desde donde se puede escuchar con nitidez la arenga de la hinchada de Platense cuando juega de local. Sin embargo, al parecer las cosas volvieron a tomar su curso en esta familia. De hecho, Acevedo atiende a esta entrevista en su flamante hogar en el partido de Escobar. “En la casa de Leroy tenemos una oficina que más que nada la usa Sergio porque aún están ahí sus vinilos. Todavía no tenemos lugar para esa colección acá”, dice la frontwoman puertorriqueña. “En este momento, estoy establecida con mis gatos. Me encuentro estudiando agricultura, porque tengo ganas de armarme una huerta, y me sienta muy bien relacionarme de esta forma con la naturaleza”.
Este viernes, a las 20 hs, Mimi Maura vuelve al escenario de Niceto Club (Niceto Vega 5510). Pero lo hará sin Rotman, quien esta semana viajó a los Estados Unidos para presentarse en Nueva York con Los Fabulosos Cadillacs, como parte de la gira “El León del Ritmo”. Aunque desde hace un tiempo, este prócer de la contracultura argentina se convirtió en una especie de integrante itinerante del grupo que ayudó a fundar. “Hace tiempo que Sergio está con sus proyectos solistas, y por lo tanto hicimos varios cambios. El viene a tocar conmigo cuando puede”, explica Acevedo. “Yo no diría que Sergio se fue por completo. En la pandemia probamos un formato más acústico, adaptada a un trío. Cuando todo se empezó a abrir, rearmamos la banda sin caños ni percusión (la decisión la tomaron luego de la muerte de su percusionista, Toto Rotblat, en 2008). Cuando Sergio termine la gira de los Cadillacs, estoy segura de que volverá a tocar con nosotros”.
-Esta vez todo el peso del show recaerá en vos.
-Como nuestro mánager es el mismo desde hace 20 años, seguimos estando en confianza. Estoy rodeada de gente que conozco. Soy la que manda ahí, pero ya todo el mundo sabe su rol, y la cosa fluye bastante bien.
-Considerando que Niceto Club es como un hogar para ustedes, al punto de que tienen un disco en vivo grabado ahí, este será su primer show del año en esa sala.
–Es cierto. Este año no tocamos en Niceto. Pasamos de hacer 10 shows por año ahí, a venir a tocar recién ahora. Alma adentro es un disco más oscuro, serio y nostálgico, por lo que nos parecía mejor presentarlo en Café Berlín. Nos parecía que se ajustaba más a lo que pretendíamos con la gente sentada y tomando un trago. La mayoría de las canciones del disco la tocan músicos que no son parte de la banda. Entonces los chicos que tocan conmigo tuvieron que ir apropiándose de esos temas, hacer nuevos arreglos y disfrutarlos mucho más.
-¿Entonces que tocarán en esta ocasión?
-Hicimos un repertorio más para Niceto. Aprovecharemos el espacio para que la gente baile. Así que este show tendrá un vuelo más por el reggae. Tampoco tendremos a nuestro baterista, Nando Riccardi (viajo también a Nueva York para tocar con Los Fabulosos Cadillacs). Lo relevará Pablo Potenzoni (ex integrante de Todos Tus Muertos), y con él nos queda mejor el reggae. Aprovecharemos lo que él sabe hacer. Lo que sí es seguro es que será un repertorio volátil.
–Misterio cumplió 20 años en 2022, y Frenesí alcanzará esa edad el año próximo. Será una ocasión idónea para revisitar tus discos más populares. ¿Te sorprende que esas canciones sigan estando tan vigentes?
-Creo que esas canciones envejecieron muy bien. Siguen sonando vigentes y modernas. La semana pasada canté como invitada con los chicos de La Fuerza Mayor, y tocaron varios temas nuestros. Una de ella fue “Misterio”. Hacía mucho que no cantaba la canción como era originalmente en la grabación. Con el paso del tiempo, las fuimos reinventando. Mientras las canté en ese show, sentí que era como un viaje al pasado. Fue emotivo.
-Pero si algo tienen en común el rocksteady y el ska con el jazz es que sus canciones pueden adquirir la figura del estándar.
-Es verdad. Pero lo que me pasó en ese show con La Fuerza Mayor es que hacía mucho que no sentía a la gente le gustara tanto “Misterio”. Se volvió importante agregarla nuevamente a nuestro repertorio.
-Tanto por tus canciones como por esa cualidad crooner de tu interpretación sos una de las artistas más jazzeras del rock argentino. Algo así como la Sara Vaughan del reggae y del ska nacional.
-Nuestras canciones más populares tienen que ver con la historia de la música en un periodo de recambio en la escena y del país, como fueron los primeros años de los 2000. La mayoría de las canciones que a uno le gustan del reggae y el ska están en otro idioma, pero nosotros las hacemos en español. Y para mí es un orgullo haber logrado eso.
