Atravesar la oscuridad y mantener el “compromiso con la vida”. Transformar en esperanza las vivencias del horror que definen los tiempos más cruentos de nuestra historia reciente marcada por la dictadura cívico militar (1976-1983) y por la guerra de Malvinas (1982), y poder transmitir esta experiencia como un ejercicio de memoria, en el marco de los 40 años de democracia. Esa fue la propuesta que llevaron adelante dos sobrevivientes de estas tragedias nacionales: Miguel Savage ex combatiente y autor del libro Malvinas, sobrevivir y honrar la vida (editorial El Ateneo, 2023), y Hugo Soriani, ex preso político, autor de “Las cartas del Capitán” (editorial Octubre 2023) y director general de Página/12.

Convocados por el versátil músico santafesino Lucho Milocco, en un conversatorio realizado en la Sociedad Italiana de Sastre –provincia de Santa Fe–, este sábado a la noche, los autores compartieron similitudes de sus experiencias que hablan de poder alumbrar el presente luego de transitar la adversidad.

Del evento, que el público siguió en respetuoso silencio, solo interrumpido por las risas frescas provocadas por el humor de los autores –“el humor negro nos salvaba”, acertó Soriani en el intercambio con los presentes–, también participó en forma virtual, a través de los temas que dedicó especialmente a los autores y al público presente, otro santafesino: León Gieco.

Gieco fue un artífice casi involuntario de esta reunión tras involucrarse en la grabación del hermoso tema que Milocco compuso con la historia del pullover que protegió al final de la guerra al soldado Savage: “Lana”. El tema fue interpretado en vivo, y en una hermosa versión, por Milocco, al final de una noche inusual y enriquecedora. La performance en escena confirmaba la intención del encuentro: el dolor puede dar paso al impulso vital. Hoy se le llama “resiliencia”. Y en este caso expresa a la memoria que persiste, expone la verdad y no cesa en la búsqueda de justicia.

Este espíritu animó el encuentro entre Savage, Soriani y Milocco, acompañados por el historiador local Nahuel Morales. Y logró producir la magia de esos momentos donde la resistencia al olvido de la historia, repara, aunque duela, y ofrece la esperanza necesaria para seguir y transformar el presente.

Pensar el futuro desde la adversidad

Las torturas que los mandos militares imponían a los soldados en las islas, sin reparar en el hambre, el frío o en la inutilidad de las armas que portaban, se destacaron entre los recuerdos de Savage. Soldado del mítico Regimiento 7 que resistió al embate ingles en lo que se conoce como “la gran batalla final” durante la noche del 11 de junio de 1982, este sobreviviente pudo contar cómo recuperó el timón de su vida luego de volver al continente, y tras veinte años sin hablar del tema.

Soriani, quien fue detenido en 1974 por su militancia política de izquierda mientras hacía “la colimba” y cuando le faltaban solo 10 días para su baja, contó algunos momentos de su paso por las cárceles de Magdalena, Caseros, Rawson y Devoto, durante los 9 años de su cautiverio, sin que mediara un juicio para esto. Y se detuvo, no en las torturas –que las hubo, como explicó— sino en la noche en que fueron liberados, a partir de una pregunta de Savage sobre los sentimientos que afloraron tras su liberación.

Eran 42 sobrevivientes, contó Soriani, y el destino los llevó frente a un salón donde se celebraba un casamiento, en Playa Unión, provincia de Chubut: comieron torta, incluso hubo algún brindis, gracias a la pericia musical del también liberado y ex sacerdote Santiago Mac Guire, que pidió entrar al festejo de la boda para tocar al piano el Ave María.

Así, desde ese inicio como jóvenes soldados que luego pudieron trasladar a sus textos estas vivencias, fueron presentados por Angela Bonacea, del directorio de la Biblioteca Popular General San Martin, de Sastre. Fue antes de recibir a la intendenta María del Carmen Brunazzo quien les entregó a los visitantes el reconocimiento como “huéspedes de honor” de la ciudad.

