“Seguí tirando la goma
que es lo único que
sabés hacer bien (aunque lo dudo).” “Cerrá el orto vos gorda impresentable, fea de mierda, ¿por qué no se arreglan un poco las kukas?” “Termina el colegio mamarracho, estas robando plata y no estas capacitada.” Estas son respuestas a tuits de candidatas a diputadas en la previa de los comicios generales. “Estas elecciones están siendo particularmente violentas”, afirma Ana Piro, estudiante de la Unsam. Junto a dos compañeras y un equipo de colaboradores crearon un dashboard (tablero) que monitorea la violencia política con motivos de género expresada en X (antes Twitter).
El dashboard
Es un sistema que funciona con inteligencia artificial. El dashboard, disponible en la web, se actualiza dos veces al día. Arriba de todo hay un gráfico que muestra la evolución de la violencia en las respuestas a candidatas a diputadas, algo que se viene midiendo desde el 5 de octubre hasta la fecha. Se analizan 100 cuentas de referentes de las distintas fuerzas y ya más de 22 mil tuits. Se mide la violencia total, que es a su vez dividida en económica y patrimonial, sexual, física, simbólica y psicológica. Cada tipo está representado en un color. Los que predominan en el gráfico son el naranja (psicológica) y el bordó (simbólica). Las primeras impresiones indican que las más atacadas son las candidatas de UxP, pero esto aún se investiga y no está plasmado. Debajo, a modo de ejemplo, se pueden leer tres tuits recientes y comentarios agresivos. Un gráfico refleja la probabilidad de que cada uno contenga cada tipo de violencia. Hay, además, un texto que lo explica. Sorprendente es el hecho de que tanto el trackeo (es decir, el monitoreo) como el análisis los haga la IA.
En el mundo de las redes -y en X, fundamentalmente- los ataques no tienen límites: pueden apuntar a la identidad política de la destinataria, a su apariencia física y hasta contener amenazas de violación (ver ejemplos aparte). Al cierre de esta nota, la página mostraba dos reacciones a un tuit de Mariela Coletta, quien compartía el comunicado de la UCR con críticas a Mauricio Macri por su acuerdo con Javier Milei. “Ahh, pero bien, que les gustaba, ser la cola de furgón del Pro…” fue una de las respuestas (@AProfesionales). La IA concluyó en que es “despectiva” y contiene “una insinuación de dependencia con otro partido”. “Es más en referencia a una alianza que un ataque por motivos de género”, aclara el análisis del comentario. También la página mostraba un ataque a Cecilia Moreau (UxP), quien comunicaba una reunión de trabajo con el gobernador catamarqueño Raúl Jalil. “¿ Y que curro armaron ?”, retrucó el usuario @fulgencioperey1. “Hay un grado de violencia psicológica (…), porque se insinúa que la diputada puede estar involucrada en un comportamiento deshonesto o corrupto sin ninguna prueba”, se lee.
La violencia política a las mujeres
“Ver cómo tratan a las candidatas es un reflejo de la sociedad, de cómo tratamos a las mujeres en general”, expresa a Página/12 Piro. Sus compañeras son Milagros Casademunt y Malena Hidalgo. Ellas, que tienen entre 21 y 22 años, no provienen de las Ciencias Sociales ni del universo de la tecnología. Estudian Ingeniería Biomédica. Hicieron un curso de IA con Ezequiel Álvarez, científico del Centro Internacional de Estudios Avanzados (ICAS), investigador del Conicet y profesor de UNSAM, quien registró su entusiasmo, les ofreció encarar esta tarea y la coordinó.
“Este proyecto visibiliza cómo la gente comenta sin contexto, sin justificativo -que nunca lo hay-, sólo agrediendo”, dice, por su parte, Casademunt. “Tal vez el posteo que hace una diputada es sobre determinado tema y la gente agrede con cosas que no tienen nada que ver con el posteo”, suma. “Estas candidatas reciben violencia no sólo por ser políticas sino también por ser, simplemente, mujeres”, postula Hidalgo.