-De todas formas, con Alma adentro demostraron que podían patear el tablero.
–Nunca me encasillé en un solo estilo, pero en el mundo de la música es muy difícil que la gente comprenda eso. Que yo pueda cantar metal, reggae o bolero. En Puerto Rico, los rockeros también bailan salsa.
-Algo parecido le sucedió a tu paisano Robi Draco Rosa. No llegaron a tomarlo en serio hasta que en 1996 sacó Vagabundo: uno de los discos más oscuros del rock latinoamericano. Una muestra de que en Puerto Rico no sólo brilla el sol.
-Por suerte, puedo hacer lo que me gusta y lo que quiero. En parte, porque soy una artista independiente. A veces, nace naturalmente. Cuando con Sergio pensamos en el estilo que queremos para cada disco, generalmente sale otra cosa. No lo podemos evitar.
-A pesar de que el estereotipo, los prejuicios y la banalidad le juegan en contra, ¿pensás que el Caribe también puede ser sinónimo de modernidad y vanguardia? La dupla Buscabulla parece una muestra de eso.
-Obvio que lo es. Lo que pasa en Puerto Rico es lo que va a suceder después en el futuro en el resto de Latinoamérica. Siempre marcamos tendencia. No sólo en la cultura y en la moda, sino también en la política. De todas formas, la cantante de Buscabulla (Raquel Berrios) despegó a partir de la colaboración que hizo con Bad Bunny.
-A partir del auge del reggaetón, cierto segmento de la escena musical argentina comenzó a entender a Puerto Rico como el ejemplo a seguir. Pero parece que la influencia se volvió alienación. En la música urbana, ya hablan como ustedes. ¿Te sorprende?
-Es una locura. Es bastante gracioso escuchar a los artistas de acá tratando de hablar como puertorriqueños. Igualmente, estoy acostumbrada a que los músicos puertorriqueños siempre llamen la atención. Antes del reggaetón, Fania y Menudo pegaron en todo el mundo.
-¿Hace cuánto llegaste a la Argentina?
-La primea vez que vine fue en 96, y ahí me metí en un estudio a grabar. Quedé embarazada en el 97, volví a Puerto Rico a desalojar mi departamento, y me vine a vivir acá.
-¿Seguís en contacto con tu país?
-En 2009 volvimos para allá cuando a Sergio le tocó girar con los Cadillacs. Leroy hizo la escuela allá. Entonces invertimos nuestra dinámica. Veníamos dos o tres meses para acá, y estábamos todo el año allá. Hace dos años que no voy a Puerto Rico. Estoy desesperada por ir. Como me mudé a Maschwitz, me tuve que dedicar a organizar mi vida acá. Pero espero volver de visita en diciembre.
-Mientras viviste acá, ¿intentaste conocer o seguirle la pista a la diáspora boricua en la Argentina? ¿Existe?
-Se me hace bien difícil conocer a puertorriqueños acá. Cuando llegué hace 20 años, venían amistades de amistades mías. Y yo me enteraba porque se comunicaban conmigo. Nos veíamos o los invitaba a nuestros shows. Aunque parezca loco, eso dejó de suceder en los últimos 10 o 15 años. Recuerdo que cuando me hablaron del café La Puerto Rico, en San Telmo, me acerqué a ver el menú. Pero no había nada, ninguna comida puertorriqueña. De Puerto Rico, sólo tenían el nombre. Ya no soy más vegetariana, pero cuando llegué acá lo era. Y lo que más me sorprendía era la cantidad de verdulerías que había. En mi país, eso no existe, porque el alimento está controlado. Todo lo que entra o se va a vender tiene que tener un sello americano. Los gringos controlan todo, y cobran porcentaje porque son unos piratas. Si bien tú puedes cultivar tomate en cualquier parte, nadie lo hace. Eso es ridículo porque por un tomate puedes llegar a pagar dos dólares.
-Todo el mundo acá conoce la música de tu país, pero poco se sabe del contexto en el que se produce. Siguen siendo una colonia estadounidense. Cuando te preguntan sobre eso, ¿qué respondés?
-Puerto Rico es una isla turística, y cada vez es más turística. Hay varias cosas que me preocupan, y cuando vaya las veré. Al igual que acá, todo aumentó allá. La política de allá e parecida a la de acá. Votas por las dos opciones que hay o no votas. Puerto Rico no es una nación independiente porque la gente no se atreve a votar por el partido independentista. Hoy es más caro ir a Puerto Rico que a Ibiza.
-Si la cosa está tan mal, ¿por qué los reggaetoneros siguen viviendo allá?
