La Comisión de Investigación de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, presidida por Navi Pillay, empezó a recolectar evidencias sobre crímenes de guerra cometidos por Hamas, otros grupos palestinos armados y las fuerzas de seguridad israelíes, desde el 7 de octubre.
“Las atrocidades de las que hemos sido testigos desde ese día aportan una urgencia sin precedentes a nuestras conclusiones y recomendaciones”, aseguró en un comunicado Pillay, quien fue Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos entre 2008 y 2014. La jurista sudafricana destacó, frente a los recientes acontecimientos, que “los civiles y las instalaciones civiles deben siempre ser protegidos, nunca son un objetivo legítimo y todas las partes deben cumplir la obligación de protegerlas con arreglo a la ley humanitaria internacional”.
Pillay hizo estas declaraciones al publicarse un informe de la comisión sobre violaciones de derechos humanos en el conflicto palestino-israelí que no aborda los hechos más recientes (comprende el periodo entre mayo de 2021 y agosto de 2023), aunque según la jurista, “muestra que el único camino para terminar con la violencia es mediante el respeto a la ley internacional. Para ello la presidenta de la comisión agregó que “se requiere enfrentar las causas originales del conflicto, incluida la ocupación del territorio palestino, y permitir a esa población que ejerza su derecho de autodeterminación”.
Graves violaciones humanitarias
El informe concluye que todas las partes del conflicto, incluidos Israel, la Autoridad Nacional Palestina y el “gobierno de facto en Gaza”, se negaron a tomar medidas de prevención para evitar víctimas civiles en dos años de violencia, exacerbando la crisis y “profundizando las divisiones y el odio”. Agrega que el lanzamiento de cohetes y morteros por parte de grupos palestinos armados hacia zonas pobladas por civiles constituye un crimen de guerra, aunque también califica como tal la respuesta “desproporcionada” de Israel a los ataques.
Según el informe, el bloqueo de la entrada de alimentos y suministros médicos en Gaza es una “violación de la ley humanitaria internacional”. Y subraya que las operaciones de seguridad israelíes en Gaza y sus incursiones en ese territorio palestino “buscan debilitar la oposición a la ocupación, fragmentar la cohesión política palestina y a largo plazo, evitar el establecimiento de un Estado libre palestino.
El documento denuncia la represión, a menudo letal, de manifestaciones palestinas por parte de las fuerzas israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este, y redadas y arrestos con un uso desproporcionado de la fuerza. La comisión abordó el asesinato en 2022 de la periodista Shireen Abu Akleh, concluyendo que “existen motivos razonables para creer que las fuerzas israelíes utilizaron fuerza letal injustificada” y que en la operación participaron equipos del Duvdevan, la unidad de élite de los cuerpos de defensa de Israel.
El documento reclama a Israel que garantice investigaciones imparciales, independientes y profundas sobre posibles violaciones de derechos humanos en Gaza, y al gobierno de Hamas en Gaza que pare con los ataques contra objetivos civiles. El jefe humanitario de la ONU, el británico Martin Griffiths, anunció que viajará a Oriente Medio este martes para tratar de negociar el acceso de ayuda a la Franja de Gaza.
El paso fronterizo de Rafah entre Egipto y Gaza es el único punto de entrada y salida del enclave que no está controlado por Israel. Lleva cerrado desde el martes, después de tres ataques israelíes en menos de 24 horas, que dañaron el cruce en el lado palestino.