El dashboard es la continuación de un monitoreo hecho en torno a las elecciones de 2021 por el Observatorio de Género y Equidad Parlamentaria de la Dirección General de Igualdad de la Cámara de Diputados y Diputadas de la Nación. Ese monitoreo que se plasmó en un informe tenía el mismo espíritu que el nuevo, aunque fue hecho artesanalmente. De ese antecedente extrajeron las jóvenes la base teórica para diseñar este proyecto; por ejemplo, las nociones sobre la violencia y los distintos tipos. Tuvieron que ser muy precisas con las definiciones, plantear varias, ajustarlas, para que la IA pudiera realizar el análisis de probabilidad. Todavía no hay conclusiones: de eso se ocupará más adelante el Observatorio, que solicitó esta investigación.
Aquel informe de 2021 consideraba que la violencia política -contemplada en los artículos 4, 5 y 6 de la Ley N° 27.533- contra mujeres y personas LGTBIQ+ es un “tipo de violencia que busca limitar
y restringir su participación en el espacio público-político, en el ejercicio
de sus derechos civiles y políticos, en los espacios de toma de decisión y, fundamentalmente, en el derecho a una vida libre de violencias”. Señalaba que es un fenómeno invisibilizado, naturalizado. Una suerte de “contragolpe” respecto de la mayor participación de las mujeres en la vida pública y en el acceso a derechos desde los noventa. Las redes sociales son “ámbitos propicios para el ejercicio de
la violencia política” y la “amplifican”.
“La violencia política tiene que ver con callar a las mujeres. Decirles que su lugar no es el poder. Es un cuestionamiento al hecho de que se expresen y a su liderazgo”, define Piro.
Psicológica y simbólica: los dos tipos más frecuentes
El informe de 2021 -publicado en julio de 2022- indicaba que la violencia psicólogica es el tipo más vivenciado por las mujeres en política, y que las redes y medios son espacios “particularmente propicios” para la simbólica. Son los dos tipos que sobresalen en la actualidad; la primera en mayor proporción. “La simbólica está más vinculada al rol de la mujer en general y la psicológica ataca la autoestima de la persona en particular. Ejemplos de violencia psicológica son ‘no servís para esto’, ‘manda un CV al chino de la esquina para hacer el laburo de limpieza’, ‘callate vieja borracha, no sabés nada’. Vimos de todo. Hemos leído casos de violencia hasta física y sexual: ‘te voy a violar a vos y tus hijas’. Depende del momento”, describe Piro.
“Se mezclan todas las violencias. No hay una sin la otra. Puede aparecer un tuit con un sólo tipo de violencia, pero es fino el límite entre una y otra”, aporta Casademunt. La económica, sexual y física tienen menos presencia en el gráfico. La primera implica amenaza a los bienes patrimoniales; la segunda remite a incitaciones que busquen generar coerción sobre la sexualidad de la mujer, comentarios o insinuaciones; la tercera es cualquier amenaza a la integridad física. El monitoreo contempla la probabilidad de que el comentario contenga o no violencia de género.
Algunos datos curiosos. Luego de que Sofía Clérici publicara en su cuenta de Instagram las fotos y videos del viaje junto a Martín Insaurralde hubo “un pico” de violencia: el 5 de octubre, 60 por ciento de los comentarios hechos a candidatas fue agresivo, con hincapié en la violencia psicológica. Otro pico sucedió tras el debate presidencial. Y después de las elecciones, la cosa se calmó para luego retomar su ritmo. La impunidad es un factor importante a tener en cuenta: la mayoría de las agresiones proviene de cuentas que no llevan nombres reales, o bien de bots.
En el monitoreo trabajan también Lola Álvarez -estudiante del Colegio Nacional de Buenos Aires, a cargo de las definiciones de violencia- y Pablo Torren, doctor en Física. Un programa “se mete a Twitter” y recoge datos. Es un procedimiento denominado scrapeo que hay que hacer cada determinada cantidad de horas para que no sea bloqueado. “Twitter tiene cada vez más trabas para acceder”, explica Casademunt. La información obtenida se traslada automáticamente a una base de datos. Y para que los comentarios de usuarios se expresen en gráficos se utiliza un código.
