La Argentina alcanzó un hito enorme en materia de desarrollo social: casi todos los chicos y chicas en edad de ir a la escuela primaria o secundaria lo hacen. Sin embargo, la paradoja es que, si bien se logra casi universalizar el acceso a la educación, aún no está asegurado el desarrollo de los aprendizajes fundamentales. En primaria solo 1 de cada 2 estudiantes comprende un texto sencillo a los 10 años y entre quienes están en el último año del nivel secundario, solo 2 de cada 10 alcanza aprendizajes satisfactorios en matemáticas. Sabemos también que hay deudas respecto al acceso y la terminalidad de la secundaria en los contextos de mayor vulnerabilidad y aislamiento. La educación es un derecho humano fundamental individual y social, un bien público garantizado por el Estado sobre la base de los principios de igualdad, gratuidad y equidad.
Entre los diez propuestas centrales para la niñez y la adolescencia que UNICEF planteó para la próxima Presidencia en su documento #VotaPorLaInfancia destacan, en materia de educación, la implementación de políticas públicas que garanticen la oferta de servicios educativos suficientes y de calidad en todo el territorio nacional; que aseguren a todos las niñas, niños y adolescentes clases todos los días y aprender saberes fundamentales en lengua y matemáticas en la escuela primaria y secundaria; que fortalezcan los sistemas de formación inicial y continua de docentes en línea con la transformación educativa necesaria en el siglo XXI. Esto requiere presupuestos y capacidades de gestión e institucionales que garanticen una infraestructura de calidad, con el equipamiento necesario en la escuela para el desarrollo de las actividades pedagógicas, de cuidado y bienestar para todas las chicas y chicos.
El mundo es hoy extremadamente complejo y desigual. Las crisis políticas, económicas, climáticas y migratorias en la región y el mundo y los avances de la inteligencia artificial, nos enfrentan a problemas que demandan cada vez más comprender el mundo en el que vivimos, el dominio de la lecto-escritura y del pensamiento lógico matemático. Estas son herramientas fundamentales para aprender a lo largo de la vida y contribuir a promover una convivencia pacífica basada en el respeto a la diversidad, el trabajo colaborativo, para construir nuevas soluciones a problemas aún no conocidos y una sociedad más justa.
Existen ya en el país buenas prácticas y políticas en marcha para avanzar en esta dirección. Se destaca la ampliación de la jornada en el nivel primario en casi el total de las provincias, la distribución de materiales didácticos para escuelas y estudiantes, el sostenimiento de becas para aquellos estudiantes que más lo necesitan, y algunas provincias pioneras que avanzan en la transformación de la escuela de educación secundaria tradicional y con programas de alfabetización inicial que muestran resultados positivos. Estas políticas deben ser escaladas para que lleguen a todos los estudiantes del país.
Las decisiones que se tomen a partir del 10 de diciembre definirán el presente y el futuro de los chicos y las chicas en el país. UNICEF apoya al Estado Nacional y los estados provinciales en el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño. Estuvo, está, y estará aquí el día después de la elección, para contribuir a garantizar el derecho a la educación y promover más y mejores oportunidades de aprendizajes para todas las infancias y adolescencias.