Luego de algunos idas y vueltas, fracasó el cierre del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur a raíz de una serie de razones, una de las cuales fue la postura de la Argentina, que considera que el convenio implica mayores costos que beneficios. De esta manera, se frustró principalmente el interés de Brasil, que se mostraba en condiciones de avanzar hacia la finalización de las negociaciones.

De aquí en más la historia de la (eterna) negociación seguirá, aunque con una nueva administración liberal en la Argentina que podría darle otra dinámica a las cosas, debido a que ya anticipó que aprueba la liberación del comercio entre bloques.

“Logramos mejorar e hicimos algunos avances del acuerdo anterior, que era inaceptable. El acuerdo de ahora era más equilibrado. El presidente de Alemania, Olaf Scholz, habló con Macron para seducir su corazón pero ya era tarde. Yo ya he hablado con Macron y antes con Sarkozy, Chirac y Hollande. Son todos iguales, al final, son más proteccionistas que nosotros”, indicó el presidente de Brasil, Lula Da Silva, ante un nuevo amague de cierre del acuerdo, cuyas negociaciones ya llevan unos 20 años.

Si bien el 28 de junio de 2019 las partes alcanzaron un acuerdo político, varios puntos quedaron abiertos, especialmente en temas agrícolas y medioambientales, que volvieron a empantanar el cierre definitivo. Desde el lado sudamericano, Brasil pretendía firmar el acuerdo en la presente cumbre de Río de Janeiro, lo cual ya parecía difícil dado el próximo recambio presidencial en Argentina. Pero además, el gobierno saliente de Alberto Fernández se opuso en varios puntos y también del costado europeo, especialmente en el caso de Francia, había dudas.

“Impacto negativo”

De acuerdo a fuentes de Cancillería del gobierno argentino saliente, “el acuerdo de 2019 tiene un fuerte impacto negativo en la industria del Mercosur. A partir de entonces, además, la UE lanzó el Pacto Verde Europeo, un conjunto de regulaciones que también impacta en las exportaciones agrícolas. En el caso argentino, el impacto negativo es doble: primero tendrá un efecto negativo sobre el mercado interno (por la competencia que significa para las pymes argentinas el ingreso de productos de origen europeo) y, al mismo tiempo, las empresas argentinas perderán una parte significativa de sus exportaciones a Brasil y al resto de los países del Mercosur, en donde tienen peso los bienes industriales y de mayor contenido tecnológico”.

Entre los cambios que pidió Argentina estaban los siguientes:

* El reconocimiento de las certificaciones nacionales del Mercosur para poder seguir exportando tomando en cuenta las nuevas regulaciones del Pacto Verde Europeo.

* La calificación como países de bajo riesgo de deforestación a las exportaciones provenientes del territorio del Mercosur.

* El establecimiento de fondos de cooperación para las pymes del Mercosur y para nuevas tecnologías con menor impacto en el ambiente. Se solicitaron 12.500 millones de euros y la UE ofrece 1.200 millones de euros que podrían comprometer pero no en el documento conjunto sino probablemente en un momento posterior y bajo diversos mecanismos, no todos de carácter directo.

* Un cronograma de desgravación arancelaria a 20 años con 5 períodos de gracia y sin cupos para los autos eléctricos. “Sin un esquema como el que se ha planteado, las inversiones de las empresas automotrices no se van a localizar en el Mercosur y la Argentina terminará exportando litio para importar automóviles, con una pérdida de empleo y exportaciones muy significativa”, indica Cancillería.

* En cuanto a los Derechos de Exportación, la UE no aceptaba excluir a la Argentina de los compromisos de eliminarlas. Se trata de una política económica interna. Es como si el Mercosur le limitara a la UE su paquete de subsidios a la agricultura”, comparan.

* Finalmente el problema de las cuotas. Mientras los aranceles finalmente bajan a cero para los productos más protegidos en 15 años, las cuotas para los productos agropecuarios se mantienen para siempre. “La Argentina apoya el pedido realizado por Paraguay porque no tiene sentido que el bloque más desarrollado ancle las cuotas para siempre mientras que los aranceles, en el bloque de menor desarrollo relativo, desaparezcan por completo en 15 años”, completa el Gobierno.

La llegada del nuevo gobierno argentino encabezado por Javier Milei cambia el panorama del acuerdo. La futura Canciller, Diana Mondino, anticipó que el gobierno libertario apoyará el acuerdo de liberalización del comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, ya que cuadra a la perfección con su plan de apertura comercial irrestricta. Por el otro lado, está en veremos el grado de sintonía política que tendrán los gobiernos de Argentina y Brasil, otro aspecto clave para enfrentar la negociación. 



Fuente-Página/12