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El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y obispo de San Isidro, Oscar Ojea, destacó que la Iglesia dio “un paso irreversible” en el Sínodo de la Sinodalidad que cerró en el Vaticano su primera fase tras un mes de trabajo, en el que religiosos y laicos de todo el mundo reflexionaron “con los pobres en el centro” y marcaron la importancia “de la escucha y el acompañamiento” para todas las personas que se han sentido lastimadas, en un marco de “fraternidad” entre los participantes.

“La Iglesia, en esta etapa del Sínodo de la Sinodalidad, ha dado un paso irreversible: el modo de caminar de la Iglesia tiene que ser un modo de caminar juntos como reflejo de esas mesas redondas en donde los cardenales y los obispos hablábamos de igual a igual con nuestros religiosos y religiosas, laicos y laicas”, planteó Ojea en entrevista con Télam al analizar la reunión en la que 464 miembros de la Iglesia, varones y mujeres, trabajaron durante todo octubre para aportar reflexiones sobre el futuro de la Iglesia.

Después dela publicación a última hora del sábado del documento de síntesis en el que se plantearon las principales preocupaciones de la Asamblea Sinodal y que servirá de base para la segunda fase que se hará en octubre de 2024 en Roma, Ojea destacó el paso dado “para seguir trabajando juntos y tomando conciencia de la corresponsabilidad que tenemos todos de predicar el Evangelio y llevarlo a todo rincón”.

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“En ese sentido creemos que este camino emprendido es irreversible”, sostuvo el obispo, uno de los seis miembros de la Iglesia argentina que participó con derecho a voto en una asamblea en la que por primera vez en la historia, por decisión del Papa, también las mujeres tuvieron derecho al sufragio.

“En segundo lugar me pareció realmente importante el renovar la decisión de poner a los pobres en el centro del camino de la Iglesia, para poder predicar el reino de Dios con credibilidad y transparencia”, remarcó Ojea, en línea con el mensaje que dio Francisco este domingo durante la misa de cierre del Sínodo.

En referencia al documento, el presidente de la CEA consideró “fundamental” al “capítulo dedicado a los pobres que están en el centro de la Iglesia”.

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Foto: Pablo Añeli

En un documento en el que abre las puertas de la Iglesia sin discriminaciones, Ojea consideró “en tercer lugar, esta vocación al acompañamiento y a la escucha a las situaciones complejas, difíciles que tiene que afrontar cada ser humano”.

“La Iglesia es presentada como una casa de familia, con una preocupación particular por los que se han quedado sin hogar” al tiempo que “la Iglesia da un paso importantísimo para el diálogo, que es la escucha, el acompañamiento sin juzgar ni prejuzgar para que todos aquellos que se han sentido lastimados por la Iglesia y en la vida puedan sentirse verdaderamente acompañados por los miembros del cuerpo de Jesús”, agregó el obispo.

“La Iglesia da un paso importantísimo para el diálogo, que es la escucha, el acompañamiento sin juzgar ni prejuzgar para que todos aquellos que se han sentido lastimados por la Iglesia y en la vida puedan sentirse verdaderamente acompañados por los miembros del cuerpo de Jesús”

“Esta recomendación de la creación del ministerio de la escucha como un servicio clave en la vida de la Iglesia me ha parecido realmente importante”, subrayó Ojea luego reflexionando sobre otra de las propuestas lanzadas por los participantes del Sínodo que será parte de los debates de la segunda fase del encuentro.

En diálogo con esta agencia, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina ponderó también “el espíritu que se destacó durante todo este mes, de verdadera fraternidad, de respeto”.

“Hay que pensar que hemos estado reunidos con hermanos que pertenecen a diócesis que tienen problemas distintos a los nuestros, como las Iglesias de Oriente, las asiáticas que son Iglesias jóvenes; o las africanas, que viven otras realidades”, argumentó.

Ojea destacó así el diálogo que se dio con algunas Iglesias de las que “muchas viven siendo el catolicismo minoría, conviviendo con musulmanes generalmente, con personas de otros credos, con todo el tema interreligioso, el testimonio y el martirio, que las hacen sumamente fuertes y entusiastas con el Evangelio, viviendo otras problemáticas”.

“No podemos creer que nuestros problemas son los únicos”, sostuvo.

Además de los temas específicos de la experiencia sinodal, y también en línea con los recurrentes llamados del pontífice, Ojea planteó que “en esta larga reunión no estuvo ausente la preocupación por lo que esta sucediendo en el mundo en este momento y la atención continua a los estallidos de guerra que ya forman parte de la tercera guerra mundial de a pedazos como la llama el papa Francisco.

Esta realidad nos golpeó profundamente cuando estalló el terrorismo de Hamas en Israel y luego la reacción israelita en Gaza, todo esto realmente nos lleva a vivir picos de violencia tremenda”, lamentó el presidente de los obispos del país.

“Hemos podido ver videos de niños corriendo detrás de sus mamás cuando caen las bombas en Gaza: eso realmente nos ha sobrecogido y es un un nuevo golpe al corazón de la Iglesia para cuestionarnos nuestro lugar y nuestro rol en este momento tan complejo de la vida del mundo y la humanidad”, concluyó.





Fuente Telam