Más allá de la innegable relación que la Iglesia Católica tiene con la vida política, la economía, la sociedad y la cultura, tanto por su predicamento como por su acción práctica en la vida de la comunidad, en épocas recientes la institucionalidad eclesiástica ha guardado las formas para evitar pronunciamientos directos y explícitos en favor o en contra de candidatos o partidos políticos. Quedaron en el pasado las alianzas explícitas del catolicismo con las diversas versiones de la llamada “democracia cristiana”. No obstante, los ataques del candidato Javier Milei contra el Papa y su doctrina dieron pie para que surgieran de las filas eclesiásticas no solo la defensa explícita de Francisco, sino el directo cuestionamiento a las ideas que pregona el candidato libertario.
La última y quizás más evidente fue la autodefensa que el propio Jorge Bergoglio hizo de su posición pastoral en una entrevista que le concedió a Bernarda Llorente, directora de la agencia Telam. “A veces cuando me escuchan decir las cosas que escribí en las encíclicas sociales, dicen que el Papa es comunista. No es así. El Papa agarra el Evangelio y dice lo que dice el Evangelio“, sostuvo Francisco en clara respuesta a Milei, aunque sin aludirlo personalmente.
En un reportaje concedido al periodista norteamericano Tucker Carlson, Milei había asegurado que Bergoglio “tiene afinidad con comunistas asesinos, de hecho no los condena. Es condescendiente con todos los de izquierda, aún cuando sean verdaderos criminales”. En la misma oportunidad el libertario argumentó que el Papa “es alguien que considera a la justicia social como un elemento central de su visión y eso es muy complicado porque la justicia social es robarle el futuro de su trabajo a una persona y dárselo a otra”. En otras ocasiones el candidato había hablado del Papa como “la encarnación del maligno en la tierra”.
Cuando se lo consulta, Francisco dice mantenerse alejado de la cotidianeidad de la vida en Argentina y de sus procesos políticos. Pero en sus declaraciones queda en claro que además de los principios que proclama, el Papa tiene en mente situaciones que se viven en la sociedad y posturas muy reconocibles sobre determinados actores de la vida política.
“Todos fuimos jóvenes sin experiencia y a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo. Ninguno puede prometer la resolución de conflictos, si no es a través de las crisis saliendo hacia arriba. Y no solo”, le dijo Bergoglio a Telam. Sin nombres, pero describiendo un fenómeno fácilmente reconocible en el proceso electoral argentino, Francisco mandó también su mensaje a ciertos jóvenes que en Argentina se sienten seducidos por el mesianismo de Milei.
Casi un mes atrás, los curas que viven en barrios populares fueron los primeros en reaccionar contra los ataques de Milei organizando una misa de “desagravio” para Francisco. Fue allí donde el obispo Gustavo Carrara se encargó de nombrar al Papa como “un profeta de la dignidad humana en un tiempo de violencia y exclusión” pidiendo además que se lo respete en su condición de Jefe de Estado. Y poco después el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, el obispo Oscar Ojea, adhirió a los dichos de su colega y acusó a Milei –sin tampoco mencionar su nombre- de expresarse sobre el pontífice “con insultos irreproducibles y con falsedades”.
También la Comisión de Justicia y Paz, organismo con directa dependencia institucional del episcopado católico, salió al cruce de las afirmaciones del candidato Milei sobre la libertad y la justicia social. . “No hay verdadera libertad sin fraternidad, justicia social y paz”, se pudo leer en el documento titulado “Votar por la justicia y la paz”, emitido por la Comisión integrada por laicas y laicos católicos y asesorada por el obispo de Jorge Lugones, presidente de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina.
Los Curas en la Opción por las y los Pobres (COPP) prefirieron discutir frontalmente varias de las afirmaciones hechas en campaña por el candidato de La Libertad Avanza.
Al denunciar las “negaciones” que los alarman, los curas afirmaron que “negar el cambio climático sólo pone en riesgo, quizás irreversible, nuestro presente y nuestro planeta; negar la discriminación laboral y salarial de las mujeres, en nombre de un falso empirismo, pone los cimientos de un crecimiento aún mayor del patriarcado y de la injusticia”. Agregaron que “negar el Terrorismo de Estado, afirmar que hubo una guerra y negar los 30.000 sumerge a la Patria en un Alzheimer, mentira e injusticia que debería ser motivo de escándalo”, criticaron la llamada “mano dura”, la libre portación de armas y la dolarización, al mismo tiempo que reivindicaron “un Estado presente” que es imprescindible porque “los que queremos ‘echar la suerte con los pobres de la tierra’ sabemos que la vida y la muerte, la esclavitud o la libertad verdadera” dependen de esa presencia que debe ser “con justicia social, con salud y educación pública, libre y gratuita”. Una plataforma que se opone frontalmente a la propuesta libertaria.
En lo que lleva la campaña electoral distintas voces de la Iglesia Católica se alzaron para advertir sobre el riesgo que representa Javier Milei. Fue en defensa del Papa, pero también en favor de la “justicia social” proclamada por el magisterio católico y despreciada por el candidato libertario.