Desde un elegante club privado de Puerto Madero, Mauricio Macri oficializó este lunes su candidatura a vicepresidente de Boca para los próximas elecciones del 2 de diciembre. Al anuncio no le faltaron los habituales dardos hacia la actual gestión del club -con Juan Román Riquelme como principal destinatario- ni tampoco los no menos asiduos errores discursivos del dirigente, esta vez confundiendo algunas jugadas emblemáticas de la historia xeneize.
La presentación tuvo lugar en el Yacht Club de Puerto Madero alrededor de las 14:30, momento en el cual aparecieron los candidatos a presidente y vice de la principal fórmula opositora xeneize. El primero en tomar la palabra fue el exministro de Modernización nacional, Andrés Ibarra, quien se se deshizo en elogios a su compañero de lista. “Es un honor que me acompañes”, le dedicó como para arrancar.
Ibarra destacó también los triunfos de fines de los ’90 y principios de los 2000, eso sí, poniendo el foco en la gestión de Macri por sobre lo realizado dentro de la cancha: “En la época dorada con Mauricio como presidente, que tuve el honor de acompañar como gerente general, cosechamos 16 títulos en 12 años, incluidas cuatro Libertadores y dos Intercontinentales, y en ellas les gamos al Real Madrid y al Milan, dos gigantes europeos. Sabemos de grandes hazañas, para eso hace falta mucha pasión, pero sobre todo muchísima gestión, y poniendo siempre a Boca por encima de todo y de todos. Nadie puede ser más importante que el club”.
Mauricio, con Román en la cabeza
Luego fue el esperado turno de Macri, quien no dudó en apuntar sus cañones rápidamente contra Riquelme, su histórico adversario y potencial candidato a presidente por el oficialismo, afirmando que su decisión de volver a la política del club responde a la necesidad de “no abandonarlo a la arbitrariedad, el autoritarismo y la prepotencia” del exenganche.
“Riquelme suele decir que Boca es el patio de su casa y se maneja como si fuese así, pero Boca es una de las instituciones deportivas más grandes del mundo. Como está hoy no tiene futuro y duele. Por eso, cuando Andrés me pidió si lo podía acompañar, acepté. No puedo abandonar a Boca a la arbitrariedad, el autoritarismo y la prepotencia”, argumentó quien presidió al club entre 1995 y 2007.
La hora de los pifies
De todos modos, el plato fuerte del evento llegó cuando a Macri le tocó devolverle los halagos a su compañero de fórmula, dando inicio a una serie de confusiones que fueron materia prima memística en las redes sociales.
“Andrés no es alguien que le vaya a hacer la rabona a Yepes, eso está fuera de discusión. Ni le va a hacer un pase de 40 metros a Martín (Palermo) para que le meta el primer gol al Real Madrid, pero es alguien preparado, honesto, que conoce el club como nadie”, dijo y sorprendió el exmandatario, al confundir el emblemático caño de pisada que Riquelme le tiró al zaguero colombiano en los cuartos de final de la Libertadores 2000 con una rabona que sólo existió en su imaginación. Tampoco le acertó al orden de los dos goles boquenses en la Intercontinental de ese año contra Real Madrid en Tokio: el primer gol de Palermo surgió de un centro de Marcelo Delgado desde la izquierda y el segundo, sí, de un pase largo de Riquelme.
De Bomboneras y Consejos
En cuanto a una de las principales propuestas de campaña de la lista opositora, la denominada “Bombonera Siglo XXI”, Ibarra retomó la palabra. “Vamos a tener el estadio más grande de Sudamérica, con capacidad para 105.000 personas y será en La Boca, dentro del predio de Casa Amarilla. Para volver a estar entre los cinco mejores clubes, Boca necesita tener un estadio de primer mundo”, asumió el candidato, quien prometió inaugurarla antes del fin de su mandato.
Por último, Ibarra informó que anunciarán “el nombre del futuro entrenador de Boca” en caso de ganar las elecciones, a la vez que apuntó duramente contra el Consejo de Fútbol, una figura implementada en la gestión Ameal-Riquelme: “Será disuelto en un minuto porque contamina el vestuario y le quita autoridad al técnico”.