El opositor ruso Alexéi Navalni fue enterrado este viernes en un cementerio de Moscú, ante miles de simpatizantes que rindieron homenaje al principal detractor del Kremlin, fallecido en circunstancias no esclarecidas en una prisión del Ártico. 

Las fuerzas de seguridad arrestaron “al menos a 91 personas en 19 ciudades” –14 en la capital rusa– durante concentraciones en homenaje al exactivista anticorrupción, indicó la ONG OVD-Info.

Con flores, algunos llorando, los simpatizantes de Navalni se concentraron cerca del cementerio y muchos corearon lemas contra el Kremlin y su ofensiva en Ucrania, como “¡No a la guerra!” y “¡No te olvidaremos!”.

Tras una breve ceremonia en una iglesia de Marino, un distrito del sureste de la capital, sus restos fueron enterrados en el cementerio cercano de Borisovo. En el momento del entierro sonó la banda sonora de la película Terminator 2 que el fallecido ensalzaba como “el mejor filme jamás realizado” indicó su portavoz, Kira Yarmish.

Las miradas apuntan a Putin

Las exequias tuvieron lugar dos semanas después de la muerte del opositor de 47 años, ocurrida el 16 de febrero en una prisión en el Ártico. Sus colaboradores, su viuda y las potencias occidentales acusan al presidente Putin de su muerte, quien niega las acusaciones.

El cuerpo de Navalni estuvo retenido durante ocho días y la familia tuvo dificultades para encontrar un lugar que aceptara acoger la ceremonia. A la iglesia solo pudo entrar un reducido número de personas. Allí, como manda el rito ortodoxo, el cuerpo fue expuesto por primera vez al público, cubierto de flores rojas y blancas.

El coche fúnebre llegó poco antes entre aplausos de miles de personas custodiadas por policías antidisturbios. “Es doloroso, la gente como él no debería morir, gente honesta, con principios, dispuestos a sacrificarse”, dijo Anna Stepanova. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que cualquier manifestación “no autorizada” con motivo del funeral podría ser sancionada. 

“Vivir sin ti”

En un mensaje publicado en redes sociales, Yulia Navalnaya, la viuda del opositor, agradeció “26 años de felicidad absoluta”. “No sé cómo voy a vivir sin ti pero haré lo que pueda para que allá arriba estés contento y orgulloso de mí”, dijo. “Siempre te querré“.

El hermano del opositor, Oleg Navalni escribió: “Duerme tranquilo, hermano, y no te preocupes por nada”. Al funeral asistieron tres figuras destacadas de la oposición rusa, Evegueni Roizman, Boris Nadezhdin y Ekaterina Duntsova, así como los embajadores de EE.UU., Francia y Alemania.

“Ya no tenemos políticos así y nadie sabe cuándo volverá a haber”, declaró Maria, una bibliotecaria de 55 años, quien dijo sentir a la vez “miedo y tristeza”. Denis, un voluntario en una asociación caritativa de 26 años, afirmó que Navalni fue quien hizo que él se “interesase por la política” en un país con un régimen cada vez más autoritario.

Homenajes en el extranjero

El equipo de Navalni había llamado a los moscovitas a despedirse del fallecido y a sus apoyos en otras ciudades y el extranjero, a concentrarse delante de memoriales, actos que son molestos para el gobierno, en especial dos semanas antes de las elecciones presidenciales que seguramente confirmarán a Putin en el poder.

Cerca de 300 personas se concentraron frente a la embajada rusa en Londres para homenajear al opositor. Hubo actos en su memoria en Berlín y Belgrado. En París decenas de personas se congregaron en silencio cerca de la Torre Eiffel.

En los días posteriores a la muerte de Navalni, cerca de 400 personas fueron detenidas por la policía en varias concentraciones improvisadas. Navalny fue envenenado en 2020 y sobrevivió por poco, ataque del que acusó a Putin. Se fue del país moribundo, sobrevivió gracias a un tratamiento que recibió en Alemania, regresó a Rusia y fue condenado a 19 años de cárcel por “extremismo”. Era el único político que movilizaba a una gran cantidad de gente, sobre todo en Moscú.

Su movimiento político denunció la corrupción de las élites rusas y fue desmantelado. Numerosos de sus colaboradores fueron encarcelados o se vieron obligados a exiliarse. La viuda Navalnaya prometió continuar con el combate de su esposo. Leonid Volkov, un aliado del difunto, prometió que su equipo “no se rendirá”. “El bien siempre le gana al mal”, dijo.



Fuente-Página/12