Ni el temporal de la madrugada ni la llovizna constante del domingo evitaron la llegada de los votantes chilenos a la escuela primaria N° 6 ubicada en el barrio porteño de Retiro. En este y otros 12 establecimientos habilitados en todo el territorio argentino votaron los chilenos residentes en el país, en un plebiscito que definió la permanencia de la Constitución vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet, en lugar de un nuevo texto propuesto que era aún más conservador, lejos de la efervescencia con la que hace cuatro años se abrió el proceso constituyente.
De acuerdo al Servicio Electoral de Chile (Servel) 127.552 electores estaban habilitados para votar en el extranjero, donde 7 de cada 10 chilenos votaron por el rechazo a la nueva Constitución, superando incluso la media nacional. Según el registro electoral, los países con mayor cantidad de votantes son Estados Unidos, España y Argentina, donde 15.230 chilenos residentes en el país votaron este domingo en medio de un clima de cansancio y desencanto.
La votación se realizaba con una boleta que incluía la pregunta: “¿Está usted a favor o en contra del texto de nueva Constitución?” y abajo dos opciones: “A favor” o “En contra”, que el elector debía marcar. “Ojalá que no salga”, dice a Página/12 Javiera Rivera con una risa nerviosa. “Ojalá gane el rechazo. Es una situación muy compleja porque en realidad estamos deseando que quede la Constitución de Pinochet. Es tremendo. Esperemos que la gente se haya dado cuenta de que esta Constitución no va a representar a nadie”, sostiene Rivera, quien trabaja y estudia enfermería.
“Una Constitución es peor que un presidente. Un presidente dura 4 años pero una Constitución es mucho más dañina”, advierte Rivera luego de votar. A pocos metros un joven estudiante de restauración traza un paralelismo entre Chile y lo que acaba de pasar en Argentina con el triunfo de Javier Milei. “En Chile hay un desacuerdo enorme con la política y los representantes. La gente ya se cansó, piensa que da lo mismo quien esté si total tiene que trabajar”, explica a este diario Gonzalo, quien trabaja como restaurador en la histórica Confitería del Molino y no sabe si tendrá trabajo después de abril.
Aunque Gonzalo desea que el rechazo triunfe como opción, dispara una fuerte crítica de los gobiernos posdictactoriales en Chile. La Concertación después de la dictadura no ha hecho nada. Dijeron que íbamos a tener todos los derechos como educación y salud gratis, pero no cambiaron nada”, lamenta el estudiante, para quien “los ricos siguen siendo más ricos, llegaron con sus trajes nuevos y una idea renovada de lo que era el socialismo, pero igual se fue todo a la mierda.
Las encuestas, que no pueden divulgarse desde dos semanas antes de la elección, anticipaban un triunfo del rechazo, aunque con un porcentaje de indecisos de dos dígitos que daba lugar a una mínima especulación. “Es un panorama bastante incierto. La verdad que no sabemos bien que va a pasar, la Constitución que queríamos que saliese no salió. Creemos que fue producto de la campaña del odio y la desinformación a la que nos tienen acostumbrados acá y en toda la región”, razona Cristián Ríos pasado el mediodía en Buenos Aires.
“Queda un proceso trunco. Nuestros dirigentes tanto de izquierda como de derecha no tienen ciertos puntos básicos que nos aseguren poder satisfacer el pedido de la gente. Todo lo que fue la protesta social no se pudo encauzar. Hoy estamos totalmente desarticulados”, explica a este medio Ríos, quien se define como “hijo de exiliados” y “del 65”. Al costado de un puesto improvisado que vende empanadas de pino, similares a nuestras empanadas de carne, Cristián dice elegir Argentina para vivir porque “en Chile la gente común sigue aceptando el sometimiento y acá eso no lo vivimos”.
“En Chile estamos viviendo una despolitización que para mi tiene que ver con una batalla cultural perdida. Hay un discurso de derecha que permeó muy fuerte en toda la gente. Los hechos reales y la historia no es tomada como punto de referencia. Todo parece ser una construcción ficticia”, explica Cristián a este diario. Alberto Carvajal parece estar inmerso en ese universo construído. “Si votara por una o por otra opción no creo que le cambie la vida a los chilenos. La sensación es que todo va a seguir igual”, explica Carvajal, que lleva casi 60 años viviendo en Argentina.
Para este hombre que maneja un service de reparación de electrodomésticos en el barrio de Palermo, Argentina le cambió la vida: “Voy una semana a Chile cada 10 años, si es que voy, si ya no tengo a nada ni a nadie. En cambio tengo mi casa propia acá en Argentina con mi esposa e hijas argentinas. Este país me salvó la vida por padecer un cáncer de esófago donde me operaron gratis, si me pasaba en Chile estaría muerto porque allá es todo pago”.
Con el 57 por ciento de las mesas escrutadas, los resultados preliminares del Servel arrojaban un 71,44 por ciento a favor del rechazo en el extranjero, una cifra claramente superior a los resultados en todo el país. Al cierre de esta nota la participación en el exterior rondaba el 15 por ciento. En Argentina el rechazo alcanzaba el 54,41 por ciento de los votos, pero el escrutinio arañaba el 28 por ciento del total.