La exportación de langostino también figuraba en el abanico de negocios de la organización criminal financiera conducida por Ivo Rojnica, alias El Croata. Agropez SA, industria pesquera del grupo Conarpesa, está siendo investigada, a partir de una denuncia de la Aduana, por subfacturación de exportaciones de langostino a China y España. Los “vehículos” para la subfacturación, vía triangulación de ventas al exterior y pagos de servicios ficticios a firmas supuestamente extranjeras, se concretaban a través de empresas que habían sido creadas y funcionaban en la órbita de Rojnica.
Las operaciones que están bajo investigación, son exportaciones por 23.677.189 dólares valor FOB a China, 15.645.780 dólares a Perú y 14.055.125 dólares a España en el año 2022. Se sospecha una subfacturación que podría alcanzar entre el 30 y 35 por ciento del valor total exportado.
Lo que se buscaba era que, del valor total de las exportaciones, un 30 por ciento no se declarara ni ingresara por los canales oficiales al país, permitiendo así mantener las divisas cobradas en el exterior o bien ingresarlos, por vía alternativa y sin declarar, para poder liquidarlos en el mercado ilegal, al llamado “dólar blue”.
De esta ingeniería financiera y delictiva se ocupaba la organización armada por Rojnica, Pulenta y otros socios, según lo revelan las recientes investigaciones judiciales.
El mecanismo utilizado para la evasión de las divisas en el caso de las ventas de Agropez, según cuentas fuentes de la actual investigación, era la “triangulación” de las operaciones a través de una empresa uruguaya denominada Vantrey SA, con domicilio en Juncal 1378, Edificio Torre X, de Montevideo. Según dichas fuentes, Vantrey “refacturaba todas las ventas a China y España”.
Por otro lado, pudo verificarse que Agropez giraba al exterior pagos por facturas que recibía de dos empresas vinculadas al “croata” Rojnica, ambas registradas como firmas de Hong Kong.
Gorlay Consulting Group Limited le facturaba a Agropez “comisiones por venta en el exterior” y M-East Manegement Limited, por “servicios de gestión y logística”. En ambos casos, vinculaban la facturación a cada operación que la empresa pesquera concretaba en el exterior.
En el caso de Gorlay, se comprobó que la empresa estaba inscripta como cliente de Blackthorn Finance, la compañía de servicios financieros internacionales a través de la cual se concretaban las transferencias al exterior. En su ficha de inscripción, Gorlay señala como director y propietario a un conocido para los investigadores: Ivo Esteban Rojnica, argentino, con domicilio en La Lucila, provincia de Buenos Aires.
Por otra parte, todos los fondos transferidos al exterior terminaban en una cuenta de Rojnica en el OCBC Bank de Singapur (Oversea – Chinese Banking Corp).
El circuito generado es similar al que aparece descripto en las investigaciones que llevaron al juzgado federal de Lomas de Zamora a dictarle la prisión preventiva a Rojnica y Federico Pulenta. A través de las escuchas de conversaciones “con clientes” y entre ellos, se pudo armar el circuito que se generaba para conducir la fuga, tanto en casos de importaciones y paquetes de viajes al exterior (sobrefacturando los pagos) como de exportaciones (subfacturando las cobranzas).
El grupo se encargaba de crear las empresas para tercerizar las ventas, o triangular las compras, de modo de facturar a total conveniencia las entradas y salidas. A su vez, se abrían cuentas en el exterior en las cuales la organización recibía los excedentes de divisas que burlaban las regulaciones cambiarias y fiscales, para desde allí transferirlas a los beneficiarios finales.
Todo esto empezó a salir a la luz con las denuncias de la Aduana, a partir de la sospecha de que las divisas que circulan en el mercado negro tenían origen en las maniobras de evasión en el comercio exterior. Lo que apareció detrás de las investigaciones es que la existencia de una organización internacional mucho más vasta, con nexos incluso con el financiamiento del narcotráfico.