Javier Milei hizo su campaña electoral repartiendo promesas de ajuste con cifras rimbombantes: prometió bajar 15 puntos del Producto Bruto Interno y dijo que el ajuste no lo iban a pagar las empresas, sino que recaería sobre “la política”. En diálogo Página|12, tres economistas de diversas escuelas y trayectorias trazaron una radiografía para observar el lado B de las promesas de Milei.
De la “consigna populista” al achicamiento del Estado
El director de EPyCA Consultores, Martín Kalos, sostuvo que esta promesa de campaña es una “consigna populista, demagoga”. Para el economista, esto se debe a que es una frase que no dice cómo se traduce y qué contenido se le da.
En el terreno de la especulación sobre qué puede significar “clase política”, tradujo: “El gasto de lo que se podría llamar de esta manera es muy reducido. Suponiendo que estamos sumando los salarios de todos los funcionarios nacionales -aunque el Estado no puede funcionar sin funcionarios y el propio Milei está armando una estructura de algunos cientos de funcionarios- sería el 0,05 por ciento del PBI”.
En este punto se puede pensar en que quizás no alcanza sólo con bajar salarios, sino con achicar el Estado y los supuestos “beneficios” de la “casta”, tal como apareció reiteradamente en el discurso de Milei. “Yo quiero la cantidad de funcionarios que se necesita para que el Estado funcione bien. No funcionarios mal pagos ni que tengan a su cargo tareas que no les incumben”, razonó Kalos.
La cuestión, señala, es hallar un punto intermedio para no perjudicar el funcionamiento del Estado. “En un esquema reducido, el mismo funcionario va a firmar aprobaciones de medicamentos y de currículums educativos mínimos para una materia. Por supuesto, tendrá asesores, pero necesitará un equipo muy amplio. No siempre menos funcionarios es mejor. Hay una cantidad razonable de funcionarios, que probablemente sea menor a la actual y mayor a la que propone Milei”.
Del “gasto político” a las privatizaciones y obra pública
Por su lado, el Director de Centro de Estudios Económicos de la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados, Fausto Spotorno, puso el eje en otros elementos que trascienden el tamaño del Estado y los sueldos de los empleados públicos, aunque en su cuenta, le dio un peso más importante a este elemento.
“Es un tema bastante amplio, de campaña. Lo que uno puede interpretar es que va a haber mayor ajuste en aquellas líneas de gasto donde pueda tener mucha más injerencia la política. Esa línea de gasto creo que la número uno es la obra pública, el déficit de empresas públicas, que son las dos grandes (YPF y Aerolíneas Argentinas), después algo en salarios de la administración pública y no mucho más”, comenzó la explicación.
Spotorno explicó que, según sus datos, los gastos salariales o de la administración eran, históricamente, 2 puntos del PBI, hoy son casi 2,5 puntos. Es decir, dijo, “se podría ajustar 0,5 puntos”.
En tanto a la obra pública, “si se hace de forma privada se puede reducir” 1 punto del PBI. Finalmente, en el déficit de las empresas públicas, según el economista, “hay casi 1 punto para reducir del PBI”. La clave en este punto está en el valor que puede generar el sostenimiento de las obras y empresas como YPF, por ejemplo, no sólo como dinamizador del empleo, sino también como puerta de acceso al ingreso de divisas, clave en medio de la restricción externa y el elevado endeudamiento producto, entre otras razones, de la millonaria deuda con el FMI que contrajo Mauricio Macri.
Por último, Spotorno puso la lupoa sobre todo en las privatizaciones: “Eso sí se puede interpretar como gasto político. Porque la mayoría de las empresas están hechas para perder plata porque se quiere tener precios de algunos bienes por abajo de su valor o porque, como en el caso de Aerolíneas Argentinas, es una estructura más política que de una empresa. Entonces, imagino que si eso se interpreta como gasto político ahí tenés un punto”.
¿Devaluación e inflación como parte del plan?
Pablo Manzanelli, investigador y coordinador del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA), añadió otros elementos a la definición de que el ajuste lo pagará la “política”. “Lo que uno supone es que, entre otras cosas, Milei va a desplegar un ajuste económico que excede el recorte en el gasto público, sino que abarca -devaluación y alza de la inflación mediante- un deterioro de los ingresos reales en general de los sectores populares”, comentó.
Además, dijo que “está claro que el ajuste estrictamente fiscal actúa más allá del sistema político y su financiamiento”. “Es muy probable que la reducción de la planta estatal (la mayoría trabajadores que garantizan el funcionamiento del Estado y sus servicios) vaya acompañado de la reducción de los salarios reales de los empleados públicos, de la disminución de los haberes jubilatorios a los que de mínima imagino que no se les va a sostener”.
Una pregunta sin respuesta sobre el ajuste de Javier Milei
Por último, Kalos dejó abierta una pregunta sobre el futuro ajuste de Javier Milei: “Se habla mucho de jubilaciones de privilegio. Esto es algo que está aprobado por el Congreso. Y en todo caso, algunos privilegios, si se sostienen, vienen por el lado de algunos impuestos que el Poder Judicial no paga. Eso está cuantificado en los últimos presupuestos. Eso lo dijo el propio Massa, que había que eliminarlos. Ese es un punto que habría que ver si Milei lo retoma como tema propio”.