Junto con José González, The Knife (o Fever Ray, una de sus escisiones) y Jens Lekman, entre muchos otros nombres, Little Dragon forma parte de la cromática escena indie que germinó en la ciudad sueca de Gotemburgo en los años 2000. Al consultarle a qué le atribuyen el florecimiento de esa generación, aparte con un sonido pop tan volátil como vanguardista, Erik Bodin -baterista y percusionista del cuarteto– reflexiona: “Gotemburgo es históricamente una ciudad portuaria, por lo que suele venir gente de otras partes. Estamos expuestos al resto del mundo. Aunque no somos la capital de Suecia y nuestra geografía es pequeña, siempre hubo mucha música fluyendo. Eso se potenció, además, porque acá vive una gran clase obrera. Si juntás esas características, podés imaginarte una identidad cultural fuerte y marcada. Pero esto es sólo es mi teoría”.
Si el disco que los trajo a Buenos Aires, Ritual Union (2011), tornó a Little Dragon en una de las sensaciones de su país, sobre la base del R&B de última generación y de un electropop alquímico, la secuela fue más ambiciosa. Y es que Nabuma Rubberband (2014) flexibilizó su impronta en beneficio de la masividad. Pese a que sacaron dos álbumes más que intentaron no ser tan experimentales ni tampoco muy comerciales, su más reciente trabajo, Slugs of Love, parece haber encontrado la senda. “No intentamos hacer música que nadie entienda”, afirma la cantante Yukimi Nagano. “Al momento de tomar decisiones, nos apoyamos entre nosotros. Tenemos suficiente confianza dentro del grupo. Si no fuéramos conscientes de esto, y hubiésemos pedido una opinión, en la discográfica seguramente nos decían: ‘Necesitan ser más sencillos’ o ‘Hagan esto’”.
Mientras Yukimi arregla la ubicación de su computadora al lado de su ventana para mostrar cómo es una tarde soleada en su calle en Gotemburgo, en la pantalla compartida del Zoom su compañero de banda lamenta la poca luz que entra a su casa. Pero sí hay algo en lo que ambos coinciden es en la fortuna de lanzar a mediados de este año su séptimo álbum de estudio a través de Ninja Tunes. Se trata de un sello de culto inglés por el que editaron su disco anterior, New Me, Same Us (2020), y que también ha sido hogar de artistas indispensables de la cultura pop de avanzada entre los que destaca Roísín Murphy, partícipe de la venidera edición de Primavera Sound Buenos Aires. “Gracias a Massive Attack, llegué a Mo Wax y, por ende, a este sello”, evoca Bodin. Y la frontwoman añade: “Si bien me encanta lo que hacen desde los ’90, nunca sabés cómo es la gente hasta que trabajás con ellos”.
-¿Qué querés decir con esto?
Yukimi Nagano: -Si sentís que son buenas personas, van a luchar por tu música. Creo que tenés que seguir a tu instinto para dar con la gente adecuada. Es todo lo que podés hacer. No sólo dimos con un equipo de trabajo muy bueno sino que también somos parte de una compañía muy grosa. Compartimos catálogo con algunos artistas fabulosos y otros legendarios.
–En medio de un álbum y otro, salió el EP Opening the Door (2022), que contiene temas que fueron a parar a Slugs of Love. ¿Por qué se decidieron por ese formato, y no por como se suele hacer hoy, single tras single?
Erik Bodin: -Como artistas, sólo queremos escribir canciones y luego lanzarlas de inmediato. La manera de presentar la música cambia todo el tiempo. Cuando la industria impone el modelo de consumo, la gente piensa que ésa es la forma más inteligente. En nuestro caso, supongo que estamos tratando de ver qué nos funciona. Es nuestro viaje. Aunque confieso que cada vez estamos tardando un poquito más.
-Considerando que vienen trabajando este repertorio casi en paralelo a su disco anterior, ¿qué se propusieron hacer diferente en esta oportunidad?
Y.N.: -Simplemente, nos desafiamos un poco a nosotros mismos para no sentirnos cómodos. Disco a disco intentamos cambiar el proceso. Tocamos primero y luego vamos viendo qué sale, en lugar de comenzar la canción en la computadora para después ir a la sala de ensayo.
E.B.: -Siempre pretendemos tener una mente abierta durante el proceso para probar cosas distintas, pero a veces volvemos a la forma original en la que hacemos las cosas porque es muy cómoda. Por supuesto, en cada proceso tenemos gustos y curiosidades distintas. Nunca es fácil, por lo que nos dejamos llevar por la inspiración. Es lo mejor, antes que fundirte la cabeza pensando en lo que hay que hacer. Así que tratamos mucho de que el entusiasmo tome la iniciativa.
-Sus títulos sugieren situaciones terrenales, nada complejas. Pueden ir de lo estrictamente familiar a lo perceptivo. En este caso, se refieren a una particular mirada sobre el amor. ¿Qué lo inspiró?
Y.N.: -Comenzó con un sample que los chicos encontraron para reemplazarlo por las voces. Es lo que hacemos antes de empezar a cantar sobre las pistas que se componen. Ese sample lo tomaron de un documental de la BBC acerca de las babosas leopardo haciendo el amor. Era muy surrealista y extraño. Las pistas que lo contenían eran contagiosas y bombeantes, lo que afectó para bien a mi subconsciente. Eso me dio una idea visual del título cuando estaba componiendo las letras. La canción hace un paralelismo con los humanos: podemos convertirnos en esas babosas viscosas desesperadas por amor y atención, trepando por las paredes, bailando, comiendo y volviéndonos cada vez más grandes. Todo esto es desde una perspectiva cómica y apocalíptica.
La imaginería de Little Dragon es tan seductora (de la misma forma que la voz y performance de su cantante y compositora de ascendencia japonesa) que se tornó en un fetiche para otros artistas al momento de pensar en invitados o colaboradoras para sus tracks o singles. De eso pueden dar fe desde Gorillaz hasta Flying Lotus, pasando por DJ Shadow, Kaytranada y SBTRKT. Aunque, de todos ellos, el cuarteto le pidió a Damon Albarn que les devolviera el favor en Slugs of Love. “Nunca tenemos invitados en los discos, por lo que nos pareció una buena manera de comenzar”, explica Nagano, cuyo proyecto en esta ocasión también contó con la participación del rapero JID. “Siempre mantenemos nuestras canciones limpias, pero a veces hacés música en la que decís: ‘Nos vendría muy bien que esté tal persona’. Y en el caso de Damon se pudo hacer. Su voz le venía muy bien (el tema se llama ‘Glow’)”.
-¿Cómo estuvo hasta ahora el trajín del nuevo disco?
Y.N.: -Luego de hacer un par de shows pequeños, hicimos un Tiny Desk y algo más de promoción. También tocamos en algunos festivales veraniegos, por lo que hasta ahora fue emocionante ver cómo evolucionan las canciones.
E.B.: -A mí lo que más me gusta es estar en el estudio trabajando en ideas nuevas. Es una forma de vivir la vida que vivimos, es un proceso continuo. Pero a veces bajamos el ritmo y nos tomamos un descanso. De alguna manera, siempre habrá música.