La escena es inédita en la historia argentina. Desde las escalinatas del Congreso y ante las personas dispuestas en la plaza, el presidente Javier Milei dio su primer discurso blanqueando que el ajuste que prometió sobre la casta política lo padecerá, en realidad, la sociedad, con salarios a la baja, una inflación cercana a la híper, caída en la actividad y el empleo.
“Tengo que decírselos de nuevo: no hay plata. La conclusión es que no hay alternativa al ajuste. Y no hay alternativa al shock. Sabemos que en el corto plazo la situación va a empeorar”, expresó el mandatario minutos después de su jura, y avisó que el ajuste “impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, empleo, salarios reales y cantidad de pobres e indigentes”. Un rato después, afirmó que el recorte de 5 puntos del PBI recaerá “en un 90 por ciento sobre el Estado“, pero la carta discursiva que develó en impacto social del shock ya estaba jugada. Sobre todo considerando que buena parte de esos cinco puntos menos que se pretenden tener tienen que ver con la prórroga del Presupuesto 2023 para que las partidas se licúen por la inflación y el ajuste automático de las jubilaciones por la misma vía, la de una inflación desatada.
En la plaza, los que lo fueron a ver bramaron y aplaudieron, y hasta pidieron motosierra. Aunque curiosa por donde se la mire, la postal tiene explicación en los fracasos consecutivos de gobiernos de diferentes fuerzas políticas y una inflación galopante, cuestiones que aglutinaron la mayoría de los votos en un outsider que vendió una posición anticasta en campaña y, una vez llegado al poder, dejó de lado los eufemismos para alertar y pedir respaldo poblacional para llevar adelante el ajuste ortodoxo y extremo. En sus equipos se vanagloriaban, incluso, de que Milei logró lo que Mauricio Macri no pudo: aval popular, joven, de clases medias y bajas (además de las altas) para encarar un golpe al bolsillo más que radical. A la luz de los hechos y de los elogios del propio Macri al discurso de Milei, al que aseguró no era necesario “cambiarle ni una coma”, el texto que comunicó el primer mandatario se pareció bastante al sueño húmedo del expresidente.
Por otra parte, en sus palabras en la calle, Milei le ahorró a Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía, y a su vocero, Manuel Adorni, un lunes en el que planeaban contar las políticas que se tomarían para llegar a esos resultados que el presidente adelantó. Así, se prepara con más calma el informe del detalle del programa económico, aunque las fuentes de La Libertad Avanza ya avisaron a Página I12 que se tratará de devaluación, ajuste del Estado, sueldos, y una economía de precios libres, matizada con un ajuste fiscal y monetario estricto. El problema radica en que, a diferencia del ajuste que se produjo durante el gobierno de Macri, en este caso la contracción prometida (más extrema) se monta sobre una inflación mayor al 140 por ciento, una pobreza muy elevada y una pérdida del poder adquisitivo del salario informal muy fuerte. En síntesis, un escenario que ya no puede tolerar semejante contexto.
¿Hay una híper o la genera Milei?
“Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”, arrancó Milei para armar el escenario para su programa de ajuste. Y agregó que el gobierno de Alberto Fernández le deja “plantada una inflación” potencial “de 52% mensual” y “15.000% anual”. En paralelo, aseveró que la inflación actual ya “oscila entre el 20 y el 40 por ciento para los meses entre diciembre y febrero”.
A continuación, Milei destacó que “nos han dejado plantada una hiperinflación. Vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla. Vamos a hacer los máximos esfuerzos posibles para impedir esta catástrofe” que, afirmó, dejaría al “90% de la población en pobreza” y al “50%” de ella, en la indigencia, explicó. El flamante mandatario sostuvo que “habrá estanflación”, pero aclaró que “no es algo muy distinto a lo que pasó en los últimos 12 años, cuando el PBI per cápita cayó 15% en un contexto donde acumulamos 5.000% de inflación”.
También puso sobre la mesa Milei que “aun cuando hoy dejemos de emitir dinero seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente. Lo vamos a pagar en inflación”. Y completó diciendo que “nos han arruinado la vida y nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. Por lo tanto tampoco nos debería sorprender que nos estén dejando 45% de pobres y 10% de indigentes”.
El presidente en funciones aclaró, de todos modos, que este paso será “el último mal trago” que soportará la sociedad antes de “comenzar la reconstrucción de la Argentina. Habrá luz al final del camino”. Lo cierto es que la curva de precios, que lleva la inflación a 20 puntos en diciembre, se vio impactada por remarcaciones de precios posanuncio de la liberación de todas las variables. Eso se verá mejor plasmado este lunes, cuando las principales marcas de alimentos y bebidas envíen nuevamente listas con fuertes aumentos. En pocas palabras, Milei está forzando el camino a una híper con el paquete Caputo en mano: precios de alimentos, tarifas, prepagas, peajes, colegios privados y otros servicios, sin intermediación del Estado. De velocidad cero a cien en pocos días.