Los dermatólogos lo ven todo el tiempo. Los pacientes acuden con un cutis impecable, pero por debajo del cuello es otra historia.

A menudo, la piel del cuerpo está tan seca que “parece piel de cocodrilo”, mientras que la de la cara está bien hidratada, explica Ariel Ostad, dermatólogo estético de Nueva York.

Otros tienen manchas secas en la espalda u oscuras en manos y brazos, agrega Lauren Ploch, dermatóloga de Aiken, en Carolina del Sur.

Muchas personas descuidan el cuidado del cuerpo porque la cara es lo que normalmente se exhibe, dijo Ploch. Pero la piel del resto del cuerpo necesita tanta atención como la del rostro. A continuación te mostramos cómo darle lo que necesita.

Menos es más

La piel, el órgano más grande del cuerpo, tiene muchas funciones importantes. Regula la temperatura corporal y protege frente a problemas como la deshidratación, los daños causados por la luz ultravioleta y las infecciones por microbios potencialmente dañinos.

Según Ploch, cualquier problema cutáneo que pueda aparecer en la cara -sequedad, acné, daño solar, cáncer de piel- puede presentarse también en el resto del cuerpo.

De hecho, el melanoma suele aparecer en el pecho y la espalda de los hombres y en las piernas de las mujeres, según Ostad.

Cuando se trata de establecer una rutina de cuidado de la piel del cuerpo, menos es más, afirma Lindsey Bordone, dermatóloga del hospital NewYork-Presbyterian/Columbia de Nueva York.

Los dermatólogos sugieren esta rutina de tres pasos.

Paso 1: Limpieza adecuada

La frecuencia con que te duches depende de vos. Pero frotar cada centímetro de tu cuerpo con jabón cada día podría ser una exageración, especialmente si sos propenso a la piel seca o eczema, apunta Bordone.

La mayoría de los jabones contienen tensioactivos, que ayudan a eliminar la suciedad y la grasa, pero pueden degradar la barrera protectora de la piel y provocar sequedad o irritación, explica Ostad.

Por lo general, sólo es necesario enjabonarse todo el cuerpo dos o tres veces por semana. “Mis pacientes se quedan sorprendidos cuando les digo esto”, añade.

Sin embargo, hay que limpiar a diario las zonas que se ensucian o transpiran, como manos, pies, axilas, ingles y nalgas. Y Ploch sugiere lavarse todo el cuerpo con jabón a diario si tu trabajo requiere un contacto frecuente con personas o gérmenes, como en la sanidad o la educación.

Podés utilizar jabón corporal o en barra, pero asegurate de que sea un limpiador suave, dice Ploch. Ostad recomendó productos con glicerina, niacinamida, urea, ácido hialurónico o ceramidas, que son humectantes, o sustancias que atrapan y reponen la humedad en la piel.

Evitá los jabones antibacterianos, que pueden destruir las bacterias sanas que viven en la piel y “prepararte para una infección”, dice Bordone.

Tampoco son recomendables los exfoliantes corporales ásperos y los artículos con fragancia, que pueden irritar la piel.

Paso 2: Hidratar

Colocarse loción o crema por todo el cuerpo, especialmente en brazos, piernas, torso y zonas de difícil acceso como la espalda, es esencial para una piel sana, dicen los dermatólogos.

“Varias veces al día vienen pacientes quejándose de picazón en la espalda”, explica Ploch. “En dermatología lo llamamos picazón invernal“.

Hidratarse a diario protege y repara la barrera de la piel y la mantiene hidratada, minimizando la probabilidad de sequedad e irritación, sostiene Ostad.

Es posible que necesites hidratarte con más frecuencia durante los meses de invierno o si tenés tendencia a la sequedad cutánea, sugiere Bordone, o con menos frecuencia si tenés la piel grasa o con tendencia al acné.

Buscá cremas hidratantes con ingredientes humectantes similares a los de los limpiadores: ceramidas, ácido hialurónico, urea, glicerina y manteca de karité, que retienen la humedad, precisa Ostad. Si tenés acné, usá productos sin aceite.

El mejor momento para hidratarse es justo después de salir de la ducha y secarse con palmaditas, explica Bordone. Aplicá una crema hidratante espesa sobre la piel ligeramente húmeda para ayudarla a retener la humedad durante todo el día.

Paso 3: Aplicarse protector solar

Siempre hay que aplicarse protector solar en todas las zonas del cuerpo que vayan a estar expuestas al sol, como la cara, el pecho, los brazos, las piernas y las manos, enumera Ploch.

A menudo, los pacientes mayores tienen la piel clara en la espalda y la parte superior de los brazos, pero “de la manga para abajo, tienen manchas”, lo que es un signo de daño solar.

La mayoría de los expertos recomiendan utilizar un protector solar con FPS 30 o superior y reaplicarlo al menos cada dos horas.

El uso diario de protector solar protege la piel de los dañinos rayos UV, reduce el riesgo de cáncer de piel y minimiza los signos del envejecimiento, como las manchas solares, los cambios de pigmentación y las arrugas, indica Ploch.

Cuándo ir al dermatólogo

Consultá a un especialista si seguís sintiendo la piel tirante, seca o irritada incluso después de utilizar un limpiador suave y una crema hidratante a diario, explica Ploch. Podría tratarse de una afección cutánea, como acné, eczema o dermatitis de contacto.

Si te molestan las arrugas o las manchas solares, los dermatólogos también pueden recomendarte procedimientos cosméticos como bótox o tratamientos con láser.

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Fuente-Clarin