Las posibilidades que da el monitoreo
Por tratarse de un trabajo desarrollado con IA tiene sus límites: no caben en el análisis ni imágenes ni memes; se requeriría de otro tipo de herramienta. Puede haber -se aclara en la misma página- “imprecisiones individuales” que son, apenas, del orden del 10, 20 por ciento, graficadas en barras de error. A su vez, la metodología tiene sus ventajas, de acuerdo a Piro: “No hay sesgo ideológico. Si le preguntamos a una persona por el comentario que le hicieron a una candidata, y es de un partido que no le gusta, quizá lo dejaría pasar. La IA no tiene sesgo para decir ‘me parece bien que esto se diga y esto no'”.
Muchas conclusiones pueden desprenderse de la base de datos “súper completa” que se está armando. Las chicas están analizando ahora qué partido político recibe más violencia y de qué tipo. También se puede trabajar por zona geográfica, detectar cuántos son los bots que responden, etcétera. La información está disponible para grupos de investigación. Hidalgo va más allá de datos y conclusiones: “Estaría bueno empezar a plantearnos cómo controlar esta violencia: esto no está regulado para nada. Habría que mejorar este espacio que usamos todos”. Hace una comparación interesante: “Lo que vemos equivaldría a ir por la vía pública y estar recibiendo violencia por todos lados”.
Álvarez, el coordinador, dice: “Es impresionante y sistemática la agresión. Esta herramienta permite tomar conciencia”. Por lo pronto, este “monitor constante e inteligente para medir la temperatura de la violencia de género” quedará online y será mejorado.
Algunos ejemplos
*”¡Muy feliz día a todas
las madres!
Queremos seguir
construyendo un país
en el que todas
puedan disfrutar de
un presente y un
futuro con derechos,
paz e igualdad a lo
largo y ancho de la
Argentina”, escribió Victoria Tolosa Paz (UxP) el 15 de octubre. “En especial a las madres que entregan a sus hijas para que ustedes se las violen”, le respondió el usuario @IvanGrattone. El comentario contiene “un alto nivel de violencia” -analizó la IA-, tanto psicológica como sexual y simbólica, ya que “perpetúa el estereotipo de género de que las mujeres son objetos sexuales y carentes de poder”.
*”que fea que sos HDP ni la $ te pudo mejorar un
1% jajajaja”. Un ejemplo de violencia psicológica dirigida a Moreau, con el fin de “degradarla, humillarla y atentar contra su autoestima mediante insultos sobre su apariencia”. Fue una respuesta a un posteo de la presidenta de la Cámara de Diputados que criticaba el planteo de Milei sobre los “excesos” cometidos en la última dictadura. En el compilado de ejemplos que envían a este diario las estudiantes de Unsam ella es la víctima que más aparece. “Gorda impresentable”, “fea de mierda”, “vividora del estado“, “caradura”, “inútil” son algunos de los insultos que recibió previamente a los comicios.
*Ejemplo de violencia económica es la que recibió Silvia Lospennato (JxC) al cuestionar la nueva ley de alquileres. “Vos q te llevas mas de $1.000.000 x mes me podes pagar el alquiler?”, le contestó @LokaXBaires.
*”termina el colegio mamarracho, estas robando plata y no estas ni capacitada”: eso le dijeron a Natalia Zaracho el 23 de octubre, cuando festejaba el triunfo de UxP en las elecciones.
*”Seguí tirando la goma que es lo único que sabés hacer bien (aunque lo dudo)”, le espetaron a Marcela Pagano (LLA) el 16 de octubre, en un ejemplo de violencia psicológica
y sexual.
*El 8 de octubre Diana Mondino (LLA) escribía sobre los argentinos que viven en Israel señalando “confusión” respecto a la posibilidad de que recibieran asilo. Le respondieron: “Señora Doña Vieja
Chota, está querido
llamar la atención y
está dando
vergüenza. Por lo
pronto traten de no
tener nazis no
abogados de espías
iraníes en sus filas.
Chúpese tres
porongas”. Una reacción que contiene, de acuerdo al análisis, violencia psicológica y simbólica, con la particularidad de meterse con la edad de la candidata.
*A Alhue Gavuzzo (Frente de Izquierda) la mandaron a “laburar” cuando tuiteó sobre el cierre del Encuentro de Mujeres y Disidencias. Un caso de violencia psicológica por “menospreciar y ridiculizar” su participación política y “esfuerzo por defender ciertas causas”, y simbólica porque reproduce “estereotipos que sitúan a las mujeres como menos capaces en el ámbito político”.