–Yo viví en estados Unidos, y te aseguro que Puerto Ruco es más lindo y divertido. En Puerto Rico se puede vivir bien, por eso se quedan ahí. Pero eso ni significa que no tengan propiedades en otras partes, La mayoría se compran casas en Miami y todo eso.
-Vos venís de la escena boricua del rock. A principio de los noventa, tuviste una banda de metal aún recordada allá, Alarma, que estaba compuesta por mujeres.
-La generación de músicos puertorriqueños a la que pertenezco sigue en Puerto Rico. Como no son conocidos, tienen que trabajar de otra cosa. Para que a un músico le vaya bien, tiene que tocar lo que está de moda. Con esto me refiero al reggaetón y sus derivados. O la salsa y el merengue, que son músicas más locales. Si haces dark, es poco probable que te vaya bien. Y eso es triste. Luego de lo que pasó con el huracán y el covid, la escena under se terminó de destrozar. No significa que no exista, pero está un poco maltratada.
-¿Y cómo se lleva tu hijo con esa biculturalidad?
-Leroy es muy argentino. Pero tiene mucho interés por la música latina. Veo que se está abriendo. Quiere aprender a tocar el tumbao en el piano, y me dijo que quiere ir a Puerto Rico pronto. El vivó allá cuando era chico, a eso de los 10 años, hasta que se graduó. Vivió siete años. Salvo por una colaboración que hizo con un amigo rapero allá, no tuvo la misma oportunidad de tocar que acá. En este momento, está tocando todos los fines de semana. Aparte de Mimi Maura, está en otros tres proyectos.
-¿Cómo es tu vínculo musical con Sergio Rotman en este momento?
-Tenemos que planificar de antemano. Estamos pensando en canciones para un nuevo disco. Su carrera solista no lleva tanto tiempo, entonces le tiene que poner bastante energía a eso. El se asoció con los chicos de Attaque 77 en el Strummer Bar, y está bastante activo ahí. Está tocando, y está pasando música una o dos veces por semana. Y yo me dediqué más a Mimi Maura, y a mi casa en Escobar. Como te dije al principio, estoy aprendiendo sobre huertos y alimentos. Intentando que me salgan bien porque todo lleva tiempo. Todo es trabajo, y hay que hacerlo con amor.
La reinvencion de un tema
Antes de su regreso a Niceto Club, Mimi Maura puso a circular en las plataformas digitales de música, el pasado 15 de septiembre, una nueva versión de la canción “De mí”, originalmente incluida en Alma adentro. Esta reinvención del tema se titula “De mí (remix)”. “Fijamos el lanzamiento del single para esta época, para que combine con el show”, explica la frontwoman. “Además, hicimos un nuevo arreglo de la canción que nos pareció interesante. Venimos trabajando nuevas versiones de otros temas del disco, y éste fue el primer lanzamiento. El remix lo hizo Sergio, junto a Maxi Iglesias, primo de Sergio y en la banda toca el bajo, el teclado y todo lo que haga falta. Más adelante, tenemos la intención de sacar tres o cuatro remixes más y un tema inédito”. En simultáneo, tras ese recital de Niceto Club, el grupo actuará en La Plata el 29 de septiembre. Y volverá a Café Berlín el 27 de octubre, y repetirá el 4 de noviembre. También se confirmó su participación en el Cosquín Rock 2024. “El plan es seguir tocando y hacer un repertorio más festivo”, dice. “Siempre haciendo lo que nos gusta y lo que nos sale bien”.
Boleros en el ADN
Con el paso de los años, la deuda genética fue ganando peso en la vida y obra de Midnerely Acevedo. Hija del bolerista boricua Mike Acevedo, la vocalista finalmente decidió llevar adelante un deseo que palpitaba en ella desde hacía mucho tiempo. Más que un proyecto paralelo, Mimi activó su faceta bolerística, distante por ahora del rol de cantante y compositora, y más cercana a su trabajo como intérprete. “Hace rato que vengo intentando hacer algunas cosas más caribeñas”, confiesa la nacida en Santurce en 1972. “Eso latino mío de Puerto Rico me gusta traérmelo para acá. Pero no es tan fácil. Hicimos la grabación de dos boleros de Héctor Lavoe, que lo llamo “medley” (o popurrí) porque son canciones juntas. No lo sacamos aún, pero estoy segura de que saldrán antes de que termine el año”. No es la primera vez que la artista incursiona en el género o revisita el repertorio de un icono de la música del Caribe. En su disco Raíces de pasión (2001), versionó junto a Ricardo Mollo el tema “Que te pedí”, popularizado por La Lupe. Y ese mismo disco también incluye otro clásico de la cantante cubana: “Yo lloro más”.