La sequía ocupó un lugar central en el diagnóstico de la falta de divisas y sus consecuencias para la economía argentina desde fines de 2022. Si bien se la había comenzado a dejar de nombrar como una variable importante para las proyecciones 2024, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) volvió a ponerla en escena. Es que ya pasó un mes de iniciada la cosecha de trigo, y los números son malos: el clima volvió a golpear al cereal y la zona núcleo espera recolectar apenas 2,44 millones de toneladas en esta campaña, el segundo volumen más bajo de los últimos ocho años y superando por poco más de un millón de toneladas a la peor cosecha de la historia, la de 2022/2023.

Si bien aún no existe la estimación oficial de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP), la BCR se animó a calificar como “decepcionantes” los resultados que está dejando la cosecha de trigo en la región nucleo. “El ciclo triguero llega su final con malos números, mejores que el desastre del año pasado, pero muy lejos de lo que se esperaba a la siembra”, explicó en un comunicado la BCR. La cosecha será de 2,44 millones de toneladas, un 55 por ciento menos que los 3,8 millones proyectados por el organismo “con un clima normal”.

Más allá del impacto específico para el sector, que viene de un año muy difícil con una producción de menos de 1,5 millones de toneladas en la región nucleo como consecuencia de la extrema e histórica sequía que afectó al país, los datos comienzan a resonar en el Ministerio de Economía. Es que el próximo gobierno que asuma el 10 de diciembre deberá seguir de cerca esta evolución, porque las exportaciones de trigo son clave para acumular reservas hacia fin de año en el Banco Central, en un contexto de falta aguda de divisas y una renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en la que las reservas forman parte del tridente estructural del acuerdo (junto con el déficit fiscal y la emisión monetaria). En los últimos años sin sequía las exportaciones de trigo representaron durante el lapso diciembre-febrero alrededor de 10 por ciento del total de las ventas al exterior del país. Además, aportan al fisco el 12 por ciento del valor exportado en concepto de retenciones.

En los últimos años sin sequía las exportaciones de trigo representaron durante el lapso diciembre-febrero alrededor de 10 por ciento del total de las ventas al exterior del país. Entre 2015 y 2020, las exportaciones de trigo rondaron los 2500 millones de dólares anuales. En 2021, guerra de Rusia y Ucrania mediante, alcanzaron un récord de exportaciones de 4657 millones de dólares, pero apenas un año después – por efecto de la sequía- cayeron a 1450 millones. En junio, la BCR había estimado que las exportaciones podían alcanzar 2375 millones de dólares este año, aunque las nuevas proyecciones cambiarán este guarismo.

Las causas

Sequía y heladas son el combo que hace que la cosecha fina (aquella que protagoniza el trigo y se siembra entre mayo y julio, se cosecha entre noviembre y enero y tiene su temporada alta de liquidaciones entre diciembre y febrero) vuelva a arrojar números poco prometedores para la temporada actual. 

“Al inicio de la siembra, la necesidad financiera del sector tras la sequía obligaba a muchos a sembrar el cereal aún sin disponer del agua mínima requerida en los suelos (hacia fines de abril el 80 por ciento de los suelos de la región estaban entre sequía y escasez hídrica). Se esperaba alcanzar un rinde normal, esperando una rápida recargas en setiembre, pero no sucedió”, asegura la BCR y continúa: “La falta de agua acechó al cultivo durante casi todo el ciclo del cultivo, las lluvias importantes recién empezaron a producirse después del 20 de octubre. Las heladas llegaron en momentos sensibles y siguieron empeorando al cereal”. 

Situando estos datos en la reciente línea histórica triguera, se observa que, si bien hoy la producción muestra una recuperación respecto al año anterior, hay una caída del 50 por ciento respecto al promedio producido en las anteriores siete campañas. En términos de rinde, el trigo 2023/24 será de 27qq/ha, un 31 por ciento inferior al promedio de los últimos 5 años (39 qq/ha).

Cosecha gruesa

En los campos de Argentina se siembra principalmente soja, trigo, maíz, sorgo, girasol. Estos cultivos concentran mas del 90 por ciento del área sembrada en cultivos agrícolas extensivos. La cosecha fina de cultivos invernales, entre los que se destaca el trigo, sirve como puente de divisas hasta la cosecha gruesa ( principalmente la soja, el maíz, el girasol y el sorgo) que es la de mayor importancia en el país desde el punto de vista del valor económico de la cosecha. Comienza a sembrarse en septiembre y finaliza en enero según el cultivo. Su pico de liquidación es en el segundo trimestre del año.

En este caso,  la siembra de soja de primera avanzó aunque todavía se encuentra por debajo del promedio de los últimos cinco años. “Se espera que con las lluvias pronosticadas para los próximos días, impulsadas por el fenómeno de El Niño, la situación mejore ligeramente”, explicó la BCR. La producción de soja se proyecta en 50 millones de toneladas contra los 20 millones obtenidos en el ciclo anterior.



Fuente-Página/12