“Éramos soldados conscriptos, los dos, y teníamos a los mismos jefes” definió Soriani abarcando metafóricamente en “los jefes” a los mandos militares genocidas. “Y todo tiene el mismo sino, por eso tenemos la obligación de contar lo que pasó, y los 40 años de democracia sirven para reafirmar nuestra vocación cívica contra la voracidad y la inclemencia militar”, sostuvo sobre la actividad organizada por la Biblioteca Popular de Sastre junto con El Desarmadero, un espacio cultural gestionado por la familia de Lucho Milocco, que sufrió una tragedia donde murió su hermana Guillermina y su hija.

Hoy El Desarmadero es un espacio donde “se respira magia y creatividad”, coinciden los vecinos. “Y estar con ustedes aquí es parte de un sueño que se construyó en ese camino”, añadió Milocco desde el escenario. El inicio de este evento “fue durante la pandemia cuando la muerte estaba muy presente en nuestra sociedad”, sostuvo. “Pero lo traumático puede ser transformado por el amor, no un amor naíf –advirtió—, porque las de Hugo y Miguel no son historias ingenuas, sino de fortaleza, son historias de quienes pudieron sobreponerse al horror”.

Luego de repasar que hubo un primer encuentro “conmovedor –dice Milocco–, porque esto surge de la perdida”, todo comenzó a fluir. Savage agrega que en pandemia mucha gente lo llamaba para “ver cómo sobrevivir al dolor”, pero el encuentro con Milocco fue especial. De ahí surgió “Lana”, detalla, y luego “este conversatorio que nace de dos colimbas sufriendo, conscientes de que si no hablamos de esto, en estos tiempos de negacionismo, la historia nos puede volver a voltear, como sociedad”, puntualiza.

La dignidad, entre las coincidencias

“Somos sobrevivientes” coincide Soriani. Hay mucho en común entre estas dos experiencias de vidas al límite. Por eso hoy las rescatan “para celebrar estos 40 años de democracia ininterrumpida” insiste el autor de Las cartas del Capitán. Su periplo comenzó siendo conscripto “durante el gobierno de Isabel”, cuando quedó detenido. Después vino el golpe –dijo–, y el país se tiñó de sangre. “Mi padre era militar, pero teníamos una relación muy amorosa. Murió en 1989 y aunque discutíamos mucho, nunca me abandonó. Aunque nunca me dio la razón”, se sincera, provocando las primeras carcajadas de la noche.

Y destaca junto con Savage, como otro gran sostén, el vínculo con el mundo exterior: la familia, los amigos. Algo que su padre “el Capitán Soriani” lo incentivó a sostener a través de la correspondencia que Soriani hijo pudo recuperar, al fallecer su madre, y se convirtió en eje de su libro. Para Savage la relación epistolar también fue decisiva. Y aunque había decidido no contarle a su familia lo que ocurría, un día decidió “contarle todo” a su amigo Ricky. Esa carta viajó a Buenos Aires “en el mismo sobre donde puse la carta a mi mamá”. Así, su familia “se enteró de todo”. Fue “la noche del histórico recital por Malvinas, en Obras Sanitarias, donde León cantó ‘Solo le pido a Dios’, y mientras Ricky lo escuchaba de lejos, en su casa de Núñez, mi vieja lo llamó y le contó llorando toda la verdad”.

El momento fue propicio para escuchar al propio Gieco, en el video con el tema que le dedicó a Savage. Y “Solo le pido a Dios” volvió a emocionar a quienes compartían la noche santafecina. Con un final distinto, en este caso, las tapas de la revista Gente que Milocco y Morales mostraron al público con tristes frases célebres como: “Estamos ganando”. “Eran todas mentiras y las sociedad se sintió estafada” reflexionó Savage. Para agregar: “No me puedo imaginar lo que es estar 10 años preso”, en relación a la experiencia de Soriani. “Es difícil imaginar la vida en estas condiciones”, repasó el ex combatiente, para luego preguntarse si en la dignidad con que se asume la vida, puede buscarse la fuerza que da sostén a los sobrevivientes.

Una respuesta llegó desde otro tema de León, el que le dedicó a Soriani: “Días peligrosos”, de su último disco El hombrecito del mar. Allí Gieco sostiene: “El destino desde lo alto decide”. Así termina esa canción. Y Soriani añadió entonces: “Acá decidió que Miguel y yo estuviéramos vivos”.       



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