El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, inició su gestión con el foco puesto en “ordenar el espacio público”, en sintonía con el protocolo contra los piquetes anunciado por el Gobierno nacional, que afrontará la semana próxima un primer test de implementación ante las marchas por el aniversario del 19 y 20 de diciembre de 2001.
El control de la protesta social
Con ese objetivo, Macri ordenó la designación de una nueva cúpula de la Policía de la Ciudad, que quedó a cargo de Diego Kravetz, un funcionario que viene de controlar la seguridad en el municipio bonaerense de Lanús, y encomendó al ministro del área Waldo Wolff a coordinar con Patricia Bullrich la participación de los operativos conjunto con las fuerzas federales.
“La Ciudad necesita decirle basta al caos y a los piquetes”, sentenció el flamante alcalde porteño en el discurso que ofreció al asumir en su cargo y que sirvió de adelanto respecto de la prioridad que le otorgará la nueva administración a la regulación de las protestas sociales en el distrito capitalino.
Fuentes porteñas indicaron a Télam que, por instrucción de Macri, “se está trabajando mancomunadamente” con los equipos de la ministra Bullrich para avanzar en los mecanismos de aplicación del protocolo que penaliza los cortes de vías y señalaron que “la Ciudad es el epicentro” donde ocurren las manifestaciones a consecuencia de “problemas que son de índole federal”.
De esas reuniones participaron Bullrich; Wolff; Kravetz, el jefe de Gabinete porteño, Néstor Grindetti; y el secretario de Seguridad de Nación, Vicente Ventura Barreiro, con la mirada puesta en los actos convocados por el 22 aniversario de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 cuando el gobierno de Fernando de la Rúa reprimió una protesta, que culminó con 38 muertos y finalmente la renuncia del exmandatario radical.
“Hay cuestiones conceptuales y otras tácticas. Nosotros no hacemos predicción, no voy a dar un manual contrafáctico de qué va a ocurrir, vamos a hacer cumplir la ley”, señaló Wolff tras el primer encuentro al ser consultado sobre los alcances que tendrá la implementación del operativo la semana próxima.
De hecho, el último martes, la Policía de la Ciudad custodió una protesta del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados frente a la Secretaría de Trabajo nacional y, posteriormente, a Casa Rosada, en la que los manifestantes ocuparon las veredas sin interrumpir el tránsito vehicular en esa zona del bajo porteño.
“El orden no significa de ninguna manera represión, sino reglas claras de convivencia entre todos para que podamos expresarnos. Este pedido de orden se puede cumplir”, dijo Kravetz, por su parte, y anticipó que, más allá del protocolo de actuación nacional, la Ciudad de Buenos Aires estudia “medidas propias”.
Uno de los criterios que proyecta adoptar la gestión porteña incluye la presentación de demandas penales contra las organizaciones sociales que lleven a menores de edad a movilizaciones, piquetes o acampes.
“No tiene que haber niños en las marchas. No hay ninguna razón para que se pongan en peligro las vidas de los menores, exponiéndolos a eventuales episodios de violencia”, consideró Jorge Macri al respecto.
También, la administración porteña planea contar con más efectivos en las calles a partir de la reestructuración de la cúpula de la Policía de la Ciudad que, más allá de designar como jefe a Kravetz, contempló la reducción de doce a nueve la cantidad de Superintendencias y de cinco a dos las direcciones autónomas de la plana mayor de la fuerza porteña.
Más allá de los anuncios en materia de seguridad, el jefe de Gobierno porteño transcurrió la primera semana de su gestión con actividades protocolares, como su participación del encendido del Árbol Navideño, de la cena por el aniversario de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentina y un encuentro con el secretario general de la Gobernación del Estado del Vaticano, monseñor Fernando Vergez Alzaga.
Mientras, en la sede del Ejecutivo en el barrio porteño de Parque Patricios se vivieron jornadas de tensión e incertidumbre a partir de los cambios en el organigrama del Gabinete de ministros que tenía la gestión de Horacio Rodríguez Larreta.
Es que la llegada de las nuevas autoridades provocó la fusión de algunas áreas, la eliminación de otras y las primeras rispideces entre algunos de los funcionarios de primera línea por la disposición de los despachos.
En ese marco, Macri convocó para el martes próximo a “cerrar el año en equipo” a todos los trabajadores y las trabajadoras de la Casa de Gobierno porteño con un encuentro destinado a reunirlos para “seguir transitando el camino de la transformación y apostando a construir un mejor lugar”.