Desde Brasilia
Lula y Milei no se verán cara a cara por segunda vez en un mes. A poco de cumplir un año del inicio de su tercer gobierno, el brasileño decidió faltar al Foro Económico Global de Davos, del cual ha sido un visitante frecuente en el pasado, a donde viajará esta semana su par argentino.
El 10 de diciembre el exlíder metalúrgico fue el gran ausente en la toma de posesión del economista libertario en la Casa Rosada.
De esta forma Lula dio por tierra con su tradición de participar en las investiduras en Buenos Aires, como lo hiciera durante sus dos primeros mandatos al asistir a los actos inaugurales de los gobiernos de Cristina Fernández y Néstor Kirchner.
“Con todo respeto”
Aunque la agenda de Milei es una incógnita no se descarta que él o alguno de sus ministros se reúnan en Davos con Kristalina Georgieva, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), para conversar sobre la obtención de más recursos (las arcas argentinas están exhaustas) para el pago de una deuda externa indómita.
Al contrario de Argentina, Brasil no enfrenta compromisos externos acuciantes y mucho menos problemas de reservas, las cuales suman casi 350 mil millones de dólares, dato aunado a un superávit comercial de 99 mil millones de la misma moneda en 2023, de acuerdo con datos oficiales conocidos el viernes.
Ese saldo positivo se explica en buena medida por las exportaciones de soja, maíz y mineral de hierro a China. Productos sin valor agregado que requieren mano de obra poco intensiva, dos características favorables de la concentración de la renta en el cada vez más poderoso agronegocio verdeamarillo.
El presidente y jefe del Partido de los Trabajadores (PT) Lula repasó algunos números macroeconómicos el jueves último ante un grupo de periodistas en el Palacio del Planalto, donde se respira un optimismo cauto frente a un 2024 en el que se realizarán elecciones en más de 5 mil quinientos municipios.
La robustez de las cuentas externas y el dinamismo del mercado interno, uno de los más importantes del planeta – favorecido por el aumento del salario mínimo y la desocupación en baja- pavimentó el crecimiento del 3,1 % del Producto Bruto en 2023, informó el FMI.
Durante esa rueda de prensa en el Planalto Lula recordó haberse reunido con la jefa del FMI a quien le dijo “con todo respeto, usted no conoce Brasil” ni su economía. Esto porque en los primeros meses de 2023 los expertos de ese organismo proyectaron un crecimiento del 0,8 % cuando Lula los refutó asegurando habría una expansión superior: pronóstico confirmado por los hechos.
Las palabras del presidente ante Georgieva no fueron insolentes: sino el gesto de un jefe de Estado que durante su primer mandato (2003-2006) pagó lo que le restaba de su deuda con el Fondo casi al mismo tiempo que Argentina hacía lo propio.
A menudo Lula dice que Brasil es un país “normal” y se jacta de no tener que recibir, como ocurrió en otros tiempos, a los comisarios fondomonetaristas con sus recetas ortodoxas y privatizadoras.
Octubre
En lugar de volar hasta los fríos Alpes suizos, donde podría haber coincidido con Milei, Lula permanecerá todo enero en el tropical Brasil de temperaturas extremas, como ya lo fueron en noviembre y diciembre, debido al cambio climático que en este país es más exagerado debido a la devastación de la Amazonia.
Además, razonan en el Planalto, una foto con Georgieva sería poco rentable electoralmente en este año de comicios municipales en los que se pondrá a prueba la popularidad del gobierno, y por propiedad transitiva, las aspiraciones reeleccionistas del mandatario. Lula hizo un hueco en su agenda para recibir a la bastante popular Marta Suplicy, la exintendenta de San Pablo.
Ella se reafilió al PT, persuasión de Lula mediante, para ser la compañera de fórmula de Guilherme Boulos, el joven postulante a intendente paulistano por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Con sus doce millones de habitantes San Pablo será escenario de la madre de todas las batallas electorales de octubre.
Boulos es psicólogo y un conocedor del levantamiento popular argentino de 2001 además de acompañar la marcha de los movimientos sociales latinoamericanos. En 2022 fue el diputado federal más votado del estado de San Pablo. Logró esa alta votación pese a no contar con una estructura partidaria poderosa ni los recursos del estado, de los que sí se sirvió su principal rival, el diputado Eduardo Bolsonaro, gracias al aporte y la influencia de su padre Jair.
Bolsonaro hijo, quien pese a quedar detrás de Boulos tuvo una buena votación que le permitió permanecer en la Cámara baja federal, utilizó la tribuna para propagandizar la candidatura de Javier Milei en los comicios argentinos del año pasado.
Agronegocio y Bolsonaro
El exitoso balance económico del primer año de gobierno lulista no está exento de contradicciones.
Los números macro indican un crecimiento del orden del 3 por ciento del Producto Bruto (aún no se publicaron cifras oficiales definitivas) , gracias a lo cual mejoró el consumo y la ocupación. Pero sin un avance en la distribución de la riqueza ni un aumento importante de los puestos de trabajo formales bien remunerados.
Tampoco ocurrió un empoderamiento considerable de las organizaciones sindicales avasalladas por la reforma laboral aprobada durante el gobierno golpista de Michel Temer (2016-2018), y luego de una represión policial pocas veces vista en Brasilia donde por primera vez en años hubo el despliegue de tropas del Ejército, en lo que sería un ensayo de la posterior militarización del gobierno durante la gestión de Bolsonaro (2019-2022).
Lula y su ministro de Hacienda, Fernando Haddad, quien suele recibir más elogios del mercado que de sectores del PT, tampoco pudieron modificar la estructura económica cada vez más primaria y financierizada. Una configuración que el gobierno intenta revertir por medio de una política de financiamiento de obras de infraestructura, donde el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) cuenta con el apoyo del Nuevo Banco de Desarrollo del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a los que se sumaron más países en enero).
Al mismo tiempo, el mandatario pasó el año librando un combate casi solitario contra las altas tasas de interés determinadas por un Banco Central teledirigido por la banca privada. Logró que éstas se redujeran al 11,75% anual. Fue un triunfo, pero es cierto que siguen siendo una de las tasas reales más altas del mundo ya que la inflación cerró el año abajo del 5 %.
El empuje de las exportaciones viene principalmente de los embarques a China realizados por el agronegocio, un sector que además de no hacer un gran aporte tributario, es el principal responsable de la devastación de cientos miles de hectáreas de la Amazonia, en norte, y del Cerrado, un bioma ubicado en la región oeste.
Con el guiño de Bolsonaro y la complacencia de los militares destacados en la floresta, los grandes y medios hacendados incendiaron e invadieron tierras fiscales entre 2019 y 2022. Al tiempo que penetraban a sangre y fuego en las reservas de los pueblos originarios, que son los mejores guardianes de la selva.
Esa misma clase terrateniente dio un abierto respaldo a la reelección de Bolsonaro, y parte de ella apoyó el intento golpista del 8 de enero de 2023 para mantener al capitán en el poder pese a la victoria de Lula.
Y varios miembros de su bloque parlamentario, conocido como la Bancada del Buey, una de las más importantes del Congreso, brillaron por su ausencia el lunes pasado cuando el presidente, congresistas y jueces recordaron el aniversario del golpe fallido.