En una asimilación política de los modelos de Patricia Bullrich y Javier Milei, el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, criticó tanto los proyectos libertarios de la dolarización directa como el bimonetarismo que propone Juntos por el Cambio, al que calificó como “dolarización cobarde”. Aseguró a la vez que la defensa de un proyecto industrial requiere “recuperar el valor de la moneda”.
En el marco de la celebración del Día de la Industria, celebrado por la Unión Industrial Argentina (UIA) en la localidad de Paraná, Entre Ríos, el ministro criticó además el endeudamiento que generó el Gobierno de Mauricio Macri y explicó que gracias a la colecta de dólares que logró en las últimas dos semanas el Banco Central, pudieron liberarse en la jornada “todas las SIRAs (Sistema de Importación de la República Argentina) para todas las pymes” que estaban pendientes.
En el evento, donde expuso luego del titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja -con quien tuvo un contrapunto por el pago del bono a trabajadores registrados-, Massa puntualizó la importancia de contar con una moneda propia fustigó a quienes proponen opciones diferentes al advertir que “los que creen que en la Argentina tiene que haber un proyecto industrial, tienen que apostar a recuperar el valor de la moneda. En esa línea, sostuvo que eso se logra “vendiendo más de lo que compramos”.
Fue allí donde hizo eje en la descripción de lo que, entiende, son dos modelos muy similares. El ministro candidato criticó tanto a la dolarización como a “la dolarización cobarde, que es hacer circular las dos monedas (el peso y el dólar), porque todos sabemos que el más fuerte se come al más débil” y que de esa manera se pierde la capacidad de actuar sobre “los costos, los impuestos y las tasas” y se terminan “destruyendo los procesos industriales”.
Y concluyó que “cuando no sos emisor de tu moneda, no fijás la tasa de interés y como tenemos que pedir prestada esa moneda, tenemos que pagar más”.
Las importaciones y los precios
Hay dos puntos de choque entre los industriales y el Gobierno. Uno son los precios y el otro las importaciones, que venían paradas por falta de divisas. Massa contó ante la UIA que por la mayor existencia de dólares, se abrieron las pendientes para las pymes.
La decisión, explicó, se tomó a partir de que agosto “fue el mes de mayor acumulación de reservas del Banco Central” en 17 años y permitirá darle mayor agilidad al sistema de revisión de importaciones. Puesto en números, agosto “fue el mes de mayor acumulación de reservas del Banco Central dese agosto de 2006, con casi US$ 2.000 millones” y eso permitió flexibilizar algunas restricciones al comercio exterior.
Por otra parte, admitió diferencias con Funes de Rioja -que lo precedió en el uso de la palabra- pero destacó que el directivo, más allá de sus críticas a la implantación de la asignación de 60.000 pesos a los trabajadores en dos pagos con los sueldos de agosto y septiembre, precisara que “se protesta, pero se paga”. Massa contó que el empresario expresó eso, en esos términos, en una charla privada. Antes de Massa, Funes había usado términos menos elocuentes al manifestar que “nosotros siempre cumplimos con la ley”.
Precisamente, en referencia a las discusiones con la dirigencia industrial, Massa expresó que “a veces nos toca administrar tensiones”, al tiempo que calificó al cepo cambiario como “espantoso” y expresó que no le gustaba el esquema de permisos de importación a través del SIRA, pero que debió recurrirse a ese mecanismo en medio de “la peor sequía de la historia argentina”.
“Honrar deudas defendiendo el trabajo”
En otra parte de su discurso, el funcionario criticó el rol del Fondo Monetario, al que volvió a comparar con la figura de un síndico en un proceso de convocatoria de acreedores, pero al mismo tiempo valoró que en 2024 el país recuperará “su libertad desde el punto de vista de la cuenta comercial” con la posibilidad de contar con “una matriz energética mucho más competitiva”.
En cuanto a la relación con el FMI, indicó que “en 2018 con el crédito de US$ 45.000 millones, la Argentina entró en convocatoria y desde ese momento convivimos con un síndico que cada 90 días nos mide las cuentas y plantea situaciones que son un problema”. En ese sentido, advirtió: “tenemos que honrar las deudas, pero defendiendo el trabajo argentino, la industria nacional y, sobre todo, la soberanía de las decisiones”.
“Por eso nos llevó cuatro meses la discusión, porque defendemos la industria nacional y la capacidad de tomar decisiones, porque una cosa es tomar deuda y otra ir al almacén con el manual del almacenero y rendirse”, señaló.