Foto Victoria Gesualdi
Foto: Victoria Gesualdi

Carolina Sambo es una pionera que con 21 años dejó su Mozambique natal y se convirtió en la primera mujer en llegar a la Argentina, en el marco del proyecto social que encabeza en ese país africano el sacerdote argentino Juan Gabriel Arias, para estudiar enfermería gracias a una beca, y que a pocos meses de recibirse proyecta regresar a su tierra para trabajar con personas que conviven con VIH/Sida y desnutriciòn.

La joven que ahora tiene 26 años llegó hace cinco a Buenos Aires, desde Xai-Xai, en la provincia de Gaza, y está cursando el cuarto año de la licenciatura en Enfermería en la Universidad Católica Argentina (UCA).

“Soy la cuarta persona de la misión del padre Juan en venir a la Argentina y la primera mujer”, cuenta a Télam.

Fue el padre Arias, que tiene a su cargo una misión católica en Mangundze, Mozambique, que recibe diferentes apoyos de la Fundación Messi, del papa Francisco, de médicos solidarios, de donantes anónimos, de Cascos Blancos y otras instituciones, quien le ofreció la posibilidad de estudiar en el país.

Foto Victoria Gesualdi
Foto: Victoria Gesualdi

“Charlè con el padre Juan y después hablé con mamá y con papá que me dijeron: ‘Si es lo que vos querés, anda a estudiar. Nosotros vamos a estar acá, del otro lado, apoyando en lo que podamos'”, dice en un español cuidado, que adquirió en estos años de vida argentina.

Y reconoce que “al principio tenía un poco de miedo, incertidumbre, angustia, pero también una alegría porque es una abertura a una nueva realidad que tenés que enfrentar, Yo no sabía cómo era Argentina, o sea, en dónde estaba y nunca había salido de mi comunidad”.

También reconoce que, al principio, le costó pasar del portugués -su lengua original- al español “porque me costaba soltarme a hablar”.

A Carolina le impactó “la cantidad de gente que hay acá. Yo salía a la calle y me volvía loca. Y no podía entender cómo la gente estudiaba en los bares, con tanto ruido, o en el colectivo, el tren”.

Ahora, ella también lo hace: estudia en bares y en el transporte público que la lleva a la UCA o a su trabajo en el centro porteño.

Ese impacto se entiende porque ella viene de una zona con características muy distintas, un entorno rural, tranquilo.

Foto Victoria Gesualdi
Foto: Victoria Gesualdi

En su casa, una palhota -construcción típica de esa zona, de forma circular- vivía con su mamá, que además del trabajo de la casa es costurera; con su abuela y con el papá que ahora trabaja como carpintero en Sudáfrica, y tiene cinco hermanos.

“Somos una familia un poco amplia”, resume.

Terminó el secundario en 2015 y comenzó a trabajar en el proyecto Covida de la organización World Vision.

“Es un proyecto que se dedica a ayudar a niños vulnerables que están en situación muy complicada, muy precaria. Entonces, con ese proyecto le ayudábamos a conseguir un uniforme, algunos zapatos, mochilas para ir al colegio, y también prestaba el servicio en el puesto de salud cuando llegaban con alguna enfermedad porque allá mucha gente joven, así como niños y adultos, viven con VIH”, comparte.

Datos de Unicef de 2022 indican que la prevalencia del VIH entre los adolescentes “sigue siendo extremadamente alto, alrededor del 6,2% en las niñas y el 2,5% entre los niños” y que “54.121 mujeres embarazadas y lactantes viven con VIH, recibiendo terapia antirretroviral”.

“Hay mucho contagio en el parto”, explica Carolina, lo que médicamente se conoce como transmisión perinatal del virus de una madre seropositiva a su hijo o hija durante el embarazo, el parto o la lactancia.

Luego de su trabajo en la ONG, la joven comenzó a estudiar contabilidad “una carrera administrativa, pero mi experiencia en el centro de salud y la propuesta del padre Juan, cambiaron mi vocación”. comparte.

Lo que hace el sacerdote es buscar familias argentinas que puedan recibir a estudiantes, acompañarlos en el proceso de adaptación al país mientras estudian en la UCA.

Carolina vivió primero con una mujer en el barrio porteño de Caballito y ahora vive sola en el conurbano bonaerense.

Trabaja en el centro médico que dirige el cirujano Jorge Arias (que no es pariente del sacerdote) que integra la Asociación Civil Misión Mangundze Salud, conformada por un grupo de profesionales de la salud de Latinoamérica y España que viaja a Mozambique a brindar asistencia gratuita.

Ahora mismo, el equipo de profesionales está en una nueva misión en el país africano.

Carolina es la cuarta joven que llegó a estudiar a la Argentina “y la primera mujer. Abrí camino porque ahora hay más mujeres que llegaron”, valora.

El grupo lo conforman Rivaldo Buque que estudia Administración de Empresa, Carolina Laice cursando la Licenciatura en Enfermería), y Mercilávia Mandlate en la carrera de licenciatura en Relaciones Internacionales.

“La educación pública existe en mi país, pero es muy difícil entrar, hay que tener dinero para pagar un privado; y en salud pasa lo mismo”, comparte Carolina.

Se reconoce amante de las milanesas argentinas, le gusta recorrer museos y, ya con cinco años en el país, entiende por qué es común que en el país se use el ‘negrita’ o ‘negri’ como un término afectuoso.

“Al principio creía que me discriminaban por mi color de piel, pero ahora lo entiendo, me gusta”, dice risueña.

También le costó procesar que “la gente me pregunte cosas personales, no estamos acostumbrados a eso en mi país”.

Agrega: “Tuve la oportunidad o tengo la oportunidad de conocer mucha gente buena y eso me impacta mucho, hay mucha gente solidaria, y aparte de eso, la educación que se da en Argentina es muy buena, muy buena”.

A Carolina le falta un año para terminar la licenciatura en Enfermería, y a la par hace cursos de lactancia y de gestión en enfermería.

“Yo quiero volver a mi país, quiero volver a ver a mi familia, extraño mucho. Quiero ayudar con los conocimientos que fui adquiriendo acá, ya soy enfermera profesional, estoy haciendo la licenciatura. Hay problemas de VIH, malnutriciòn, desnutrición, cólera y no hay médicos y, entonces, creo que desde lo que yo estudié puedo aportar para mis compañeros, para la comunidad”.

El último informe de la Oficina Parlamentaria para la Prevención y la Lucha contra el VIH/Sida de Mozambique, que resume el trabajo realizado desde octubre de 2022 hasta marzo de 2023, indica que 37.000 personas murieron a causa de la enfermedad y más de 150.000 pacientes abandonaron su tratamiento antirretroviral.

Misión de Mangundze

Para colaborar con la misión de Mangundze comunicarse con el sacerdote Juan Gabriel Arias a través de la cuente de la plataforma X (ex Twitter) @P_JuanGabriel o de Facebook: Juan Gabriel Arias.





Fuente Telam