“Las sirenas cantan, atraen marineros, y luego los ahogan. Podés poner eso”, responde Marina Fages frente a la pregunta de la elección de su novel álter ego artístico, “Sirena del punk”. Pero la cantante y guitarrista, tras tomarse un minuto, decide compartir la historia completa. “Suelo cantar bonito, pero también me puedo poner gutural. Además, las canciones de mi nuevo disco hablan sobre incendios y de que el mundo se está yendo a la mierda. Tiene una doble cara entre lo tierno y lo salvaje, lo destructivo y lo que se construye”, describe la música nacida en 1983. “La idea surgió en un brainstorming, junto a mi equipo. Había que redactar la gacetilla para la promoción, necesitaban un subtítulo, y les sugerí todo esto. Tengo experiencia en ‘subtítulos’. Antes me hacía llamar, por ejemplo, ‘Princesa de fuego’”.

-Este “subtítulo” te resignifica en una época en la que el punk le plantó bandera a la música urbana.

-Siento que se puso de moda lo que hice siempre. Amo este momento, me encanta lo que está pasando. Es algo natural. Me parece lógico que la nueva generación de músicos y músicas jóvenes le responda a la generación que está llegando a los 30, que es la del trap. Es la evolución de la vanguardia en la Argentina, y de la que me gustan artistas como Dum Chica, Mujer Cebra y Buenos Vampiros.

Además del punk, en el universo musical de Fages conviven otros estilos como el metal, el stoner rock, el indie y el math rock. Siempre desde una perspectiva experimental. De lo que puede dar constancia su más reciente producción discográfica, El mundo pequeño, lanzada a fines de julio y que la regresa al trote del estudio de grabación, tras poner a circular en 2019 el álbum Epica & Fantástica. “El nuevo disco tiene muchos climas”, subraya la artista multitasking. “Por más que sugiera lo contrario, siento que todos esos estilos dialogan entre sí. En casi todos mis discos trabajé un relato en el que los climas pueden ir cambiando. De alguna forma, ese concepto se explora en cada canción. Son interpretaciones de una misma idea, que es compleja y que funciona de formas diferentes”.

Si bien el recital que ofrecerá en Niceto Club (Niceto Vega 5510) este sábado 9 de septiembre parece una estupenda oportunidad para catar en vivo su nueva cosecha sonora, esta descendiente del movimiento Riot Grrrl advierte que en el setlist que desenvainará a partir de las 20 no incluirá sus 13 flamantes canciones. “Esta noche servirá para el lanzamiento de El mundo pequeño”, aclara. “Como el disco terminó saliendo tarde, mi equipo tomó esa decisión. En la lista que preparé, hay temas de todos mis trabajos discográficos. Este es un puntapié para empezar a tocar las canciones nuevas, aunque no estarán todas. La presentación del disco sucederá el año próximo. Así le damos tiempo a la gente para que conozca y entienda el repertorio. En ese show sí se tocarán todas las canciones, y estarán los invitados”.

A propósito de esto último, Eterna Inocencia (banda que ayudó a fundar la escena hardcore argentina) y la baterista y cantante Melanie Williams (con su proyecto El Cabloide) figuran entre los invitados de El mundo pequeño. “Si en algo coinciden ambos es que son de la zona sur del Gran Buenos Aires”, resalta la cantante y compositora porteña, cuyo crecimiento personal y artístico estuvo marcado por su mudanza a Tierra del Fuego. “La energía de Melanie me encanta. Es una gran artista. Compartir con ella tiempo y aventuras es muy lindo. De las dos canciones del disco en las que participa, cantamos juntas en ‘El límite’. Su energía y forma de tocar son muy distintas a lo que yo puedo hacer. Tiene un groove que va por otro lado, y me copaba que existiera ese clima”.

-Es un disco muy visual. ¿Qué disparó la idea?

-El disco nació antes de la cuarentena, aunque se vio influido por ese lapso de meses en los que pasó lo que pasó. En realidad, el título iba a ser Mi segundo disco. Pero en ese momento apareció “Dibujo de rayo”, canción que de alguna forma acaparó todo el momento que estaba viviendo (también le dio título a su disco de 2015). El mundo pequeño es una idea que retomé luego de muchos años, y a la que le fui encontrando diferentes manifestaciones. En sí, el disco puede observarse de dos maneras: la conexión interior y la enajenación del mundo. Vivir en un mundo encerrado en el que no le prestás atención a lo que sucede afuera. En ese camino, exploré también esta doble forma de amar y destruir al mismo tiempo. Eso lo podés llevar a las personas y al fuego, que calienta comida o quema casas y bosques. Ese fue el puntapié inicial. Si mi disco anterior es positivo, este tiene una visión desencantada del mundo.

-No es para menos. Es una época extraña, no sólo en la Argentina.

-Personalmente, tengo miedo. Creo que se viene una época oscura. No puedo creer el resultado de las PASO, y no entiendo lo que va a suceder. Pase lo que pase, yo voy a seguir adelante. Este país sufrió cosas terribles, y aún seguimos acá. Hacer arte en la Argentina no es fácil. Yo trabajo muchísimo. No me dedico sólo a la música. También soy muralista y pintora. Soy artista cien por cien.

-En algunas canciones, así como en la tapa, El mundo pequeño pareciera hacer alusión al cambio climático.

-Son cosas que están pasando desde hace bastante. El cambio climático entró en agenda ahora, porque entramos en ebullición. El año pasado, estuve en Río Grande y allá hubo un incendio en Corazón de la Isla (lo que pasó en esa reserva forestal inspiró una de las canciones del disco, titulada de forma homónima). Ese incendio tardó meses en apagarse. Primero, porque no le daban bola. Segundo, porque no había recursos. Cuando llegó la ayuda, ya era tarde. Fue terrible y desalentador. Los cataclismos son parte de este mundo, pero acá no hay propuestas para controlar el cambio climático. Estas canciones están conectadas con la realidad, porque como artista me gusta hablar de la realidad. Soy parte de un mundo que se está yendo a la chota.

-Desde tu debut solista, Madera metal (2013), la naturaleza y tu compromiso están muy presentes en tu obra.

-Me encantan las fuerzas naturales y sus elementos, y los investigo con el arte. Mi obra pictórica se basa en paisajes. Me gusta mucho la naturaleza, es algo que añoro constantemente. 



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